Capítulo 47
1569palabras
2023-08-09 00:02
"¿Estás listo?", Emanuela me pregunta, agarrando mi mano y dándole un fuerte apretón. Contemplo sus ojos marrones que son idénticos a los míos y estoy muy agradecido con ella. Pese a que no le importa si Triana vive o muere, está dispuesta a arriesgar su vida para hacer que me sienta mejor.
No crecimos en un hogar afectuoso, ya que nuestra madre es estricta y rencorosa; nos enseñó a una temprana edad que éramos mejores que las demás criaturas supernaturales y que siempre debíamos demostrarlo. La razón por la que hay tan pocos brujos vivos es porque la mayoría nacen con casi ningún poder. Nuestro linaje se ha diluido tanto que aquellos con magia poderosa son escasos y distantes entre sí. Mi hermana y yo somos un caso especial.
"Sí, estoy listo", cierro los ojos e iniciamos el canto.
"Videtur. Inveniet Triana. Videtur. Inveniet Triana".
Luego de repetir las frases unas cuántas veces más, percibo que la magia va cobrando vida bajo mis dedos. El típico tono o energía azul se va expandiendo a través de nuestro interior y comienza a brillar a medida que hace efecto. Aunque me invade las náuseas habituales que acompañan un viaje en portal, aprendí a contener mi vómito después de practicar lo suficiente esta clase de traslados multidimensionales.
Tal y como lo esperé, Emanuela y yo nos dirigimos a la manada. Podemos transportarnos de dos maneras: a un lugar en específico o hacia una persona. Debido a que elegimos el paradero de Triana, no sabía a dónde nos trasladaríamos. No obstante, después de observar la habitación con decoraciones masculinas, es fácil deducir que estamos en la casa de una manada, más específicamente en la habitación del alfa.
Cuando la magia desaparece, un estruendo profundo resuena en el lugar, y antes de que el volumen alcance un nivel alarmante, Emanuela lanza un hechizo silenciador justo como lo practicamos.
"¡Silentium!".
Lo que hace el hechizo es envolver la habitación en una especie de burbuja, de modo que nadie pueda percibir los sonidos de adentro. De esta manera, si hubiese guardias afuera, no se percatarían de nada malo. Como sabemos que los lobos cuentan con ese m*ldito enlace mental, lanzamos otro hechizo.
"Somnum", murmuro y, realizando un movimiento de la muñeca, provoco que una magia azul claro cubra al licántropo con el que originalmente iba a entablar una amistad. A decir verdad, estoy agradecido de no haber tenido que interactuar con él, ya que se ve demasiado hiperactivo y sería muy problemático ser su amigo.
Cirino cae al suelo como un saco de ladrillos y se golpea la cabeza. "Uf, le va a doler bastante cuando se despierte más tarde", Emanuela se ríe, se cruje los dedos y enfoca su atención en la chica que vinimos a buscar. Triana luce asustada, pero tan pronto como sus ojos se posan en mí, se enfada. Se arrodilla enfrente del lobo para comprobar que todavía respira, y una vez que se cerciora de que está vivo, se levanta y se acerca a mí.
"¡¿Qué le hiciste?!", grita y trata de intimidarme. A pesar de que no representa ni una pizca de amenaza para mí, permito que se desquite conmigo si es lo que necesita para controlar sus emociones. Lo siguiente que hace es empujarme con bastante fuerza, y si bien soy más fuerte que cualquier humano, me toma por sorpresa y retrocedo unos pasos antes de recuperar el equilibrio.
No estoy acostumbrado a que me confronten. Como tengo demasiada fuerza y soy capaz de herir con facilidad a cualquier ser sobrenatural, los demás no se atreven a atacarme al sentir mi aura. Ahora que una humana insignificante piensa que me puede lastimar, me resulta hasta gracioso. Aunque no presto atención a todo lo que espeta, escucho palabras y frases como: «pesadillas», «brujo imb*cil», «¿cómo te atreves?». Me alivia que se haya dado cuenta de lo que soy, pues ahora no tengo que ocultarle nada.
Cuando intenta empujarme de nuevo, mi hermana la detiene con su magia.
"¡Lactus!", Emanuela hace que Triana quede frotando contra la pared, justo al otro lado de la habitación. Entonces, mi hermana camina despacio hacia ella como si estuviera acechando a su presa.
"¡Jamás vuelvas a tocar a mi hermano de esa manera!", continúa moviéndose hasta que llega a donde Triana, quien se encuentra temblando. Si bien se nota que la chica trata de ser valiente, es obvio que está aterrada. No soporto verla así, se supone que vinimos a salvarla, no a intimidarla más.
"Emanuela, suélt…".
"Ay, pobrecita, ¿ya te cansaste?", mi hermana se burla en la cara de Triana. "¿Quieres tomar una pequeña siesta?", los ojos de Triana se abren como platos a la par que sacude la cabeza con lentitud.
