Capítulo 27
1023palabras
2023-07-21 15:24
Pero entre más pienso en él, más recuerdo lo dulce y gentil que era conmigo. Por dentro estoy completamente segura de que jamás me lastimaría. Sin embargo, mi cerebro no deja de considerar formas o situaciones en las que pueda perder el control y devorarme. He leído libros de fantasía, y en muchos que tratan de hombres lobo describen a la protagonista herida por su novio que lo es, incluso por accidente. Tengo mucho miedo de que pueda sucederme algo así.
Además, Gonzalo no solo es un hombre lobo, sino el Alfa de una enorme manada de hombres lobo. De este modo, yo quedo como un simple ser humano, débil y frágil en comparación con su forma lobuna. No entiendo qué podría aportar a su vida, ni para qué me querría a su lado. Cirino dice que somos almas gemelas, pero ¿eso qué significa? Para mí, eso suena como si él estuviese obligado a estar conmigo: la humana. ¿No debería buscar a una chica loba, que lo ame incondicionalmente y lo ayude a liderar su manada?
No obstante, la simple idea de Gonzalo estando con otra persona me provoca un horrible escalofrío en la espalda. ¿Qué es lo que me pasa? No quiero estar con él y tampoco quiero que esté con nadie más.
¿Cuándo dejaré de engañarme a mí misma?
El fin de semana pasó muy lentamente. Recibí continuamente mensajes de texto de Gonzalo, Cirino, Emanuel y Emanuela, pero prometí que estos dos días ignoraría el celular, así que ni siquiera me detuve a leer los mensajes. El resto del sábado y el domingo, lo usé para reflexionar sobre lo que había descubierto y para convivir con mamá y Emilia. Las tres comimos juntas y vimos más películas de las que me gustaría admitir. Bueno, en realidad todas fueron películas para niños, pero Frozen y Tarzán me resultaron muy agradables.
Cuando al fin es lunes, me pone muy inquieta asistir a la escuela. Hoy tengo psicología con Cirino, y pienso que esperará que hable con él. Me llena de ansiedad verlo después de lo que descubrí, pero no estoy dispuesta a perder clases para evitarlo. ¡Maldigo mi estupendo historial de asistencia!
Tras prepararme el desayuno, me visto y voy a Vegas para comprar un café grande, pensando que al menos esa parte de mi vida no ha cambiado. Luego, me dirijo hacia el edificio de psicología, y me quedo de pie frente a las puertas principales, especulando sobre nuestra conversación. ¿Estará enojado porque todo este fin de semana ignoré sus mensajes? ¿Le alegrará verme?
Sin embargo, antes de que pueda siquiera agarrar la manija de la puerta, una mano en mi hombro me asusta. Me estremezco al instante, debido a los recuerdos de la otra noche aún arraigados en mí, y cuando veo que es Emanuel, el miedo no desaparece por completo.
Hay algo diferente en él que me pone nerviosa y que no me gusta. Antes no podía precisar de qué se trataba, pero al mirarlo ahora con su cabello casi blanco y sus cincelados rasgos, temo que pueda ser un hombre lobo o un vampiro. Cuando me sujetó en el club, se puso un poco agresivo, y de hecho suele actuar extraño. Además, su moral es cuestionable y noto que siempre aparece en los momentos más inesperados. Sin embargo, no puedo acusarlo de ser un sobrenatural, ya que bien podría ser un simple humano como yo.
“Triana, ¿dónde d*ablos has estado?”, me grita, atrayendo la atención de otros estudiantes que van de camino a clase. Pero en lugar de ponerme nerviosa con las miradas en mí, como lo hago normalmente, me molesto. ¿Quién se cree para poder detenerme y levantarme la voz? ¡En verdad tengo derecho a molestarme con él!
“No solo te fuiste del club, sino que todo el fin de semana te envié mensajes de texto. Y ahora llegas al campus con la cara golpeada…”, agrega con ira, y ahora puedo darme cuenta de que está preocupado, supongo que debido a mi desaparición. No obstante, eso no cambia el cómo se comportó en el club.
“Estoy bien, Emanuel, pero debo mencionar que no tienes ningún derecho a hablarme de esa manera. Lo que hiciste en Páramo Rubí fue completamente inaceptable”. Alcanzo la manija de la puerta, y él se coloca frente a mí, bloqueándome el paso. “Lo sé, y lo siento mucho”, se disculpa. “Solo necesitaba saberlo, porque era muy importante y…”.
“¿Por qué debías saber si conocía a Gonzalo? ¿Es que ese dato era tan importante como para sujetarme así de la muñeca?”, cuestiono, interrumpiéndolo para evitar que siga soltando tonterías.
Emanuel reflexiona por un momento lo que va a mencionar, y luego suspira. “No puedo decírtelo”.
Soltando una bocanada de aire, sacudo la cabeza de un lado a otro, y me cruzo de brazos. “¡Ah!, ¿no puedes decírmelo? Bueno, entonces fuera de mi camino”, digo inexpresivamente.
“Triana, debes entender que lo siento mucho…”.
“Fuera de mi camino”, digo, resaltando cada sílaba para dejarle claro que hablo en serio. A medida que pasan los segundos, el miedo se apodera cada vez más de mí. Emanuel está frustrándose de nuevo y su respiración también se está acelerando. Intento mantenerme firme, pero por dentro temo mucho que se enoje. No conozco muy bien a este chico, e incluso si no es un sobrenatural, estoy consciente de que podría lastimarme.
“No me iré de aquí hasta que me escuches, Triana. Entiende que…”.
Lo interrumpo: “¡No necesito entender nada! Ahora sal de mi camino, Emanuel”. Me tiembla la voz, pero mantengo mi firmeza. No obstante, Emanuel permanece en su sitio, por lo que ahora realmente temo que no me deje ir a clase hasta que lo escuche. No estoy lista para oír nada de él en este momento, sobre todo cuando está actuando de manera tan irracional. Aunque hay estudiantes viendo nuestro encuentro, ninguno de ellos hace nada para ayudarme. Solo contemplan nuestra acalorada conversación como si fuera una escena de película.
Emanuel se mueve para agarrarme del hombro, pero justo antes de que pueda tocarme, una voz profunda detiene su acción.
“Ya verás que pasa si te atreves a tocarla”.