Capítulo 67
1061palabras
2023-07-28 15:06
Después de charlar con mi madre me siento un poco más tranquila, pero decido darme un baño relajante para aliviar tensiones, llevo días tan angustiada que el cuerpo me duele. Me dispongo a meterme en la bañera cuando recibo un mensaje de Eva, quiere que vayamos al lago a bañarnos, se está asando entre el calor y las hormonas. La verdad es que me parece una idea genial y le propongo recogerla de camino al lago, necesito despejarme y salir de mi bloqueo mental. Una tarde con mi amiga hablando de cualquier otra cosa que no sea el elefante en la habitación me vendrá genial.
La recojo en el parque cerca de la que será su futura casa en unos meses, están construyéndola a toda prisa para tenerla terminada antes de que llegue el bebé y Eva se había pasado por allí para ver el progreso de la construcción.
Cuando la recojo me comenta que ahora se dedica plenamente a la supervisión porqué por lo visto a las guerreras no las dejan hacer nada cuando se quedan embarazadas, la gestación es la principal prioridad, por eso las destinan a tareas administrativas relacionadas con sus trabajos.
“A ver, que no es que me queje de estar en un despacho fresquito con aire acondicionado frente al ordenador mientras Liam se mata a entrenar y a patrullar, pero joder… no me dejan ni dar dos vueltas de noche, para cuando regrese tendré que volver a estudiar”. Refunfuñaba Eva de camino al lago.
“Bueno, es normal, piensa que no estás expuesta al mismo riesgo tú como guerrera que Elisa o yo, el embarazo es complicado de por sí, más si tienes que estar dando trotes por ahí.” Eva asintió, haciendo una mueca, sabía que era cierto, pero aun así le tocaba las narices. “Hablando de entrenamientos, ¿les mandamos un mensaje a Liam y Eros para que vengan al lago cuando terminen? Supongo que tendrán ganas de refrescarse también.”
“Oh, sí, descuida, lo he enlazado yo hace un rato, insiste en que le avise cada vez que salgo de casa para saber dónde voy, por si pasa algo… está muy pesado con el tema, la verdad, peeero no seré yo quien se queje de los masajes en los pies y los baños de espuma mimosos que lleva el pack de control” Me contesta Eva con una sonrisa.
Estamos llegando ya al lago y veo que los ojos de Eva se ponen blancos, otro enlace mental. Sonríe y después vuelve en sí rápidamente.
“Perdón, los chicos, que se vienen ya porqué hace demasiado calor.” Le asiento contenta, al menos así estaremos con más amigos disfrutando de una tranquila tarde. “Oye, ¿nos ponemos cerca de la cabaña? Esa zona es más cómoda y me siento más tranquila teniendo cerca algún sitio donde mear, porqué de repente mi vejiga es del tamaño de una aceituna”, me comenta Eva sonriendo sonrojada. Le contesto que sin problema y nos dirigimos hacia la cabaña caminando y charlando.
Estoy tan enfrascada en la conversación que tardo unos segundos en darme cuenta que la cabaña se ve diferente, con farolillos de luz colgando, una pancarta de “Feliz Cumpleaños” y bebidas y vasos apiladas en una de las mesas de camping de afuera.
“Mierda Eva, creo que se nos han adelantado y celebran un cumple aquí, podríamos ponernos un poco más para allá a ver si no molest-“
“¡SORPRESAAAAAA!”
De repente de la cabaña salen Eros y mis amigos, con gorritos de cumpleaños y bañador, riendo mientras Eros me coloca un gorro con el número 18 bien grande.
“Feliz cumpleaños, preciosa. Te quiero”, me dice mi dios griego mientras yo sigo con los ojos abiertos de par en par. ¿Esto es por mí?
“Wow, no me esperaba esto, para nada… ¡muchas gracias chicos, de verdad! ¡Joder, cómo me habéis engañado!” mis ojos se llenan de lágrimas que amenazan en salir, pero las contengo como puedo. Mientras abrazo y agradezco a mis amigos por la fiesta la música empieza a sonar y Joseph y Gabriel sacan la bebida y comida, hay picoteo variado del estilo cumpleaños infantil: patatas, aceitunas, mini triángulos de sándwich…me encanta.
Tomo una cerveza de un capazo con hielo y está sumamente fresquita, me encanta. Me dirijo a Eros que sigue hablando con Liam y le pido disculpas a mi amigo, quiero robar a mi chico un segundo.
“Sé que esto lleva tu marca, dios griego. Solo tú sabes lo que adoro los cumples de mi sobrino porqué sacan todas estas porquerías” le digo sonriendo, mientras de puntillas rodeo con mis brazos su cuello. “Muchas gracias por esto, cariño, te quiero”.
“No me las des… tu cumple se acerca y quería que lo celebrásemos bien… sé que estás nerviosa así que pensé en una fiesta más íntima, ya lo celebraremos más a lo grande cuando pase todo”, me dice sonriendo.
“Vamos a tener triple celebración de mi cumpleaños, cariño”, le contesto. Él me mira sin entender muy bien, juro que la inocencia que desprende a veces me encanta. “Tenemos esta celebración, tendremos otra cuando pase mi transformación, y… tendremos otra esta noche en cuanto se vaya todo el mundo, tu y yo solitos”. Eros me mira con cara divertida y me aprieta contra él, puedo notar que ya se ha puesto duro solo con mencionarlo.
“No puede no encantarme ese plan, pecas… espero que hayas traído más de unas braguitas, porqué esta noche te pienso arrancar unas con la boca”, me susurra en la oreja. Su aliento caliente manda señales a mi cuerpo, que automáticamente se traducen en unas bragas mojadísimas y una dolorosa pero placentera sensación en mi bajo vientre. Diosa, lo que me provoca este hombre no es normal. Sonrío y me sonrojo, joder, la anticipación me puede, él me puede.
Un rato después estamos todos en el lago bañándonos, sentados donde apenas cubre y bebiendo cerveza fría, si esto no es el paraíso que me lo expliquen. Amigos, amigas, cerveza fría, comida y mi dios griego que cada día está más musculoso, Diosa, me podría morir ahora mismo y no me arrepentiría de nada. O quizás sí, podría haber dado el paso antes, de esta manera habría pasado más tiempo con Eros… pero no importa, soy tremendamente feliz ahora mismo, la ansiedad está en una cajita en el fondo de mi cerebro y encerrada bajo llave, hoy necesito ser feliz.