Capítulo 75
1641palabras
2023-09-14 12:01
Caminar con ellos era algo que disfrutaba mucho. Era como nuestro momento de calma, sin presiones. Sólo éramos tres corazones que latian llenos de amor.
Durante el día ellos tendían a concentrarse en la manada y su trabajo que debido a la gran cantidad de miembr*s siempre era extenso pero teníamos una ventaja y era que el trabajo estaba dividido y ademas ellos se movían y complementaban como si fueran uno en todas la areas no solo en la cama.
Y era precisamente hacia allí a donde íbamos y las imágenes de lo que había pasado la noche anterior me hicieron sentir acalorada.

Sentía molestia al moverme, pero también me sentia caliente al recordar sus cuerpos y las sensaciones que aún palpitaban en mi cuerpo. Por mi mente jamás pasó verme en prácticas como esas. Pero claramente lo había disfrutado y mis bragas mojadas confirmaban mis pensamientos.
- Si sigues pensando en eso no me va a importar que tú cuerpo este adolorido. - Me sentencia Daimon haciéndome tensionar. Lo miro extrañada ¿Como lo supo?
- Te excitaste y apesar de que no podamos leer claramente tu mente si podemos olerte. - Me dice Dániel mientras vamos llegando a casa pero la figura de un hombre cerca de la puerta me causa extrañeza. Sujeto sus manos con más fuerza de la que debería y ellos lo notan.
- ¿Pasa algo? - Me pregunta Daimon frenando en seco.
- Solo quiero llegar a casa y descansar, estoy agotada - Les respondo y él hace el amague para alzarme pero lo detengo cuando la figura llega hasta nosotros.
- Buenas noches Alfas, Luna. - Saluda con una inclinación de cabeza - Yo haré la guardia esta noche - Les dice Adam

Ese hombre me hace rebotar el estómago, tengo los ojos fijos en la pared mientras el habla, solo verlo me causa incomodidad.
Siento que mis manos sudan y Daimon me sujeta.
- ¿Entramos, por favor? - Casi le suplico y él abre la puerta para que yo pueda ingresar y lo hago casi corriendo.
- ¿Estas bien? - Esta preocupado.

