Capítulo 54
1676palabras
2023-08-15 00:02
Cirino sonríe, me empuja a la cama, me abraza y me dice que nunca había tenido un cómplice y que está muy emocionado de hacerle una broma a Gonzalo. Correspondo el gesto a la par que una ola de aprecio me llena, ya que nunca había sentido que encajaba en algún lugar. No obstante, me siento querida al quedarme en la manada de Gonzalo, planear travesuras con Cirino y ver cómo los otros lobos me defienden cuando estoy en peligro.
A pesar de que he leído muchísimos libros, jamás había experimentado de cerca las emociones que leía. Si te sumerges demasiado en la ficción, empiezas a cuestionar lo que es real y lo que no. Me di cuenta de que el amor y la verdadera amistad existen, solo que tienes que dejar tu mundo de fantasías para encontrarlos.
Comienzo a llorar en lo que revivo todo el crecimiento emocional que he tenido, a lo que mi amigo se pone rígido y me suelta de inmediato para ver cómo estoy. Una vez que atisba mis lágrimas cayendo por mis mejillas, abre los ojos como platos.

"¡No, no! ¡M*ldición! ¿Por qué estás triste? ¡Mi*rda! ¡Gonzalo me va a matar!", Cirino me incita a sentarme en el borde de la cama y frota mis brazos en un intento de consolarme. Al cabo de unos segundos, continúa tratando de calmarme, y la desesperación en su mirada me hace reír.
"¿De qué te ríes? ¡Car*jo, no entiendo a las chicas!".
Me limpio las mejillas y le sonrío antes de explicarle: "Eran lágrimas de felicidad. Nunca había tenido una amistad como la nuestra y estoy muy agradecida de tenerte como mi amigo".
Relaja los hombros tan pronto como cesa su pánico, deja escapar un suspiro y pasa los dedos por sus desordenados rizos marrones. "Si quieres mantenerme como tu amigo, no vuelvas a llorar. ¡Cielos, eso fue aterrador! ¿Te imaginas que Gonzalo hubiera entrado a la habitación justo cuando estabas llorando? ¡Estarías planeando mi funeral!".
"Deja de ser tan dramático", lo empujo del hombro con suavidad. Sin embargo, dado a su personalidad tan característica, se deja caer de la cama dramáticamente y finge que lo lastimé.
"¡Auch! ¡Me lastimaste!", exclama en voz alta y, por suerte, nadie en la casa parece escucharlo o tomarlo en serio.

Poco a poco, se levanta del suelo y extiende su cuerpo de forma horizontal en el colchón.
"Ya verás cuando Gonzalo te marque. De esa manera, podrá sentir cada vez que llores, y será mejor que le prepares una explicación convincente antes de que me haga trizas".
Realizo una pausa y levanto la vista del edredón blanco, pues jamás había oído el término que acaba de mencionar. ¿A qué se refiere con «marcarme»? ¿Qué significa?
Como el desconcierto se hace evidente en mi expresión, Cirino se queda boquiabierto y me observa con incredulidad.