Emanuela se carcajea, retrocede y hace que su magia salga a la superficie, revelando un color azul en la punta de los dedos. "Soy capaz de hacerte lo mismo que a ese bello durmiente", señala al licántropo inconsciente. "Haré que duermas profundamente si te sigues quejando".
"¡Suéltame, bruja malvada!", Triana protesta y lucha por zafarse del agarre mágico. Patea en el aire y se retuerce en un intento de liberarse mientras sus ojos se llenan de lágrimas de frustración.
"De acuerdo. Si eso es lo que quieres, te daré el gusto…".
"Emanuela, no te atrevas a…", trato de evitar que suelte a Triana de golpe, sin embargo, la libera de todos modos, ocasionando que caiga y que sus rodillas ya lastimadas impacten de forma pesada contra el suelo. Como sus heridas vuelven a abrirse, siento una necesidad inmensa de ayudarla, y no es hasta que mi hermana se acerca a ella una vez más que pierdo el control.
"¡Rigescunt indutae!", dado que mi hechizo detiene cualquier movimiento de mi objetivo, Emanuela se inmoviliza. Mi hermana se enfurece y me fulmina con la mirada, pero sé que se va a calmar pronto. Estuvo a punto de lastimar más a Triana, y no vinimos para eso.
Ver a Triana herida me llena de culpa y remordimiento. Con solo un vistazo, noto que las bolsas debajo de sus ojos se ven como ese estúpido maquillaje que las chicas suelen ponerse en la cara. Tiene los ojos enrojecidos, y luce exhausta en general.
"Antes de que digas algo, permíteme disculparme contigo. Lo siento, no era mi intención lanzarte aquel hechizo, mi aquelarre me obligó a hacerlo. Sé que las cosas no se van a arreglar con esto, pero vinimos a deshacer la magia. Me importas mucho, Triana".
Si bien no sabía qué esperaba de ella, sus acciones me toman por sorpresa. Camina hasta mí y me abofetea en la cara con fuerza, a lo que yo me llevo la mano a la mejilla. ¡Duele muchísimo! Supongo que me lo merezco. Sin embargo, la chica procede a abrazarme, dejándome completamente confundido. ¿Me pega y luego me abraza? ¿Qué diablos está pasando?
En lugar de cuestionar el momento, correspondo el gesto. Agradezco que me perdone, así que una ligera sonrisa se dibuja en mi rostro y me siento aliviado. Ella es demasiado linda y pequeña, su abrazo me hace experimentar un nuevo tipo de calidez en mi cuerpo. Entonces, me suelta y me mira directo a los ojos.
"¿En serio no fue tu intención?", pregunta con una voz gentil y expectante. Sus orbes lucen llorosos, y me dan ganas de detener sus lágrimas.
"Sí, lo juro. Te lo explicaré todo, pero primero necesito revertir el hechizo para que ya no estés en peligro".
Ella asiente agradecida y se muerde el labio. Mis ojos revolotean ante sus movimientos, y me obligo a detener mis pensamientos. ¡Está emparejada con un licántropo! ¡Además, es humana! No puedo tener estos sentimientos hacia ella.
Poco a poco, me volteo a Emanuela en lo que me deshago de mi imaginación desvergonzada.
"Voy a descongelarte ahora mismo. Más te vale que no lastimes a Triana o te haré algo peor, ¿entendido?".
Mi hermana rueda los ojos, ya que es lo único que puede hacer estando inmovilizada. Tomo el gesto como una afirmación, por lo que la libero del hechizo. Pese a que se tambalea hacia atrás, no cae al suelo.
"¡Eres un idi*ta!", se queja, estira el cuello y se cruje las articulaciones. "Jamás voy a entender la obsesión que tienes con esta simple mortal", dice antes de acercarse a Triana para empezar con el hechizo, lo cual requiere que la toquemos. No obstante, la chica retrocede lo más que puede y me observa en busca de aprobación.
"No te preocupes, no te va a hacer daño. Estamos un poco agotados debido al portal, el silenciador y el hechizo de sueño que lanzamos, así que vamos a necesitar su ayuda para revertir la magia".
Ella asiente insegura, luego mira al licántropo dormido en el suelo. "Entiendo, pero ¿podrían despertarlo? ¿Qué pasa si está herido?". Aunque su compasión me molesta, le explico con paciencia que si despertamos a Cirino, alertará a los guardias a través del enlace mental y les dirá que unos seres supernaturales los están atacando. Por suerte, ella lo comprende y coopera con nosotros.
Emanuela y yo colocamos nuestras manos en cada uno de sus hombros, cerramos los ojos y sacamos nuestra magia a la superficie. Se nos dificulta la labor porque ambos estamos agotados por los diversos hechizos que hemos realizado. Justo cuando siento que mi magia fluye, la puerta se desprende de sus goznes y sale volando.
¡Lo que nos faltaba!