Dos días después de despertar me dan el alta, he estado 6 días tumbada en esa cama, 6 días en los que apenas me han dejado moverme. Me han estado haciendo pruebas para ver si las drogas que Mark usó habían dejado algún efecto en mi cuerpo, todo indica que no, pero no podemos estar seguros.
Llevo estos días intentando no pensar demasiado en el tema. Eros no se ha separado de mi lado para ayudar con la recuperación, pero el pobre está agotado, apenas ha descansado y tiene un aspecto bastante desmejorado.
“Eh, dios griego”, le digo tomándole de la mano a la salida del hospital, “quiero que estos días descanses y recuperes fuerzas, un alfa no puede ir caminando por ahí como alma en pena, estás hecho un asco”, le digo sonriendo. Hoy regreso a mi manada, necesito poner en orden mis cosas para mudarme a Dawn. Eros insistió en volver conmigo, supongo que tras el susto no quiere separarse de mí, pero necesito que él esté a tope con su manada, tienen mucho trabajo por delante preparando la ceremonia del alfa, y yo necesito descansar unos días, alejarme de todo esto un poco.
“Bueno, creo que debería acatar las órdenes de la futura Luna, no quiero buscarme problemas”, me dice riendo mientras mete sus manos en los bolsillos traseros de mi pantalón, acercándome a él lo máximo posible. Su aroma me embriaga, es tan increíblemente excitante, reconfortante y atrapante, todo al mismo tiempo. Cuando mi pecho roza el suyo siento las corrientes y el calor recorriendo mi cuerpo, ahora que somos compañeros todo se ha intensificado descaradamente, cualquier roce de su cuerpo con el mío me produce sensaciones inimaginables. Eros agacha la cabeza y me da un suave beso en los labios, después me susurra en la oreja. “No sabes cuánto te he echado de menos y lo desesperado que estoy por marcarte, Ellie, te necesito”. Me pongo roja al instante, mil y una placenteras punzadas se dirigen directamente a mi centro, dos frases de mi compañero y ya estoy a punto de caramelo.
“Eh, tortolitos, dejad algo para después de la ceremonia, ¡venga!” me grita mi padre desde el otro lado de la calle, esperándome en el coche. Joder, me prometí a mí misma dejar de sonrojarme por estas cosas, sobre todo ahora que sabemos que somos compañeros, pero no hay manera.
Eros y yo nos despedimos y regreso con mi padre. Para regresar lo más pronto posible a casa nos dirigiremos al aeropuerto más cercano y desde allí volaremos al aeropuerto que está a 40 minutos de mi manada, es la ruta que hacía Eros para venir a estudiar a mi manada y me entra nostalgia.
En el avión pienso en todo lo que ha pasado en estos días e inconscientemente me pongo a llorar, ha sido demasiado, todo podría haber salido muy mal.
“Ellie, cariño, ya está, ya pasó…” mi madre me toma de la mano y me acaricia mientras los ojos me arden por las lágrimas. “Sé que lo pasaste muy mal, y nosotros también, pero ya quedó atrás… te espera una gran vida, mi amor, con un chico que está loco por ti incluso antes de saber que erais compañeros, alguien que luchó por ti y estaba dispuesto a renunciar a todo. Has vivido mucho estos últimos meses, pero la Diosa no te haría pasar por esto si no te fuese a dar nada a cambio, la vida te va a sonreír, estoy segura”. Mamá es genial, la verdad. Sus bonitas palabras me alivian y reconfortan, y mientras me sigue acariciando la mano apoyo mi cabeza en la suya y me quedo dormida.
Unas horas después desembarcamos y en cuanto me doy cuenta lo veo: mis amigos, Roy, Ari y Leo, y otros miembros de mi manada nos reciben en la zona de llegadas con una gran pancarta en la que se puede leer un “Bienvenida a casa, Ellie” con letras doradas. Mi sobrino sale corriendo hacia con un globo casi más grande que él atado de la muñeca, corre mientras grita “¡Tía Eddie!!”. Me agacho con lágrimas en los ojos para atrapar al vuelo a mi hombretón, que me abraza con fuerza. Aprieto a mi peque contra mi pecho y le huelo el cabello, pensé que nunca podría volver a hacer eso, que me perdería como mi peque se convertía en un lobo grande y fuerte, líder de una gran manada.
Tras él llega mi hermano y Ari, que me abrazan con mucha fuerza. Luego les toca a mis amigos, Rachel se pone a llorar en cuanto me abraza.
“Pensé que no volvería a verte, Ellie, no vuelvas a hacerme esto nunca, joder!” solloza mientras me abraza tan fuerte que casi no puedo respirar. Le devuelvo el abrazo con ansia, mis emociones rebrotan de nuevo.
“Si te consuela, no formaba parte de mis planes que me secuestraran días antes de mi cumpleaños, boba!”. Me sonríe con los ojos llenos de lágrimas y me vuelve a abrazar.
“Oye, estás acaparando los abrazos, ¡no es justo!” Eva se queja, así que Rachel me suelta y voy directo a ella. Eros me contó que lo pasó fatal, que casi pierden al bebé y en cuanto la abrazo rompo a llorar desesperada.
“Eva, lo siento tanto, siento tantísimo que pasaras por toda esa mierda por mi culpa, no sé como voy a poder compensar eso, lo siento muchísimo, de verdad que sí.”. Eva se aparta de mí con los ojos llenos de lágrimas y con enfado en su mirada.
“Ellie, basta. ¡La culpable de esta situación no eres tú, eres la víctima! Joder sí, fue horrible y tampoco esperaba pasar por una dosis de plata en mi primer embarazo, pero ya pasó. El bebé está bien y yo estoy bien, ahora me tratan todos en volandas y he decidido dejarme, ¿sabes? ya patearé culos más tarde. Aquí lo importante es que has vuelto, que estás sana y salva y que se acabó la pesadilla de Mark para siempre”. Lloro todavía más, me supera todo esto.
Los demás me saludan y abrazan por turnos y cuando por fin acaba la sesión de reencuentro, tomamos taxis para regresar a la manada. Necesito llegar a mi casa y ordenar mis cosas y mis pensamientos.
Cuando llego a mi casa mi madre insiste en que cene algo, pero estoy cansada y lo único que quiero es dormir, así que les doy las buenas noches a mis padres y subo a mi habitación. Una ducha reconfortante después estoy en mi cama y me quedo dormida profundamente. A media noche me despierto empapada, he estado soñando con la noche de mi transformación.
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>, llamo a mi loba a través de mi mente, <>.
<>, sonrío en mi interior. Tener tu loba es una pasada, nunca estás sola, para lo bueno y para lo malo, pero Aixa es especial.
<>, Aixa ronronea en mi cabeza para calmarme y poco a poco lo consigue.
<>. Aixa es increíble, sus palabras me infunden seguridad.
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<< Yo no saqué fuerzas Ellie, fuiste tú. Yo solo estaba en tu mente, tú confiaste en tu fuerza y valor, decidiste luchar por tu vida y tú sola me invocaste, a una velocidad increíble, por cierto. Ellie, vas a ser una gran Luna por que eres una gran persona, y con nuestros compañeros vamos a vivir la bonita vida que la Diosa nos regalará. Ahora descansa, mi pequeña, necesitamos fuerzas para estos próximos días”.
Con las dulces palabras de mi loba vuelvo a cerrar los ojos y duermo, esta vez sin pesadillas.