"¿No sabes lo que es «marcar»?".
Con suma curiosidad, niego con la cabeza. Mi amigo no puede creer que no conozca el término, así que se levanta de la cama, corre hacia la puerta y la abre. Luego, mira hacia los lados un par de veces para cerciorarse de que nadie esté escuchando nuestra conversación. Una vez que se asegura de que no hay nadie cerca, cierra la puerta y vuelve a sentarse a mi costado.
"¿Cómo es que Gonzalo no te lo ha explicado? ¡Es sumamente importante!".
"¿De qué se trata? ¿Es algo malo?", la ansiedad empieza a invadirme. La forma en la Cirino le está dando tanta importancia a ese concepto me pone demasiado nerviosa.
"¡No! ¡No es nada malo! Es solo una cosa muy importante que comparten los lobos cuando encuentran a su alma gemela. Es algo bastante… íntimo, y creo que ya ustedes están preparados para eso", Cirino deja escapar un gran suspiro antes de murmurar: "Gonzalo me va a matar".
Me inclino hacia delante, coloco las manos sobre sus hombros para darle una pequeña sacudida, lo contemplo de manera intensa y sigo esperando a que me lo explique todo.
"Te lo voy a decir porque sabes que no soy bueno guardando secretos. Además, él debió explicártelo desde un principio", se aclara la garganta y comienza: "En pocas palabras, hay tres pasos principales en una relación entre licántropos. El primero es «el encuentro», que es cuando hacen contacto visual y al instante se crea el vínculo de pareja inicial. Luego, está la «marca» y, por último, el «apareamiento»".
"En el segundo paso, los licántropos se deben marcar el uno al otro, pero en tu caso, solo Gonzalo debe morderte el cuello para sellar el vínculo y reclamarte como su pareja de forma permanente".
Me levanto y me alejo de la cama antes de que Cirino termine la oración. ¡¿Qué quiere decir?! ¡¿Cómo que Gonzalo me tiene que morder el cuello?! ¡Ay, noooo! ¡No puede seeer! ¡Tiene colmillos muy afilados! ¡Lo más probable es que muera desagrada si es que no me rompe el cuello antes! ¿Acaso Cirino no está consciente del gran tamaño de Gonzalo? ¡Podría aplastarme como un insecto en cuestión de segundos! ¡No quiero que nadie me muerda como si fuera un m*ldito vampiro! Camino de un lado a otro en toda la habitación mientras el miedo me domina por dentro y por fuera.
"¡Lo sé! Es precisamente por eso que Gonzalo no te lo ha dicho, tiene miedo de cómo vayas a reaccionar. Sin embargo, es una parte importante de nuestra cultura. Mira, Alpidio ya me marcó, ¿lo ves?", Cirino inclina la cabeza hacia un lado y señala la curvatura de su cuello. Me acerco y entrecierro los ojos, ya que no veo nada en primera instancia. No obstante, jadeo tan pronto como distingo la cicatriz plateada y paso los dedos por la zona. ¡Es una marca enorme de mordedura que ocupa gran parte de su cuello!
Cirino se muerde el labio y se aleja al percibir mi tacto.
"¡Lo lamento! ¿Te duele?", me disculpo, esperando no haberle lastimado o algo por el estilo. A juzgar por cómo luce la mordedura, parece haber sido bastante dolorosa. ¿Por qué dejó que Alpidio le hiciera semejante cosa?
"No duele. Más bien, es todo lo contrario", las mejillas de mi amigo se ponen tan rojas como un tomate con la sola mención de la marca, así que me quedo confundida.
"¿Qué quieres decir?".
Sacude la cabeza, entierra la cara entre las manos y exhala con pesadez.
"No debería ser yo quien te lo explique, ya que es bastante incómodo", se destapa el rostro, me contempla, señala mi cara y advierte con seriedad: "Prométeme que no te vas a reír. Todo lo que te voy a decir es algo importante para los hombres lobo, ¿entendido?".
Asiento con la cabeza y lo insto a que continúe.
"Bien… En realidad, la mordida en el cuello se siente bien. A pesar de que es un tanto doloroso al principio, se vuelve placentero con el pasar de los segundos, y aquello se debe a que conecta tu mente con la de tu pareja y permite que sus emociones se entrelacen. Puedo sentir lo mismo que Alpidio todo el tiempo, y él también percibe mis emociones, así que, si sigues tocando mi marca…".
Me quedo perpleja cuando ato los cabos sueltos. ¿Eso significa que se exc*ta cuando toca la marca? Me parece una parte extraña del cuerpo para…
De pronto, llevo las manos a mi cara al caer en cuenta de que Gonzalo ha estado besando mi cuello y acariciando mi rostro desde que lo conozco. ¡Pensé que solo le relajaba hacerlo, pero ahora sé que eran sus instintos de lobo queriendo marcarme! ¡Santos cielos!
Mi corazón se acelera y empiezo a emitir jadeos pesados. Si permito que Gonzalo me marque, podrá saber cómo me siento todo el tiempo, ¡y yo seré capaz de descifrar sus emociones! Si se lo pasa enojado casi siempre, ¿significa que sentiré eso? ¿Cómo sería posible? Aparte, soy una humana, ¿funcionará de la misma manera para nosotros?
Vaya, ¡ni siquiera puedo creer que esté considerando dejar que me clave los colmillos en mi cuello! ¿Acaso me he vuelto loca? Si bien confío en Gonzalo, no estoy segura de si puedo confiar en su lobo.
"Creo que estás entrando en pánico. Vamos, respira hondo, todo lo que tienes que hacer es mencionárselo a Gonzalo con delicadeza y conversar al respecto. Como no quiere obligarte a hacer algo que no desees, lo más probable es que se esté conteniendo en explicártelo. Has notado que se ha vuelto más empalagoso últimamente, ¿verdad?".
Asiento con la cabeza ante la pregunta de mi amigo y me dispongo a analizar la situación en lo que recorro la habitación con la vista. Ha estado queriendo comprobar cómo estoy en todo el día, no quería que estudiara con Cirino y nos visitó varias veces mientras estábamos repasando los apuntes de la clase de psicología en la cocina.
Entonces, Cirino continúa: "Esa actitud tan protectora es su instinto queriendo marcarte. Casi mueres, Triana, así que necesita sentir que está cerca de ti de manera emocional. De hecho, me sorprende que te haya dejado sola. Algo similar me sucedió con Alpidio antes de que me marcara, y no reaccionó tan bien como Gonzalo…", sonríe con añoranza ante el recuerdo.
Trago saliva, ya que siento que se me seca la garganta de tanto preocuparme. En verdad necesito hablar de esto con Gonzalo, no puedo creer que no me lo haya contado. Parece un avance muy importante para nuestra relación, y su falta de confianza en mí me decepciona un poco. Iba a entrar en pánico sin lugar a duda, pero, aun así, me hubiese gustado que fuera mi novio quien me instruyera en la cultura de los licántropos en lugar de mi mejor amigo. Cielos, jamás pensé que una frase similar se formaría en mi mente. Supongo que seré yo quien tome la iniciativa en hablar del tema.
"Un momento. Habías mencionado otro paso en el emparejamiento. Dijiste el encuentro, la marca y… ¿Cuál era el tercero?".
"El apareamiento. Se trata del s*xo, Triana".
Me sonrojo tan pronto como lo escucho.