Capítulo 37
2141palabras
2023-07-30 00:02
Durante el resto del desayuno, varios miembros de la manada se pasan el tiempo haciéndome preguntas sobre mi vida, algunas de naturaleza inocente: sobre mi familia, qué me gusta hacer y mi comida favorita. Cuando comienzan a preguntarme sobre mi relación con Gonzalo, este empieza a gruñirles, hasta que me dejan en paz. Ha sido lindo verlo comportarse de manera gruñona cuando han inquirido sobre nuestra relación. Hay quienes ven esto como una conducta irritable, pero yo lo veo como lo que realmente es. Quiere mantener nuestra relación entre nosotros. ¿Cómo puedo quejarme de eso?
Termina abstrayéndose de aquello de "mata a Imanol a golpes". Me parece que lo he ayudado sentándome en su regazo. Definitivamente, estoy en contra de toda esa violencia, y hablaremos sobre su dificultad para controlar la ira. Sin embargo, por el momento, lo dejo que me abrace. Mientras comemos, siento su cuerpo tenso relajándose despacio sobre el mío.
Mientras los otros miembros me interrogan, sí, eso es lo que siento que hacen, Alpidio se sienta con nosotros, al lado de Cirino. Alpidio quiere que este se siente en su regazo, pero Cirino le lleva la contraria, aduciendo que los dos no podrían comer al mismo tiempo, y que no va a dejar de comer para sentarse sobre él. Alpidio dice algo sobre pagarle por eso más tarde, pero no sé a qué se refiere.
Resulta que Iker es en realidad el gamma de la manada. Esta es la designación licántropa para el tercer hombre lobo al mando, y él está a cargo de entrenar a los guerreros para que estén listos para el combate. No tengo idea de para qué pelea deben prepararse, pero supongo que eso no es asunto mío. Iker ha sido muy amable y no ha dejado de insistir en que tengo que conocer a su pareja, que estará fuera durante el fin de semana. Creo que he conocido más sobre ella que sobre él, a pesar de que ella ni siquiera está aquí.
Después de agradecer a todos por la comida, Gonzalo me lleva de vuelta a su habitación para poder ducharse. Una vez allí, cierra la puerta, se me acerca y me recuesta sobre la puerta. Parece que le gusta tenerme recostada sobre superficies...
Con las manos sobre la puerta, me envuelve en sus brazos y me mira con una amable sonrisa. "Entonces", comienza, reforzando el "entonces" con un gesto mientras levanta una ceja. "¿Cómo te sientes?".
Al ver que no le respondo, reformula su pregunta; parece que ha percibido que estoy confundida.
"¿Qué opinión te merece la manada? ¿Fue demasiado agobiante? De haber sabido que estarías allí, habría ido de inmediato". Parece preocupado por mi reacción. Supongo que se empeña en ser cauteloso porque la última vez que me sorprendió estuve tres días sin hablarle. Es cierto que entonces puso al descubierto su condición de ser sobrenatural, pero, aun así, es lógico que se preocupe por cómo voy a reaccionar.
Le sonrío con timidez. "Me caen bien, Gonz". Me da un beso breve en los labios después de llamarlo por el mote. Se ve que le nace hacerlo, y me gusta que lo haya hecho. "Son un poco... extravagantes, pero fueron muy amables conmigo, excepto Imanol...".
Como si reaccionara ante un reflejo condicionado, aprieta los dientes cuando menciono a Imanol. Algo debe de haber pasado entre ellos, porque me cuesta creer que él se enoje tanto con otro miembro de la manada por solo haber dicho algo inapropiado sobre mí. Imanol ni siquiera se me acercó.
"Él no volverá a hablarte nunca más. Si lo hace, ven a buscarme de inmediato". Su voz es firme y no deja espacio para la discusión... Empero, sigo discutiendo con él.
"¿Para qué? ¿Para matarlo?".
"Sí", responde de manera automática. Ni siquiera trata de ocultar el hecho de que Imanol terminaría muerto si me mira raro.
"Tú no harás tal cosa". Le grito y lo aparto, empujándolo por el pecho. No obstante, solo consigo separarlo una pulgada, a pesar de que lo tomé desprevenido. A juzgar por su expresión facial, es obvio que no esperaba que yo reaccionara de esa manera. ¡¿Cómo cree que iba a reaccionar después de decir que lo mataría?!
