Capítulo 64
1400palabras
2023-08-22 03:02
Daimon se despega de mi frente y se incorpora buscando su ropa.
Nuestras camisetas están empapadas debido a mi orgasmo y veo a Dániel acercarse por el sendero quitándose la suya.
Le sonrió, me alegra verlo. Aunque me siento algo mal por haberlo dejado fuera hoy.

Él se agacha y acaricia mi rostro - Te pusieron a sudar mi pequeña. - Y besa suavemente mis labios, luego siento su camisa sobre mi cabeza.
- Vamos a casa. Tenemos muchos temas pendientes. - Me dice ayudandome a levantar, mientras Daimon me pone las bragas.
- Yo podía hacer eso sola - Le digo avergonzada
- Asi como pude desvestirte puedes estar segura que también soy capaz de vestirte. - Me dice besando mis piernas
- Cuanta humildad Daimon! - Ríe Dániel
Tomo sus manos y me siento tan feliz, tan completa. Los amo tanto.

Cuando estamos cerca de casa Daimon se suelta y corre dejándome confundída. Pero pronto lo veo asomar nuevamente por la entrada con algo en sus manos.
- ¿En serio? - Le digo mientras me pone un pantalón de dormir.
- Nadie va a ver las hermosas piernas de nuestra mujer, el placer de verte es solo para nosotros. Eres solo nuestra Victoria - Y Dániel afirma de acuerdo con su hermano.
- Dios! ¿Por qué son tan posesivos? - Les digo rodando los ojos.

