Capítulo 61
1095palabras
2023-07-19 15:41
Después de desayunar y pasar por la ducha nos dirigimos a la casa de la manada donde ya nos esperan Ari, Roy y un revoltoso Leo que corre como el viento a saludarnos.
“Tía 'Edie'!” me dice mi pequeño lobito y me lo quiero comer mientras me enseña su nuevo juguete, uno que sin duda le han comprado sus padres esperando (sin éxito) que distraiga al pequeño y esté más calmado para la ceremonia, pero parece que eso no entra en los planes de Leo.
Nos dividimos y mi madre, Ari y yo vamos a la habitación que han preparado para que nos arreglemos y vistamos. Cuando llegamos ya están allí la peluquera y maquilladora y empiezan por mi madre, a la que dejan espectacular. Mi madre es una jodida belleza, pero hoy está radiante, más incluso que el día de la boda de Roy. Cuando acaban con ella es mi turno y debatimos durante unos momentos qué es lo que me apetece. Cómo hace mucho calor y humedad decidimos que mejor no alisarme el cabello, pues mis rizos volverían a aparecer en nada. Nos decantamos mejor por estilizar y peinar mis rizos, algo que debería hacer yo pero que sinceramente me da pereza, no me gusta perder el tiempo en esas cosas aunque luego el resultado me encante. A la hora de maquillarme por primera vez pido una base con un tono natural, que no me tape demasiado las pecas. Sonrío para mí misma, nunca creí que llegaría el día que hiciese eso, pero aquí estoy, amando gracias a un chico lo que más insegura me hacía.

Es el turno de Ari y con ella se esfuerzan muchísimo, Ari es preciosa, quizá una de las lobas más guapas de la manada junto a mi madre, pero al igual que ha pasado con ella, hoy está deslumbrante. Le peinan el cabello con una trenza de espiga con efecto deshecho, muy natural, que realza sus facciones. Su maquillaje es sencillo pero elegante y acentúa sus preciosos rasgos, está deslumbrante.
Cuando nos vestimos el maquillaje y peluquería encaja perfectamente con nuestros atuendos, y está feo que lo diga yo, pero joder, estamos preciosas.
“Ari, estás increíble, de verdad”, le digo a mi cuñada. Lleva un vestido largo blanco, parecido al de su boda, pero más bohemio, con la espalda descubierta en la que destaca su larga trenza. La tradición marca que el vestido sea blanco, porqué representa por un lado la pureza de la diosa y, por otro lado, porqué esta ceremonia es como una boda, una entre el alfa, la luna y la manada. Ari ha decidido respetar la tradición, pero en honor a su difunta madre lleva un sutil bordado de unos tulipanes rosas, los favoritos de ella, en el bajo de la falda. La peluquera se ha encargado de colocarle en el pelo unas horquillas con pequeños tulipanes rosas entre las vueltas de su trenza y el look está completo.
Mi madre y yo nos vestimos también, ella decide reutilizar su vestido rojo de la boda de Ari y Roy y yo dudé durante varios días, pero finalmente me decanté por el vestido verde de la fiesta de cumpleaños de Eros. Ese vestido me encanta y me siento muy guapa y cómoda con él… a parte que sé que también le encanta a Eros, por supuesto.
A las 18h nos dirigimos al patio de la casa de la manada donde está todo dispuesto para empezar, con algunos invitados sentándose en sus asientos mientras los otros localizan los suyos.
Eros se acerca a mí, sonriendo al ver el vestido que he elegido. Por su parte él lleva un traje gris entallado con una camisa blanca, joder está guapísimo.

“Estás preciosa Ellie, más que de costumbre”, me dice mi dios griego y me derrito.
“Tú también, estás increíble… esos pantalones entallados te marcan mucho el culo, me dan ganas de pellizcarlo” le susurro al oído mientras él suelta una sonora carcajada.
“Eeeh, pero si está aquí la pareja del milenio, esa a la que no le vemos el pelo desde que viven juntos!” oigo la voz inconfundible de Rachel. Me giro y allí están todos nuestros amigos, que han venido a ver la ceremonia.
“Lo siento, es verdad que andamos un poco desaparecidos, pero esto de la ceremonia ha sido un caos absoluto en casa”, contesto. Elisa me abraza y me da la vuelta.

“Ese vestido no falla, amiga, ¡estás para comerte!” me río a gusto, echaba de menos esto.
“Esta noche vamos a celebrar a lo grande, ¿si? Aprovechemos que estamos todos para tomar copas y charlar, os hemos echado mucho de menos a todos” dice Eros. Después de unos instantes charlando nos indican que nos sentemos, pues la ceremonia va a empezar.
Eros y yo tenemos guardados asientos en primera fila y el travieso Leo decide que prefiere estar sentado sobre Eros en vez de a mi lado. Sinceramente no me importa, ver a Eros con mi sobrino me endulza el corazón. Lo trata como a su sobrino y a Leo de vez en cuando se le escapa un “tío”, a lo que él siempre le sonríe.
La ceremonia empieza y mi padre y mi madre les dan el relevo a Roy y Ari, que pronuncian sus votos con solemnidad. Cuando la ceremonia acaba la gente se levanta y aplaude y vitorea a mi hermano y Ari, y mis ojos se llenan de lágrimas, hoy es un gran día.
“Pronto será a ti a quien vitoreen como luna, cariño” me susurra Eros mientras me acaricia con los dedos la mano. Me giro hacia él y le dedico una tierna sonrisa, no sé si será así, pero ahora mismo no me importa, solo me importa lo felices que son Roy y Ari, y lo contentos que se ven mis padres detrás de ellos.
Roy y Ari bajan del escenario y se dirigen a nosotros, nos abrazamos fuertemente.
“Enhorabuena a los dos, sé que vais a ser unos líderes formidables, no tengo la menor duda de eso” les digo mientras los abrazo.
“Enhorabuena, estoy seguro que seguirás con la estupenda gestión de tu padre y que harás cosas increíbles. Mi manada siempre estará a tu disposición, Roy”. Les dice Eros estrechando la mano a Roy.
“Muchas gracias, espero poder desearte lo mismo muy pronto… a los dos, en realidad”. Me contesta mi hermano mientras me guiña un ojo. Me entran ganas de llorar pero me contengo como puedo, por suerte el revoltoso de mi sobrino irrumpe la escena para saltar sobre su madre y hacernos reír.