Capítulo 73
1097palabras
2023-07-30 18:57
Me duele el cuerpo y la cabeza. La boca me sabe a hierro y no sé muy bien que está pasando, solo sé que me muevo. De repente las imágenes borrosas inundan mi cabeza: una nube gris, la oscuridad, un lobo que me toca las piernas y los muslos… un bosque, la oscuridad. Me secuestraron, ese desgraciado me lleva a rastras con él, pero no sé ni dónde estoy. Estoy atada a su espalda con una cuerda que me provoca rozaduras en la cadera, siento mi camiseta mojada y pegajosa, intento moverme, pero duele.
“¿Estás despierta de nuevo, putilla?” gruñe el lobo. Estoy segura de que es Mark, su voz es áspera y apenas parece ser la suya, pero sé que es él, esa forma despectiva de hablarme tiene que ser él.
“¿Mark? ¿Por qué?” es lo único que puedo decir, mi boca está seca y me duele hablar, a penas tengo saliva para aliviar mi dolorida garganta. Mark se para en seco, me desata y me tira al suelo, estoy débil, muy débil para caminar. A penas me puedo incorporar para quedarme sentada y siento una punzada en el abdomen, me miro y mi camiseta está llena de sangre, por eso la siento pegajosa.
“¿Por qué? ¿Me preguntas por qué? Me destrozaste la vida, Ellie. Tú con tu tontería de esperar a tu compañero, pero mientras tanto ibas provocándome con esos coqueteos y charlas cariñosas que no llevaban a nada, ¿para qué? ¿para ponerme cachondo, rechazarme y follarte al alfa? Me han desterrado por tu culpa, desgraciada, y ahora tú y ese mamarracho del norte vais a pagármelas, yo seré un rogue, pero tú no regresarás a tu casa con vida”. Me escupe Mark, con asco y furia en su mirada. Intento contestarle pero no puedo, mi voz solo es capaz de pronunciar “agua”.
Mark me tira una botella de agua mientras me suelta un “oh si, bebe, te necesito viva hasta que lleguemos a nuestro destino”, riendo con sorna.
Bebo de la botella, que sabe raro, como con un toque a hierba. Cuando el agua calma mi garganta cojo aire y con las pocas fuerzas que me quedan intento razonar con él.
“Mark, por favor. Nunca quise hacerte daño, nunca pensé que te hacía entender lo que no era… y nunca planeé enamorarme de Eros, simplemente ocurrió. Por favor, déjame libre y conseguiré que Roy vuelva a aceptarte en la manada, te juro por mi vida que no te encarcelarán, por favor… por favor Mark” suplico, sollozando. Él me mira, riéndose a carcajada limpia, sus ojos están fuera de sí y su aspecto es amenazador.
“¿Crees de verdad algo de lo que me acabas de decir? No amiga, tú vas a morir, y morirás en sus terrenos, para que cada vez que vuelva a su hogar sienta que por su culpa tu moriste allí y tenga que huir, perdiéndolo todo… Igual que lo he perdido yo todo.” La amargura me llena, ¿planea llevarme a los terrenos de la manada Dawn? Este malnacido quiere matarme y que Eros sufra por siempre… las fuerzas me abandonan, me siento mareada y tengo ganas de vomitar.
“Ya hemos descansado lo suficiente, muñeca. Pronto las pastillas volverán a hacerte efecto, tenemos que seguir corriendo, los terrenos del imbécil de tu novio están algo lejos todavía”… sus últimas palabras suenan lejanas, debe ser el agua, me droga con ella… Siento como me ata de nuevo, gimo cuando las cuerdas tocan mis heridas y el cabrón aprovecha para acariciarme el culo y los muslos mientras jadea un “lástima”. Vuelvo a estar colgando de su espalda, con las manos atadas colgando de su cuello y anudada de la cintura sobre su cintura… Las fuerzas me abandonan.
No sé cuánto tiempo ha pasado, pero oigo el sonido de un río, de repente se mete en el agua y camina río arriba, tengo muchas ganas de dormir de nuevo. Siento como mi sandalia izquierda se afloja poco a poco e intento, mientras muevo el pie aprovechando el balanceo de su movimiento, que se me caiga al río. Necesito dejar un rastro, algo que ayude a que me encuentren…si es que me encuentran y no es demasiado tarde. Cuando mi zapato cae al río doy gracias a la diosa por qué a penas se oye el ruido, abandono las pocas fuerzas que me quedan, me duele muchísimo el abdomen y siento de nuevo la sangre de mi herida…no sé cuánto puedo aguantar así, pienso en mis amigos, mis padres, en Roy… y en Eros, mi último pensamiento es para él, mientras mi cuerpo pesa demasiado.
Me despierta el chasquido del fuego cerca de mi cuerpo, miro a mi alrededor y veo una hoguera. Mark está acostado justo enfrente mío, parece que se ha quedado dormido, me incorporo intentando no hacer ruido, la cabeza me da vueltas. Hay una mochila cerca de mis pies, de ella asoman algunas barritas de cereales y una lata de bebida energética, sin hacer ruido cojo una barrita y la bebida y como con la esperanza de recuperar fuerzas.
Mark gruñe y sobresaltada lo miro, pero sigue durmiendo. No sé el tiempo que llevamos corriendo pero sé que no estamos cerca de casa, el clima es más frío aquí, a pesar de ser verano. Siento que recupero algunas fuerzas al rato de comer y observo a mi alrededor, todo está muy oscuro, no se ve prácticamente nada, necesito huir de aquí.
Me quito la otra sandalia, con la esperanza de dejar otra huella de nuestro paso por la zona. Me levanto y me espero unos segundos mientras mi cabeza da vueltas, cuando me estabilizo camino despacio intentando no hacer ruido y me alejo de la hoguera y de Max. Entro en unos matorrales cuando empiezo a correr desesperadamente, no sé a dónde voy, pero no me importa, solo tengo una cosa en mente, huir.
En cuestión de segundos un aullido ensordecedor se escucha no muy lejos de mí, mierda, se ha despertado. Corro lo más aprisa que puedo pero no veo nada, solo siento dolor insufrible en los pies, me estoy cortando con las astillas y piedras del suelo. Un nuevo aullido suena detrás de mí y entonces el peso de un cuerpo enorme me tira al suelo, mientras rodamos.
Me quedo debajo de la figura imponente de un lobo con los ojos desorbitados que me saca los dientes cerca de la cara, babeando.
“Vuelve a escaparte y te mato aquí mismo, zorra” me escupe en la cara, automáticamente veo su puño dirigirse a mi cara, un dolor sordo me recorre. Oscuridad.