Capítulo 63
1537palabras
2023-08-15 18:30
¿Que es lo que me esta pasando? ¿Por qué me siento tan susceptible?
Camino de regreso a casa y me siento mal por reaccionar asi, se que ellos no tienen la culpa y que seguramente estoy exagerando, pero es que siento cambios demasiado fuertes en mi vida. Como si de repente todo lo que era ya no contara.
La adrenalina que había sentido en los días anteriores cuando a duras penas lograba calmar el hambre que sentía mi cuerpo habian dado paso a que el razonamiento me hiciera dudar sobre que tanta felicidad y perfección existieran realmente.

Apenas habían pasado dos meses desde que llegue a este país, y mi vida habia cambiado de tantas formas que me costaba reconocerme como la misma chica.
Mi prioridad nunca habian sido los hombres, no me interesaba involucrarme y salir lastimada a causa del amor y ahora... Dios!! No solo me habia enamorado como una perdida, sino que a falta de uno, eran dos los que mandaban en mi corazón. Dos especímenes perfectos! Absolutamente perfectos por donde los viera. Ellos me protegían, me amaban y me complacian. Eran el sueño palpable de cualquier mujer y yo los tenía!
Ese era mi miedo... despertar en cualquier momento y verme obligada a poner los pies en la tierra y darme cuenta que todo esto se podía deshacer entre mis manos.
Temo como nunca antes perderlos y temo en la misma medida entregarme como ellos lo desean.
Cederles por completo el control y solo dejarme llevar a este mundo que ellos me ofrecen, donde solo la pasión nos domine y no pretendo que ellos lo entiendan, pero es que esto es demasiado nuevo. Y me aterra.
Y está la otra parte. Siento que si tomo un mundo debo soltar el otro. Si decido quedarme con ellos no podré volver a ver a mi familia, no será posible regresar a mi país.

La conversación con Máximo habia sido como agua helada sobre mi cuerpo.
Si ellos eran posesivos y protectores conmigo, esto se pondria mucho peor si llegaba a quedar embarazada.
Ademas tenía muchos prejuicios arraigados a mi ser. En mi sociedad el que dirán era un gran aplastador de sueños y la familia que ellos querían que formaramos iba muy en contra de mi crianza.
Claramente ellos no le veían el problema a que amanecieramos juntos o besarnos los tres frente a todos. Pero de todas maneras las miradas no dejaba de llegar y me incomodaba y eso que no salíamos de la manada para nada.

