Capítulo 79
1626palabras
2023-07-31 17:12
Ellie empieza a convulsionar cuando me estoy acercando a ella, el pánico se apodera de mí, ¿qué está pasando?
“Ellieee!!” grito de nuevo, pero Ellie no me oye, su mirada está perdida y es una contradictoria mezcla entre miedo y seguridad… ¿Se está transformando? ¡Pero eso es imposible, tiene acónito en el cuerpo! Me detengo en seco porque de repente sus extremidades se empiezan a quebrar y empieza a transformarse, ¡lo está haciendo, está convirtiéndose en loba!
Su transformación es increíblemente rápida, más de lo que es la de cualquiera con mucha experiencia en ello, no entiendo absolutamente nada.

Y ahí está, una loba roja preciosa me mira con ojos miel, la loba más bonita que jamás he visto. Lo noto, noto la presión en el pecho, el tirón de mi cuerpo hacia el de Ellie, electricidad, fuego, chispas recorriendo mi ser. Estaba en lo cierto, es mi compañera.
Kai da vueltas en mi cabeza sin cesar, <<¡Aixa, mía, mi compañera! >> grita en mi cerebro al reconocerla. Joder, nunca pensé que me sentiría así, el alivio, la tensión que desaparece, el calor que me recorre y que reclama que marque a mi compañera para siempre, estoy perdiendo la cabeza.
La alegría dura más bien poco, ¿qué coño está haciendo Ellie?. Sale disparada hacia Mark, corriendo a gran velocidad hacia las rocas afiladas, ¡se va a estampar!. El miedo invade mi cuerpo, la necesidad de protegerla se hace patente en mí y giro mi rumbo para perseguirla, necesito detenerla como sea.
Pero entonces lo veo, ágilmente y con un control espectacular de su loba y su nueva fuerza adquirida se aprovecha de algunos recovecos redondos de la roca para tomar impulso y se lanza al cuello de Mark.
El pánico entra en mí cuando después de que ella lo muerda y tire de él con fuerza éste la lanza contra las rocas.
“¡Ellie!” grito desesperado mientras corro hacia ella, al tiempo que los demás lobos se abalanzan sobre un Mark gravemente malherido y rematan la faena de Ellie.

Sobre las rocas una ensangrentada Ellie se transforma de nuevo quedándose completamente desnuda y fría, su respiración es lenta y entrecortada, está gravemente herida.
Me tumbo sobre ella con cuidado para infundirle calor y taparla, no quiero que nadie la vea así, y mientras tanto contacto mentalmente con Jake y Logan.
<>.
Mi padre aparece en su forma humana cojeando y sangrando por el costado, una herida muy fea bombea sangre sin cesar mientras saca de una mochila una manta térmica. Con una mueca de inmenso dolor se agacha hacia nosotros, enseñándome la manta.