- Si, solo necesito entrar al baño un momento - Le digo soltando su mano rápidamente y cerrando la puerta para arrodillarme frente al retrete.
Dániel se ha quedado afuera recibiendo el reporte supongo.
Trato de controlar las náuseas pero es infructuoso y termino vaciando el estómago.
- Victoria, voy a entrar - Me avisa Dai antes de sentirlo en mi espalda.
- Otra vez estas vomitando. Eso no es normal. - Sus manos sujetan mis cintura mientras me ayuda a incorporar.
- ¿Que paso? - Escucho la voz de Dániel desde el umbral de la puerta.
- No me gusta como huele ese hombre, eso es todo. - Le respondo mientras busco el cepillo de dientes.
- Te dije que debías dejarte revisar. - Me habla Dániel en un tono cortante que no había usado nunca conmigo y las lágrimas asoman. Quiero debatirle pero me siento débil. Solo deseo llegar a la cama y dormir.
La noche la pasamos intranquilos con mis constantes levantadas y sus incesantes quejas sobre mi salud.
Logro conciliar el sueño cuando el sol está asomando, pero la tranquilidad me dura poco.
- Despierta amor - Me llama Daimon. - El médico te espera abajo.
- Ya les dije que no quiero! Solo quiero dormir. - Le respondo sin abrir los ojos.
- Por favor, ven conmigo. Es necesario, ademas te daremos una sorpresa que te va a poner mi feliz - Dice mientras sus manos acarician mi rostro
A fuerza me levanto y me organizo. Dániel esta esperándo de pie en la escalera y un hombre canoso con un maletin me observa en cuanto termino de bajar las escaleras.
- Luna, buenos días. Soy Gerard es un gusto conocerte. - Me dice estrechando mi mano.
- ¿Si ve esas ojeras? Lleva dias asi. - Le dice Dániel sin mirarme.
- ¿Quieres que hablemos de la razón de mis ojeras? - Le digo con una voz más irritable de la que deseo. - No es que ustedes me dejen dormir mucho. - Le digo y me siento en el sofá.
Él rueda los ojos y se sienta a mi lado. El médico nos mira incómodo.
- Lo lamento. Es solo el azúcar, ya se los había dicho a ellos y ya modificamos la dieta pero ellos no entienden que el efecto no es inmediato. - Le hablo molesta
- De acuerdo, pero no esta de más revisar - Es un hombre amable. - Vamos a llenar algunos datos y luego te haré unos exámenes eso será todo.
- No me voy a dejar cruzar! - Le respondo y Dániel se levanta con impaciencia.
- Por la diosa! No le temes a dormir con dos lobos pero si a una aguja. - Se sujeta el puente de la nariz.
- Alfa, si nos das unos minutos la revisaré y te aviso. - Le habla el doctor notando lo tenso que esta el ambiente.
- No. No me iré. - Dice recargandose contra la puerta y cruzando los brazos
Me giro buscando ayuda en Daimon, pero esta en la misma posición que Dániel.
- Entiende que es por tu bien y el nuestro. No esperamos tanto para encontrarte como para correr el riesgo de perderte. - Me dice
Respiro enojada. Aparte de tercos son paranoicos. Bonita combinación me he ganado.
El doctor pregunta por los antecedentes de mi familia, me pesa y toma la presión apuntando todo.
- ¿Cuando fue tu última regla? ¿Estas en control de natalidad? - Me pregunta y me pongo nerviosa. Los siento mirarme. Saco el teléfono y busco la aplicación. Tengo 5 días de retraso, exactamente los mismos que llevo vomitando.
Mi corazón empieza a martillar y Dániel se acerca.
- Creo que... creo que tengo un retraso. - Le hablo con un hilo de voz y ellos se miran. Sus ojos brillan están emocionados.
- Bueno, eso podría ser la explicación de los malestares. - Dice acomodandose los anteojos.
Soy incapaz de hablar.
- Lo mejor será hacer un examen de sangre y saldremos de la duda.
- ¿A que hora traerás los resultados? - Preguntan ellos al unísono.
- Mañana en la mañana -
- Tendrás dos horas - Le habla Daimon con una voz imponerte que hace que el pobre hombre agache los hombros. Lo fulmino con la mirada, ¿Es que no conocen otro tono que no sea el de mando?
- De acuerdo Alfa. - Habla sacando una jeringa y unos tubos de ensayo para recoger la muestra.
Estiro el brazo y cierro los ojos. Odio las agujas.
- ¿Y si hacemos una prueba de orina? - Digo en último momento envolviendo los brazos en el pecho
- No! - Es todo lo que recibo por respuesta de Daimon.
- No quiero que me chuzen - Les digo y ellos respiran molestos.
- No seas necia! Ya habríamos salido de esto. Estira el brazo, por favor. - Dice Dániel sentándose a mi lado.
- ¿Vas a usar tu voz de Alfa con ella? - Se burla Daimon
- De verdad no quiero! No me gustan las agujas. - Les digo sabiendo que estoy haciendo una pataleta infantil, pero no es mi culpa es un temor que tengo desde niña.
- Vale! Nos haremos exámenes los tres. ¿Mejor así? No vas a pasar por esto sola. - Me responde Dani acariciando mi espalda - Empieza las muestras con él. - Habla señalando a Daimon.
- No Dániel, empieza tú! Yo voy a preparar un jugo para Victoria - Responde tratando de escabullirse a la cocina
- No macho Alfa. Empiezas tú! - Le dice levantandose. - Puedo entender que quieras compartir muchas cosas con ella. ¿Pero sus miedos también? ¿Le temes a una pequeña aguja Daimon? - Le dice burlón y eso me hace reír.
- No me gusta que me toquen eso es todo, pero miedo no siento! - Dice quitándose la camisa, y yo babeo al ver ese pecho que me encanta. Sus brazos son tan musculoso y al estar tensionado las venas se brotan haciendo que mi centro se caliente. Su mandíbula se contrae mientras le sacan la muestra. - Ya estuvo ahora es tu turno hermanito! - Le dice sentándome en sus piernas para que Dániel ocupe su lugar.
- Y tú me debes una compensación. Jamás me habían hecho esto. - Me mira fijamente.
- Pues no me iban a chuzar solo a mi - le digo subiendo los hombros.
- Permiteme sacarte de ese error. ¿Porque adivina quien estara clavada hasta los ojos en cuanto el doctor se valla? - Me susurra en el oído y Dániel suelta una carcajada.
- Estoy de acuerdo con eso! Definitivamente estoy orgulloso de mi hermano y sus brillantes ideas! - Responde Dániel sujentando el algodón en su brazo.
- Es tu turno Luna - Me habla el doctor y soy incapaz de levantar la vista, estoy roja como un tomate. ¿No les da pena decir esos comentarios?
Dániel sujeta mi brazo y Daimon apreta mi mano libre repartiendo besos en mi hombro.
El dolor es mínimo y lo agradezco.
- Muy bien amor! Lo haz logrado! - Me dice Dániel y él doctor se apresura a guardar las muestras y se despide saliendo rápidamente.
Daimon me insta a levantarme y al hacerlo Daniel se arrodilla poniendo su nariz en mi estómago.
- No lo siento! - Dice desanimado
- Déjame intentar, puede que sea mio y solo quiera que yo lo escuche - Le dice Daimon y Dániel resopla por el comentario.
Repite la acción y pone también el oído.
- Nada. Puede que si sea el azúcar, ¿pero entonces porque el retraso? - Dice levantándose.
Los siento frustrados y en parte creo que yo también lo estoy.