Comienza a defenderse, pero no lo dejo hablar mucho. "No matarás a nadie solo por hablar conmigo, eso es ridículo. De verdad, no tienes que matar a nadie, ni mutilar a la gente. Fue horrible ver lo que le hiciste a Imanol. Por favor, prométeme que no volverás a hacerlo". Lo miro con los ojos llorosos. Mi pequeña diatriba me pone muy nerviosa y mis emociones afloran. Me alegro de estar diciendo lo que pienso, aunque me inquieta pensar en cómo irá a reaccionar.
Da la impresión de estar en un dilema, pero cuando sus ojos siguen el rastro de la lágrima solitaria que cae por mi mejilla, parece tomar una decisión. Se me acerca y me da un abrazo suave y reconfortante. "Te prometo que trataré de controlar mi ira cuando esté cerca de ti. No puedo prometer que no pondré físicamente a alguien en su lugar con respecto a ti. No te voy a mentir. Sin embargo, lo haré con menos frecuencia y voy a controlarme más. Por ti".
Sonrío sobre su pecho y le doy un fuerte apretón. Sé que va a trabajar en ello porque le importan mis opiniones. Imagino cuán difícil debe de ser mi pedido para él, y realmente se lo agradezco. Para mostrar mi agradecimiento, me paro en puntillas y le pongo las manos en las mejillas. Bajo un poco las manos y él se inclina para que nuestros labios se fundan.
Nos besamos lentamente, simplemente disfrutando el sabor del otro. Me pone las manos en la cintura mientras me besa con ternura y amor. Oh, Dios mío. ¿Lo amo? ¿Me quiere? Necesito dejar de pensar en estas preguntas porque es prematuro hacerlo... Reconozco que decirme a mí misma que no piense en algo solo me hace pensar más en ello. Jamás había noviado, mucho menos de una manera tan seria. ¿Es antinatural depender tanto de otra persona?
Él disuelve el beso abruptamente y pregunta: "¿Qué ocurre?".
"¡Oh... nada! Estoy bien". Trato de mostrarle una sonrisa tranquilizadora, pero reacciona frunciendo más el ceño.
"Triana, te has puesto tensa y eso me dice que algo te preocupa. ¿Qué sucede?".
M*ldito sea él. Me c*go en sus refinadas habilidades de percepción. No he pensado en sacar a colación la palabra de cuatro letras que comienza con A, de modo que suelto la primera excusa que, creo yo, él podría creer.
"Tu olor". Me arrepiento en cuanto se lo digo. Aunque es cierto que huele a sudor y a las sustancias con las que tuvo contacto allá afuera, habría preferido llamarle la atención sobre su hedor de una manera más educada. Ma apresuro a taparme la boca, por miedo a proferir otras estupideces y ofensas. Sin embargo, en lugar de recibir una expresión de dolor o molestia debido a mi brusquedad, él simplemente se ríe y se aparta con las manos en alto.
"Está bien, iré a ducharme. Puedo darte una muda de ropa, en caso de que quieras darte una ducha después de mí. O conmigo". Muestra una amplia sonrisa maliciosa al tiempo que mis mejillas se sonrosan más. Me quedo sin palabras después de imaginarlo desnudo. Estoy segura de que él estaría satisfecho, pero yo no.
"Estoy bromeando, bebé. Esperaremos hasta que estés lista". Ojalá estuviera preparada para tener más intimidad con él, pero debo ir poco a poco. Me hace feliz saber que él sabe eso y me apoya.
Le confirmo que me ducharé después de él y escoge algunas de sus prendas más pequeñas para que me las ponga. Me quedan grandes, pero, por lo menos, están limpias. Me dice que me bañe primero, pero lo convenzo de que, como aún está sudado por el entrenamiento, y como es su ducha, debería ser el primero en usarla.
También uso su teléfono para llamar a mi mamá y decirle dónde estoy. Se sorprende al saber que no estoy en clase y que había decidido faltar hoy, y me pide que la mantenga informada. Todavía está en casa con Emilia y, afortunadamente, me dice que no necesitará el auto hoy.
Al preguntarme dónde estoy, no le miento. Le digo que estoy en la casa de Cirino, lo cual es cierto, ... pero resulta que esta también es la casa de Gonzalo. Lo que ella no sepa le ahorrará preocupación.