¿Como pretendian tener hijos así? Que les ibamos a decir cuando nos vieran a los tres en la misma cama.
¿Como van a saber ellos de quien eran realmente los bebes? ¿Y cuantos querian tener? ...
Son dudas tontas, yo se. Pero es que simplemente me sentia abrumada.
Ellos estaban tan seguros de lo que sentian y querian y yo no lograba seguirles el paso.
Quería conocerlos. No sabía realmente nada sobre ellos, no conocía sus gustos. Bueno... era claro que yo les gustaba, pero su mundo no se podía reducir solo a mi, ¿No?.
¿En que trabajan o como sostenían la manada?
Y lo que más martillaba mi cabeza. Yo soy humana!
Nuestros bebés llevarían mi sangre y seguramente no sería compatible con la de ellos.
Yo vi como mi Daimon se curo en una noche de una herida terrible que a una persona normal le costaría semanas.
¿Que pasa si ellos nacen solo humanos? ¿Los van a amar y aceptar igual?
Acá todos cumplen una función son como una familia gigante donde Daimon y Dániel son la cabeza principal, pero ¿Que papel voy a desempeñar yo? ¿Solo estoy para darles hijos?
Y para rematar están esos sueños que no me dejan tranquila.
Sueño que corro, algo me persigue y sus pasos están cada vez más cerca. Sus garras acechan mi abultado vientre. Quieren separarme de ellos y lo logran! Es el mismo sueño que tuve luego de que Dániel me marcara, con la diferencia de que ahora se repite todas las noches y el miedo de que pueda ser una premonición me aterra.
Pero no quiero preocuparlos con estas tonterías de mujer sensible.
Camino y los siento cerca. Y deseo, por Dios que deseo correr a sus brazos y dejar que sus manos y sus labios me devoren y me quiten tantos monstruos que carcomen mi cabeza.
Me dejo caer contra un árbol y hundo mi cabeza entre las piernas.
Sería más fácil si solo pudiera dejar de pensar.
- Amor - Me dice Daimon inclinándose a tocar mi rostro - Lamento lo que dije.
Levanto la mirada y sus ojos llenos de amor me derriten. Es un hombre tan amoroso! Él es tan especial, con tanta calma y a la vez tan travieso.
Mi mundo se resume en sus ojos, en él!
Acerco mis labios y la calma me invade, él es mi tranquilidad, mi paz!
Nuestras lenguas se unen en una danza al principio tranquila, amorosa. Pero luego el deseo nos invade y su beso se torna duro y dominante, su lengua no deja un solo espacio sin tocar.
El suelo recibe mi espalda y mis piernas se abren para dejarlo acomodar, su creciente erección me golpea justo donde las terminación nerviosas hacen estragos en mi cuerpo.
Mi mano se cuela por su camiseta y mis dedos rozan sus fuertes abdominales.
- Tenemos que hablar. - Le digo entre jadeos.
- Claro que si amor! Pero ahora solo déjame tenerte - Su lengua recorre mi garganta y traza un camino hasta mi pecho.
- Es importante lo que tengo que decirles. - Pero mi camiseta ya esta saliendo por mi cabeza y sus manos ya están soltando los broches de mi sosten liberando mis pechos que están ansiosos por su toque.
Su camiseta ya no esta y se incorpora apenas para desabrochar el botón de su pantalón y bajarlo junto con su bóxer.
Su miembro es... grande, demasiado grande, largo y grueso.
Su mirada penetrante me recorre y una punzada en medio de mis piernas hace que mi interior se moje.
Se acomoda entre mis piernas y el pantalon me estorba - Levanta ese hermoso culo para mi, amor - Me dice y sus manos se cuelan por debajo de mi espalda bajando a la par el pantalón y las bragas.
Miro sobre sus hombros y recorro el lugar - ¿Daniel? -
- Shhh, él está cuidando que nadie se acerque. - lo veo agacharse y acomodar su camiseta y la mía en una especie de sabana y luego me pide recostarme. Sus manos toman mi cara.
- Solo seremos tu y yo. Solo los dos amor. Déjame disfrutarte. - Su voz pegada a mi oído.
Sus besos van bajando hasta quedar en mi vientre y ahí se detiene besando con calma.
- Acá van a crecer mis hijos! - Su voz fue casi inaudible.
Pero antes de dejarme pensar en sus palabras su lengua se deslizó por mi sexo hasta llegar a mis pliegues y recorrerme haciendo círculos mientras sus dedos frotaban de manera experta mi sensible clitoris.
Su lengua no se detuvo hasta que mi espalda se arqueo y mi vientre se contrajo haciendo que un fuerte orgasmo me golpeara.
Sus labios se unieron a los míos de forma dominante y posesiva, su miembr* palpitaba en mi muslo mientras toma mis piernas y las subia a sus hombros.
- Haz hecho que mi semana sea realmente difícil y ahora no seré suave contigo amor. Te voy a poseer como deseo y necesito. - Hablaba mientras me penetraba y su miembro hacia estirar mis paredes mezclando dolor y placer debido a la invasión y el gran tamaño.
- Ohhh Daimon, si! Si amor! - No quería que se detuviera o que fuera suave conmigo.
Sus embestidas fueron profundas y continúas, sus manos presionaban mis senos y sus dientes mordían mis pezones haciéndome gritar de placer.
El calor arremolinado en mi centro y las contracciones aumentado cuando de repente se retiro.
El vacío en mi entrepierna me hizo lloriquear.
- Daimon! - Mi voz salio suplicante.
- ¿Que quieres Victoria? - Sus dientes rozando mi cuello y luego su mirada en mi expuesta, palpitante y húmeda cavidad.
- Daimon! Por favor! - Mis caderas trataban de levantarse y frotarse contra esa polla que me estaba enloqueciendo.
- No amor! Tu te haz portado mal esta semana! Debería castigarte! - Sentí un golpe en mi clitoris que envio un corrientazo a lo largo de mi columna, me estaba pegándome con su miembr*.
- Que rico!!! - Gemi y fue suficiente para tenerlo enterrado hasta las bolas nuevamente en mi interior.
- Maldita sea Victoria! Te aprovechas de lo débil que soy contigo! - Mis manos sujetaron su rostro y lo bese con hambre y necesidad!
Lo necesitaba! Lo amaba!
- Perdóname mi vida! Lo lamento! No se que me pasaba! - Le digo entre besos y su ritmo acelerado nos lleva a las estrellas pronto.
Su frente está pegada a la mía y nuestras respiraciones son aceleradas por el esfuerzo.
- No volverás a negarme el acceso a tu cuerpo ¿De acuerdo? - Esa voz ronca y sexy.
- Nunca más mi vida. -