Capítulo 48
1499palabras
2023-08-10 00:02
Mi mente da vueltas tan pronto como Emanuel y Emanuela aparecen mágicamente. En definitiva, no esperaba eso, y mucho menos que fuera en la habitación de Gonzalo. Supongo que los brujos son capaces de crear portales, ahora sé que son una de sus habilidades sobrenaturales.
Estaba enojada porque Emanuel me había estado ignorando durante toda la semana y esperaba que al menos se disculpara. Sin embargo, no obtuve nada de su parte.
Para colmo, ahora aparece con su gemela, ¡y lo primero que hacen es hechizar a mi mejor amigo! Sin darme tiempo de procesar la situación, veo a Cirino inconsciente en el suelo. ¡Cuánto descaro de su parte!

Después de asegurarme de que Cirino está bien, comienzo a empujar a Emanuel. Ni yo misma sé de dónde saqué tanta valentía, pero lo golpeo y le grito sin parar, expulsando toda mi ira. De pronto, me encuentro flotando; si bien siempre soñé con volar, no es divertido en este caso, ya que se trata de un hechizo de Emanuela para inmovilizarme contra la pared. Le enojó que atacara a su hermano, ¿eh?
Tan pronto como me calmo, me percato de que estaba arremetiendo contra dos criaturas sobrenaturales tan poderosas que podrían matarme en un instante. Debo reconocer que estoy asustada, sin embargo, juré que no lloraría y voy a cumplir con mi promesa.
Creo que Gonzalo ha influenciado bastante en mí, ya que mantengo la confianza a pesar del miedo. Mientras Emanuela descarga su enfado, no chillo ni me muestro vulnerable como lo habría hecho hace un mes.
Emanuel detiene a su hermana, luego me dice que no tuvo intenciones de lastimarme y que solo siguió las órdenes de su aquelarre. Sin duda alguna, tengo ganas de interrogarlo, no obstante, mi prioridad es que revierta este estúpido hechizo antisueño. Justo cuando los gemelos están a punto de removerme la magia, la puerta se desprende de sus bisagras y sale volando, revelando la presencia de Gonzalo, Alpidio y los guardias que supuestamente tenían que vigilar la entrada. Supongo que recibirán un gran sermón más tarde.
Los ojos inquietos de Gonzalo examinan la habitación hasta que se detienen en mí. Por lo general, la tensión se libera de su cuerpo cuando me ve, sin embargo, su estado parece empeorar esta vez. No lo culpo, pues los hermanos tienen sus manos sobre mis hombros, y eso parece un poco sospechoso. Lo que no sabe es que tratan de ayudarme.
Tal y como lo hace cada vez que se enfurece, Gonzalo emite un fuerte gruñido, provocando que se me erice el vello de los brazos. Me dan unas inmensas ganas de correr hacia él, abrazarlo y explicarle la situación con calma, pero justo cuando me muevo, los gemelos me detienen.

"Chicos, dejen que me acerque a él, no entiende que…".
"Será mejor que no te muevas, cariño", Emanuela frunce el ceño, me atrae hacia ella y coloca la mano alrededor de mi cuello. Si bien no me está apretando, sé que puede matarme con sus poderes sin esfuerzo alguno. Entonces, alza su mano libre hacia Gonzalo, le muestra su palma y disipa su magia de tonos azules. "Alto ahí, lobito".
Aunque Gonzalo gruñe, se queda atrás, temiendo por mi integridad. Entretanto, noto que los ojos de Alpidio cambian de color mientras revela sus colmillos y sus garras. Es obvio que le molesta lo que le hicieron a Cirino, pues este aún yace inconsciente en el suelo. El beta pierde la calma y se transforma en lobo frente a mis ojos, su pelaje es de marrón dorado. Entonces, ruge ferozmente y corre hacia nosotros, justo donde se halla su pareja.
"¡Defensionis!", la bruja grita de repente y aparece un escudo holográfico de color azul delante de Cirino, los gemelos y yo. El lobo de Alpidio impacta en la barrera protectora y choca de un solo rebote contra la pared del otro extremo. Creo que el escudo quema a cualquiera que entre en contacto con el mismo, ya que veo que sale algo de vapor del abrigo dorado de Alpidio. Pese a que me preocupo, el lobo se levanta y gruñe a Emanuela por alejarlo de su pareja.