Además, soy una adulta y puedo hacer lo que me plazca. Si quiero dormir en la casa de mi novio, puedo hacerlo. No quiero explicar lo que hicimos anoche porque se emocionará demasiado y sacará conclusiones equivocadas. Eso sería un tormento para ella.
Después de terminar la llamada, dejo el teléfono de Gonzalo sobre la cama. Aún oigo caer el agua de la ducha, por lo que decido que probablemente pueda hacer otra llamada. Después de reconciliarme con Gonzalo, no puedo evitar pensar en otras relaciones de mi vida que necesitan un desagravio. No consigo borrar de mi mente el semblante lloroso de Emanuel, parado delante de mí y rogándome que lo perdonara, y mi negativa a aceptar su disculpa. Lo hizo de una manera errada, pero Gonzalo también puede ser un poco agresivo a veces cuando se enfada. Me pregunto si Emanuel también no merece un voto de confianza.
Me decido en un dos por tres, así que cojo el teléfono y marco el número de Emanuel. No lo he olvidado porque después del código de área su número tiene un 666, y me había divertido mucho ver el número del diablo en su teléfono; fue así que lo pude memorizar.
Marco el número y lo llamo rápidamente, esperando que responda. Después de sonar muchas veces, deja de hacerlo y aparece el mensaje que me dice que deje un mensaje de voz. No me atrevo a hacerlo en el teléfono de Gonzalo, y cuelgo de inmediato. Llamaré a Emanuel y lo escucharé cuando llegue a casa. Merezco una explicación de por qué estaba actuando de manera tan rara. Ahora que sé que no es humano, sus acciones podrían estar completamente justificadas.
Unos momentos más tarde, Gonzalo sale con solo unos pantalones de chándal y con su cabello más oscuro que de costumbre, ahora que lo tiene mojado. El vapor sale del baño y el increíble olor de Gonzalo a causa del jabón se impregna en el aire. Aspiro la fragancia con avidez. Jamás había sentido un aroma tan deslumbrante como el de él.
Lo miro con el torso desnudo y confirmo lo afortunada que soy de ser su pareja. Le corren gotas de agua por sus abdominales marcados, y las sigo con la vista hasta que llegan al dobladillo de sus pantalones. Rápidamente desvío la vista cuando me doy cuenta de dónde se dirigen mis ojos.
Decido mirarlo a la cara, un lugar más apropiado, y me encuentro con su sonrisa de satisfacción. Definitivamente, vio que lo estaba mirando. Se dirige hacia mí lentamente, como un depredador que sigue a su presa, y me niego a mover un músculo. Pone sus cálidas manos sobre mis mejillas y me besa. Empero, enseguida me suelta, y hago un puchero por lo fugaz que fue nuestro beso.
Con una voz ronca que solo le he escuchado unas pocas veces, me dice: "Ve a darte una ducha antes de que me distraiga demasiado. Eres demasiado atractiva. Ni siquiera te percatas del impacto que me causas".
Abro los ojos desmesuradamente, me alejo de él y entro al baño. Después de cerrar la puerta con un suave clic, me quedo sola. Pienso en cerrar con llave, pero si él quisiera entrar, eso no se lo iba a impedir. Nunca antes me había dado una ducha tan rápido. Estoy ansiosa por volver a verlo y saber cuáles son nuestros planes. Vamos a estar ociosos todo el día, viendo la televisión.
Tengo una lista completa de cosas que él tiene que ver conmigo: Vampire Diaries, Supernatural y Teen Wolf son algunas de ellas. Las elegí, entre otras cosas, para preguntarle sobre lo que es real y lo que no. Hay muchos datos contradictorios sobre lo paranormal, por lo que mi verificador de información será de una utilidad increíble.
Me ducho y me visto rápidamente. Busco en sus cajones hasta que encuentro un cepillo para el cabello y empiezo a desenredar mi desgreño. Casi se me cae el cepillo cuando veo mi reflejo. Me aproximo al espejo para mirarme más de cerca y, efectivamente, confirmo lo que inicialmente vi. Tengo unas ojeras enormes. Jamás me había visto tan cansada. Me siento exhausta, pero nunca antes me había visto así. Supongo que eso me pasa porque apenas duermo, y por tener pesadillas el poco tiempo que consigo dormir. Tal vez tome una siesta más tarde...