Al llegar a la habitación Daimon se pierde en la bañera.
- ¿Vienes? - Me grita desde allí, pero prefiero que lo hagamos individual, además no quiero dejar a Dániel solo.
- Quería hablar con ustedes. - Le digo cuando siento su mirada intensa sobre mi.
- Ven acá! Esperemos a que él salga y hablamos los tres. - Sus brazos ne cargan mientras yo envuelvo las piernas en su cadera.
Sus besos son suaves, tiernos como nunca antes.
Sus dedos recorren mi rostro tratando de grabar cada gesto.
Me sostiene sin esfuerzo y yo disfruto tremendamente de su cercanía.
Me deja suavemente en el mullido colchon y la vista es simplemente deliciosa, su pecho fuerte y marcado, sus caderas afiladas.
Se agacha sobre mi acechandome y la sensación de que soy su presa es excitante, sus manos recorren mi abdomen plano y van bajando con demasiada calma el pantalón.
Me remuevo tratando de acelerar pero lo impide, luego sus besos me recorren desde el pie hasta la entrepierna saboreando, mordiendo y chupando a su paso.
Sin quitarme las bragas, sus dedos se frotan por mi raja que ya esta más que húmeda.
- ¿Estas mojada para mi? - Su toque me hace estremecer y la ansiedad me alcanza cuando corre hacia un lado la tela y uno de sus dedos se cuela en mi interior haciéndome gemir.
- Extrañaba demasiado tu calor mi pequeña. No sabes cuanto te necesito. - Me levanto acercando mis labios a los suyos y recorriendolos con mi lengua. Amo su sabor, su textura gruesa y suave.
- Yo también te extrañaba mi amor! - Le digo mientras lo atraigo para sentir más su calor.
Sus manos recorren mi cintura y suben hasta quitarme su camiseta.
- Podría durar horas viéndote. Tu cuerpo es simplemente un espectáculo! - Me dice mientras toma mi mano y chupa mis dedos.
El calor en mi vientre y las contracciones se intensifican anhelando por su hombría.
- Te quiero coger de tantas formas que me da hasta pena decirtelas! Me haz convertido en un completo pervertido - Me dice mientras se acomoda en medio de mis piernas y se hunde lentamente. La semilla de Daimon aún en mi interior hace que él se deslice sin esfuerzo hasta estar profundamente enterrado en mis entrañas. Me muerdo los labios mientras recibo su tamaño.
Lo hace suave pero dominante. Marcando el ritmo.
No me fijo en que momento Daimon sale pero al girar mi cara para sujetarme de los hombros de Dániel y aguantar sus fuertes embestidas lo veo recargado en la pared mientras su mano sube y baja por su miembro.
Es sumamente caliente verlo darse placer mientras Dániel me hace gemir.
Pronto los tres estallamos casi al tiempo.
La luna ya esta en lo alto.
Nos aseamos esta vez los tres. Es incomodo por el tamaño del baño y sus cuerpos demasiado grandes que hacen que movernos sea complicado.
Pero es placentero estar juntos.
Acostados en la cama nos llega el momento de hablar.
- ¿Ahora si nos vas a contar que era lo que pasaba? - Me dice Daimon acariciando mis muslos.
- Es que no se como hacerlo. No se como empezar. - Les digo sintiendo que la fuerza de la tarde me ha abandonado
- No quieres tener hijos. - Afirma Dániel y veo en sus ojos tristeza.
- No, no es eso. Solo que no nos conocemos. Tengo dudas. - No soy capaz de levantar la mirada.
- ¿Que quieres saber? Hace muchos años nos habíamos alejado, teníamos problemas de carácter y estar juntos no era una opción. Eso ya lo sabías.
Dániel te ha contado sobre el vínculo de pareja y lo genuinos que son los sentimientos que tenemos por ti. Esto será para toda la vida. Tú eres todo lo que esperábamos. - Me dice Daimon tomando mi rostro en sus manos.
- Debes hablar, la comunicación y la confianza serán la base para que funcionemos - Me dice Dániel
- ¿Que pasa si nacen humanos? - Los dos me miran.
- ¿Como que que pasa? ¿Crees que los amaremos menos por eso? - Dániel me mira serio. - ¿Es eso lo que te angustia? Si tuviéramos que dejar la manada para que fueras feliz e iniciar una vida a tu lado lo haríamos. Tú eres todo Victoria! - Me dice sujetando mi mano.
- Yo no deseo que dejen su vida por mi. Deseo que estemos juntos. Pero, ustedes evidentemente no envejecen tan rápido como lo haré yo ¿Me pueden transformar? ¿Es posible hacerlo? -
- Victoria, ese es un tema delicado. Yo no estoy de acuerdo con correr el riesgo. Podrías morir en el proceso y yo no estoy dispuesto. - La voz de Daimon es firme.
Miro a Dániel y él está pensativo - Dejemos ese tema pendiente, en caso de hacerlo la decisión solo estaría en tus manos. Pero de momento estoy de acuerdo con Daimon, no quiero pensar que podamos perderte. -
- Vale, pero igual lo tendremos que decidir pronto. Ahora volviendo sobre los bebes, ¿Como les vamos a explicar esto? - Les digo señalandonos - Cuando quede embarazada no sabremos si es tuyo o tuyo - Les digo mirándolos.
- Será nuestro y eso es lo único importante. - Responden al unísono.
- Quien lo engendre será lo de menos, los hijos que tengamos serán amados por igual. - Dice Daimon
Bueno, la conversación fluye fácil. Me pude evitar tanto dolor de cabeza al matarme en pensar en distintos escenarios si solo hubiese hablado desde el principio.
- ¿Que función tendré acá? No quiero quedarme en casa solamente esperando a que ustedes lleguen. Siempre he sido independiente y no quiero perder mi libertad.
- Podrás ayudar en el área que decidas. Tus conocimientos en veterinaria seran muy útiles en la manada. Pero creo que los dos estamos de acuerdo en que seria mejor que estudiarás. Tú solo decide la carrera. - Me dice Daimon y me sorprende que sepan eso y seguramente lo adivinan por mi cara de asombro.
- ¿Pensaste que no sabíamos nada de ti? Mi pequeña, creo que a estas alturas te conocemos en todos los sentidos más nosotros que tu misma. - La mirada de Dániel me deja ver que es cierto, debieron averiguar toda mi vida.
- Bueno... yo quiero ejercer mi profesión. Pero estaría feliz de estudiar tal vez enfermería, no he visto a nadie que se encargue de eso y realmente quiero ser útil. - Les digo sonriente.
- Por la diosa Victoria! No tienes idea de la importancia que tienes en esta manada! Tú eres el balance, amor y tranquilidad que nos hacia falta. Eres un regalo para todos nosotros.
- ¿Algo más que quieras hablar o preguntar? ¿O podemos empezar a follarte ahora? Porque yo ya estoy más que listo - Daimon toma mi mano y la pone en su miembr* duro como roca.
- Eso es todo lo que ocupa tu mente, ¿no? - Le digo masajeandole, mientras el gruñe.