"Más les vale que no lo estropeen, vinimos a ayudar a Triana. No podremos lograrlo si nos matan antes", Emanuel dice, optando por hacerles entrar en razón. Gonzalo, Alpidio y otros cuatro miembros de la manada se acercan tanto como pueden y fulminan con la mirada a los brujos.
"¡Ja, no me j*dan!", Gonzalo se burla. "Sí, claro, vinieron a nuestro territorio para «salvar» a Triana luego de intentar matarla. ¡¿Creen que soy estúpido o qué?!", sus colmillos empiezan a hacerse presentes, lo cual es un indicio de que empieza a transformarse. Emanuela luce indecisa, y no voy a darle una razón para que me mate.
"Gonz, confía en ellos, por favor". Mi pareja me mira con sorpresa y furia al mismo tiempo. Es evidente que quiere negarse, pero no puedo permitir que lo haga.
"Por favor, como tu pareja y tu luna, te pido que te detengas", le indico en un tono firme, y aunque nunca le había hablado así, me siento poderosa. Gonzalo percibe la diferencia en mi voz y, si bien no está de acuerdo, da un paso hacia atrás para demostrar que no va a atacar en este momento. ¡Vaya, eso es un gran avance!
De una manera muy lenta, Emanuela me suelta del cuello. Ahora, ninguno de los gemelos me tocan, y lo único que se interpone en mi camino es la barrera protectora, por lo que me dirijo a Emanuel y le pido que me deje acercarme a Gonzalo.
"¡De ninguna manera!", Emanuela protesta en lo que el sudor cae por su frente. Parece que el hechizo de la barrera le está drenando demasiada energía. Me pregunto si podrá soportarlo durante otro rato, ¿por cuánto tiempo los brujos pueden lanzar hechizos antes de agotarse?
Emanuel me observa con severidad y responde: "En caso de que ella te suelte, acabaremos muertos. Y si nos vamos, morirás en un día a causa del hechizo. La única manera de sobrevivir es que Emanuela baje el escudo y que tu pareja no nos mate. Podemos aplicar la magia, pero bajo la condición de que salgamos vivos de aquí".
Asiento y miro a Gonzalo. Pese a que luce enojado, afirma con la cabeza, lo cual me indica que hará cualquier cosa con tal de garantizar mi bienestar.
"De acuerdo", respondo.
"No", Emanuela objeta. "Quiero escuchar la respuesta por parte del señor alfa", se acerca al borde de la barrera y mira directo a los ojos de Gonzalo. Están tan cerca que si el escudo no se hallara ahí, me preocuparía que estuvieran a punto de besarse. La animosidad entre ambos es muy evidente, parece que quieren asesinarse el uno al otro. Aunque la bruja es más bajita que mi pareja, luce tan agresiva como él. Tal vez se deba a su cabello teñido y a todos sus pírsines.
"Les prometo que los dejaré ir tan pronto como salven a Triana, sin embargo, no dudaré en matarlos si los vuelvo a ver".
"Lo mismo digo", Emanuela sonríe antes de retroceder.
"Exsolvo defensionis", la bruja murmura. Con sus palabras, el escudo desvanece y ya no hay más barreras mágicas entre nosotros. En su forma de lobo, Alpidio corre directamente hacia Cirino y se cierne sobre él de manera protectora antes de mirar con enfado a los gemelos. Su cuerpo roza un poco con el de su pareja mientras permanece a la defensiva y listo para atacar en caso de que sea necesario.
Al mismo tiempo, Gonzalo se acerca corriendo a toda velocidad y me abraza. El hormigueo vuelve a hacerse presente con intensidad en lo que él busca alguna herida en mi cuerpo. Una vez que se cerciora que me encuentro bien, a excepción del cansancio en mi rostro, me atrae a su torso y suspira con pesadez.
"Lamento haberte dejado sola. Si hubiese sabido que estos repugnantes magos vendrían a…".
"No te preocupes, Gonzalo. Estoy bien, vinieron a ayudarme", lo consuelo y lo abrazo con fuerza. Luego, se voltea hacia los gemelos, a lo que Emanuela se tambalea hacia un lado, y su hermano corre hacia ella y le susurra algo al oído. Aunque yo no alcanzo a escuchar, parece que los licántropos lo hacen, pues tanto Gonzalo como unos guardias emiten una serie de gruñidos que resuenan en la habitación.
"¡Ya teníamos un acuerdo!", Gonzalo protesta y agrega un rugido de lobo para remarcar su queja. Emanuel se ríe y se recuesta contra la pared más lejana.
"Tienes razón, pero no concretamos ningún horario. Si bien prometimos ayudar a Triana, estamos demasiado cansados para usar ese tipo de magia tan pesada en estos momentos", Emanuel explica. Por más que deseo que puedan revertir el hechizo ahora mismo, también estoy consciente de que lo mejor sería que lo hagan una vez que recuperen sus energías. Sin embargo, me habría gustado que lo avisaran antes. Solo quiero dormir…