“Hijo, apártate de Ellie, tenemos que taparla con la manta térmica, ya llega ayuda”. Su voz está calmada, sé que quiere ayudar pero lo miro y solo veo la persona que hizo que nuestro mundo se fuese a la mierda durante semanas, mucho antes de que llegase el hijo de puta de Mark y empeorase la situación.
“Mía, mi compañera” Kai habla por mí, pocas veces dejo al lobo que lo haga, pero necesito hacerle ver a mi padre que Ellie es mi compañera y que no voy a apartarme de ella.
“Lo sé, Kai, sé que Ellie sí es tu compañera, pero debes apartarte, está herida y tu también, podéis pillar una infección con la suciedad que tenéis encima. Te prometo que no voy a tocarla ni hacerle nada, es más, tápala tú mismo, me doy la vuelta, pero debes apartarte de ella antes de que agravemos el asunto”. Su mirada parece sincera, así que con la boca cojo la manta para apartarme de ella y taparla.
Mientras recupero mi forma humana David se acerca corriendo a Ellie, una horrible cicatriz empieza a formarse en su cara, pero poco le importa, necesita ver a su hija.
“Ellie! Por la diosa, Ellie… “solloza, sus ojos se llenan de lágrimas mientras aprieta a su hija contra su pecho, “papá está aquí, mi niña… te vas a poner bien, vas a recuperarte”. Su cara se torna blanca súbitamente mientras mira con miedo a Ellie y comprueba su pulso. De repente siento un fuerte dolor en el pecho, duele terriblemente, quema, me destroza el alma y en mi cabeza oigo a Kai gritar desesperado <>. Mi agonía se incrementa cuando me doy cuenta de que Ellie se está yendo, la estoy perdiendo.
El dolor es insoportable y grito tendido en el suelo, hasta que me envuelve la oscuridad inevitablemente.
Tres días, han pasado tres días desde que casi pierdo a Ellie. Por fortuna el helicóptero llegó segundos después de la parada cardíaca de Ellie y mi desmayo, trayéndonos rápidamente al hospital de la manada.
Ellie sigue en la cama del hospital inconsciente, entubada e inmóvil. Apenas me he apartado de ella desde que desperté en el helicóptero, lo justo como para ir al baño y comer con desgana. Toda su familia está en el hospital vigilando, Roy recibió el alta a las pocas horas de ingresar, sus heridas estaban curando rápido, mientras que mi padre recibió el alta ayer.
Ther es la que más tiempo está conmigo y con Ellie en la habitación, llegó pocas horas después de que llegásemos al hospital y al igual que yo se ha apartado muy poco de su cama. Nos turnamos para ir a comer o para descansar, de forma que nunca la dejamos sola.
El teléfono no para de sonar, nuestros amigos nos bombardean a mensajes, pero me rompe el alma tener que escribir que Ellie sigue ahí, en una especie de coma del que no regresa. A duras penas he logrado escribir a Rachel y Liam para que informen a los demás, estoy agotado pero no pienso moverme hasta que Ellie no regrese.
Lleva ya cinco días así, aún tengo en mi cabeza la discusión de anoche con el médico.
“¡Lleva cuatro días sin moverse, sin mejorar ni empeorar! ¿Me está diciendo que no hay nada que podamos hacer por mi hija?” gritaba Ther fuera de la habitación de Ellie. Ther nunca levanta la voz, pero esto nos supera a todos. David está abatido y no es capaz de consolar a Ther, que ya al tercer día tuvo que salir del hospital a respirar porqué estaba a punto de convertirse.
“Señora Hudson, sé que no lo están pasando precisamente bien, pero necesito que entiendan lo siguiente: todo lo que se puede hacer ya está hecho. Su organismo ha eliminado ya el acónito, tenía una cantidad muy alta para una loba de su tamaño y aún así fue capaz de transformarse y luchar. No sabemos los efectos que las pastillas desconocidas pueden haber tenido en ella, pero ahora mismo todo depende de Ellie. El esfuerzo que debió hacer para transformarse y luchar es sobrenatural, su cuerpo fue drogado y herido durante días y ahora necesita descansar. No hay más que se pueda hacer”, dijo pacientemente el médico.
Me estremezco al pensar en las penurias por las que habrá pasado Ellie al ser secuestrada, instintivamente levanto la manta y aparto la bata de hospital de Ellie. La horrible herida de su cadera fruto de la rozadura de las cuerdas es ahora una marca que llevará de por vida, recordándole lo que tuvo que sufrir. Gruño y suspiro mientras la tapo de nuevo y le beso la frente.
“Vuelve conmigo, pecas. Te necesito a mi lado, tenemos mucho que vivir todavía”, le sollozo en la oreja mientras hundo mi cabeza entre su enmarañado pelo rojo.
****Desde la perspectiva de Ellie****
La suave brisa mece mi rojo cabello y mis revoltosos rizos se enredan, una vez más.
No sé cuánto tiempo llevo aquí, en el prado donde por primera vez vi a Aixa, pero siento que ha pasado una eternidad. El sitio es precioso y respiro paz y tranquilidad, pero me siento sola, muy sola aquí. Necesito ver a mi familia, asegurarme que Roy está bien… pero sobretodo necesito volver a ver a Eros.
Ni siquiera me despedí de él, ni siquiera pudimos dedicarnos unos segundos al confirmar que éramos compañeros, me duele el corazón de tanto anhelar su voz y su dulce tacto. Estoy prácticamente segura de que me he muerto, no puedo oír a Aixa en mi cabeza, no la puedo invocar y tampoco transformarme, así que debe ser eso. Siempre que me digo a mi misma que he muerto mis ojos se llenan de lágrimas, no puedo creerme que haya terminado así, que mi vida haya cesado el día que cumplo 18 años.
Me siento terriblemente cansada de nuevo, necesito dormir.
<> me despierta una dulce voz que conozco bien.
“Aixa!” grito desesperada, mientras la busco entre las sombras de la noche. Como un vago recuerdo, la encuentro de nuevo en la otra parte del río, mirándome sentada con sus preciosos ojos miel. “Aixa, te he echado de menos, estoy asustada”, sollozo.
<>. Aixa me habla con tranquilidad emitiendo mucha paz, yo también necesito volver, necesito regresar a mi vida, pero no sé cómo.
“Vuelve conmigo, pecas. Te necesito a mi lado, tenemos mucho que vivir todavía”, esa voz. Reconozco esa voz, es la voz de la persona a la que seguiría al fin del mundo sin dudarlo, mi dios griego.
<> me dice Aixa, retirándose al fondo de mi cabeza.
Suspiro y me concentro en su voz, en todo lo que me hace sentir, en cuánto anhelo su tacto, sus besos, la vida con él. Todo se vuelve negro, gris…blanco.
Abro los ojos, por fín.