Capítulo 69
1134palabras
2023-07-29 19:11
Una figura de hombre lobo apareció entre las sombras, pero algo no encajaba. Su cuerpo era muy grande para ser un lobo normal, y su rostro estaba cubierto con una especie de máscara de gas, por lo que nadie pudo reconocer al lobo.
De repente el lobo lanzó una especie de granada que explotó nada más tocar el suelo, dejando tras de sí una espesa nube gris brillante.
“¡Polvo de plata!” gritó Rachel, mientras tosía. Todos empezaron a toser y a caer inmóviles al suelo, la plata se usaba para contener al lobo de los hombres lobo, por eso se empleaba en esposas y algunos artilugios de tortura. El polvo de plata hacía tiempo que era ilegal, pues no solo contenía a los lobos, si no que disperso en el aire inmovilizaba a los hombres lobo temporalmente.
Cuando todos cayeron al suelo, la figura se abalanzó sobre Eros y Ellie, y propinándole una patada en las costillas a Eros, que apenas pudo ni gemir, agarró con brusquedad a Ellie y la colgó de sus hombros para desaparecer a un ritmo vertiginoso entre la oscuridad.
El lobo de Eros aulló, gimió y sacó los dientes dentro de él. Eros acababa de presenciar como secuestraban a su pareja y no había podido hacer nada, su lobo estaba desquiciado. “Mía, compañera. ¡MÍA!” gritaba su lobo en la cabeza de Eros, provocándole un dolor de cabeza aturdidor. Eros no podía pensar con claridad, estaba a punto de perder el conocimiento, pero como pudo intentó contactar con Roy.
“Eros, ¿qué pasa, dónde estáis?” dijo Roy con evidente angustia.
“Camino…lago…Ellie…” fue lo único que pudo decir antes de que su vista se volviese negra del todo y un ensordecedor silencio lo envolviese.
Despertó a las dos horas desorientado, poco a poco abrió los ojos para comprobar que estaba en un pabellón grande, pero sus ojos escocían por la plata y tenía la garganta seca e irritada.
“¡Eros, por la diosa!” oyó una voz familiar, sin embargo, sonaba rota y llena de dolor. “Eros, ¿qué ha pasado? ¿Dónde está mi niña?”. Ther, se trataba de la madre de Ellie.
Eros intentó hablar pero le escocía la garganta, Ther se dio cuenta y le ofreció un vaso de agua, que Eros bebió de un trago. El agua fresca pareció aliviar el escozor de la garganta de Eros, pero aun así le costaba hablar.
“Ellie…se la llevó. Mierda, ¡ELLIE!” gritó como pudo mientras intentaba levantarse, consciente de lo que acababa de decir mientras Ther rompía a llorar desconsoladamente. Intentó levantarse de la camilla, tenía que salir a buscar a Ellie, si le pasaba algo nunca se lo perdonaría.
Bajó de la camilla para caerse inmediatamente en el suelo, arrastrando tras de sí el gotero de suero que tenía inyectado en la muñeca, y haciendo una mueca de dolor al chocar su fuerte cuerpo contra las frías baldosas.
“Alfa Eros, no puede moverse todavía, han respirado mucho polvo de plata, es una suerte que estén despertando tan rápido. La misma cantidad en un espacio no ventilado hubiese podido ser letal” dijo una voz que Eros supuso que sería la del médico, mientras que con la ayuda de alguien más lo levantaba y lo sentaba en la camilla.
“Tengo que buscar a Ellie…¡se la llevó esa cosa!...Mierda, no veo nada, todo está blanco”. Eros entró en pánico, ¿se había quedado ciego?.
“Alfa, tranquilo, es normal, tiene la vista irritada por la plata, ahora le aplicarán un colirio, le escocerá pero en breve recuperará poco a poco la visión” dijo la voz, que sonaba tranquilizadora.
En unos minutos le aplicaron el colirio y a pesar del escozor poco a poco empezó a recuperar la visión. Junto a la camilla se encontraba Ther, llorando desconsoladamente en los brazos de Ari. Con un rápido vistazo hacia la otra parte del pabellón reconoció a sus amigos en las otras camillas con sus familiares apelotonados en ellas.
Eros se sentía mareado, angustiado y con ganas de vomitar. ¿Qué había pasado y por qué esa cosa se había llevado a Ellie?, respiró profundamente, necesitaba salir de allí, necesitaba ir a buscar a su pareja.
“Eros, has despertado”, dijo Roy que apareció de repente en el pabellón junto a su padre. “Por la diosa, tienes que decirnos qué ha pasado”. Su voz temblaba, parecía que se movía entre la rabia y la desesperación, haciendo un esfuerzo sobrehumano por contener su lobo.
“No sé qué ha pasado, todo ha sido muy rápido. Ese lobo extraño apareció con una máscara de gas y nos lanzó polvo de plata con una granada. De repente todo era gris, el cuerpo pesaba mucho y no podía ver nada. Solo sé que esa cosa me golpeó y se llevó a Ellie a través de los árboles del lago”. Sintió una punzada de dolor y vergüenza en el pecho, no había sido capaz de proteger a su pareja, esa cosa los había estado vigilando y ni siquiera se había dado cuenta.
“¡Mi niña!” sollozó Ther mientras Ariadna la acunaba y consolaba. Ari lloraba en silencio, concentrando toda su energía en consolar a su suegra, que parecía que en cualquier momento iba a transformarse.
Unos pitidos ensordecedores empezaron a sonar dos camillas al lado de la de Eros, éste se giró para ver que ocurría.
“El bebé! Eva!” gritó Liam, desesperado. Los médicos aparecieron corriendo y trasladaron a Eva en la camilla a otra habitación, dejando a Liam gritando y llorando desconsoladamente en el suelo. La plata era nociva para un adulto, pero en niños podía ser letal, Liam y Eva podrían estar a punto de perder a su hijo. Liam empezó a transformarse lentamente, pero su hermano Arturo se echó al suelo a su lado, cogiéndole de los hombros.
“Liam, mírame, respira profundo. Cálmate, sé que parece imposible, pero necesitamos que te calmes. Eva no puede sentir tu desesperación, tienes que infundirle fuerzas, ¿me oyes?. Tu compañera y tu hijo te necesitan. Vuelve con nosotros, hermano, por favor.” Las palabras de Arturo eran serenas y aunque a Liam le costó, poco a poco revirtió su estado de transformación y finalmente se quedó en el suelo llorando desconsoladamente mientras su hermano lo abrazaba con fuerza.
“Si le pasa algo a Eva o al bebé no sé qué voy a hacer, Arturo, me moriría” dijo abatido Liam.
“No les va a pasar nada, están en las mejores manos, Liam. Tu compañera y tu hijo saldrán de esta, ella es una mujer fuerte como pocas, su loba estará protegiendo a tu cachorro con todas sus fuerzas, no lo dudes”.
Eros sintió su corazón apretarse, no solo Ellie estaba en peligro si no que sus amigos podrían perder a su primer cachorro, la sangre le hervía. Necesitaba recuperarse, salir de allí a buscar a Ellie y ponerla a salvo…y matar a ese bastardo.