Capítulo 60
1082palabras
2023-07-18 17:04
El día siguiente la casa de los Hudson era un ir y venir de gente constante. Todo el mundo preparaba lo necesario para la ceremonia del alfa y el nerviosismo estaba más que presente en el ambiente.
A Ellie le vino genial el revuelo, porqué ante tanto orden y desorden, nadie se fijó en su moratón del cuello, que por si acaso, cubría con maquillaje. O eso creía.
“Hay quién no pierde el tiempo ni un momento, ¿eh, cuñadita?” le dijo Ari con burla mientras comían. Ellie casi se atraganta, pues su hermano, su madre y Eros también estaban allí, así que miró con cara de circunstancias a Ari, haciéndole saber que la mataría si no fuese su luna.
“Oh vamos, no creerías que no lo habíamos visto, ¿verdad?” dijo su madre riéndose. Ellie notó como se le incendiaba la cara y miró a Eros buscando consuelo, pero se lo encontró sonriendo. “El único que no lo ha visto ha sido tu padre, así que esperemos que siga así… por lo pronto para mañana te dejaré una gargantilla para que no se te vea”. Continuó burlándose su madre.
‘Pedazo de cabrón’, pensó Ellie mirando a Eros, medio enfadada, ‘me las pagarás’.
Esa noche toda la familia cenó en el jardín de casa, haciendo su particular celebración en privado. Cuando se acercó la medianoche todos se fueron a dormir, el día siguiente iba a ser largo y tendrían que madrugar.
Después de cepillarse los dientes, cuando Eros ya estaba acostado en su cama recibió un mensaje de Ellie. <>, Eros se puso una camiseta y se dirigió a la habitación de Ellie. Al entrar se la encontró sentada en su cama, sonreía pero era una sonrisa nerviosa, se le notaba mucho.
“Pecas, ¿qué te pasa?” le preguntó. Ella sonrió, había empezado a llamarla así desde que volvieron del lago.
“Mañana vienen los alfas del tratado de paz a la ceremonia, lo que quiere decir que también vienen tus padres… ¿estás bien con eso?” preguntó.
“Tranquila, no voy a hacer ningún comentario ni nada por el estilo, saludaré a mi padre de la manera más correcta y formal que pueda y ya está, no tengo nada más que hablar con él”, dijo Eros, algo molesto y Ellie sintió entonces que se había expresado mal.
“Eh, cariño, no me malinterpretes… no lo decía por qué fueses a montar una escena, lo digo por qué no has hablado con él desde ese día. Sé que no va a ser precisamente fácil para ti, pero voy a estar a tu lado”, le dijo mientras le agarraba de la mano con dulzura.
“Perdona preciosa, estoy algo nervioso, la verdad… Y aunque te agradezco con el alma que quieras estar a mi lado, no quiero que estés cerca del imbécil de mi padre. Si te dice algo o te mira mal, te juro que le arranco la cabeza allí mismo. No quiero que sufras más por su culpa, ya lo has pasado bastante mal”. Eros se había relajado al oír la explicación de Ellie, pero se volvió a tensar al pensar en su padre hiriendo a Ellie, no lo soportaba. Ella acunó su cara con sus manos, obligándolo a mirarla.
“Oye, ayer en el lago me diste fuerzas y confianza en mí misma. Sé que no le gusto a tu padre y que hay poco que pueda hacer para cambiar eso… Pero también sé varias cosas, la primera que te amo con toda mi alma y que tú a mí también, así que voy a estar a tu lado cuando pases por una situación difícil, como esa. La segunda cosa que sé es que estoy en mi terreno, en mi manada, y que si alguien, por muy alfa que sea, se atreve a menospreciarme ni mi padre ni mi hermano lo van a permitir, y una ceremonia de alfa es algo sagrado como para estropearla así. Y la tercera pero no menos importante, es que sé que presentarnos los dos juntos sería desafiarlo, y aunque esté cagada de miedo…debo decir que la idea me excita un poquitín”. Ellie sonríe mientras le habla a Eros, que vaga entre el asombro y la diversión.
“Eres una puta maravilla de mujer, Ellie, no puedo esperar a que seas mi luna”, contesta Eros antes de besarla con ternura. La pareja se abrazó y acurrucó en la cama de Ellie, quedándose dormidos abrazados, sin importar el calor ni que pudiesen pillarlos, esa noche no. Esa noche necesitaban estar cerca el uno del otro, pues el día de mañana iba a ser todo un desafío para ellos y sus almas pedían a gritos la compañía del otro.
Unos golpes en la puerta despertaron a la pareja, mientras Ther asomaba la cabeza con los ojos tapados con su mano.
“¡Buenos días! No estoy viendo nada, ¿eh? Podéis ir bajando a desayunar que pronto nos tendremos que marchar a la casa de la manada.” Eros se reía mirando a Ther, pero a Ellie parecía no hacerle demasiada gracia.
“Mamá, ¿qué haces? Puedes abrir los ojos, ¿eh?” dijo, molesta.
“Oye, encima que me preocupo por no pillaros en mal momento, ¡mira que eres desagradecida, hija!” Le contesta su madre destapándose la cara y riendo.
“Espera, ¿cómo sabías que estaba Eros aquí?” Ellie empieza a ponerse colorada, no se había planteado esa pregunta hasta ese mismo momento.
“Pues igual que sé cuándo vais uno a la habitación del otro, hija, jajajaja.. Os oigo cuchichear a veces, el insomnio es así… pero tranquilos, que me pongo tapones”. Su madre no paraba de reír pero en cambio a Ellie no le hacía ni gracia, no podía estar más roja. Por su parte Eros solo le daba gracias a la diosa por que la del insomnio fuese Ther y no David o estaría muerto.
“No es lo que parece, no hacemos nada, solo dormimos juntos…” Ellie intentaba explicarse y a cada segundo se ponía más roja.
“Hija, tranquila, que ya lo sé, yo tengo insomnio, pero tu padre tiene el oído más desarrollado de toda la manada, si pasase algo aquí, lo sabría. Así que repito, a desayunar ya, ¡que se enfría el café!”.
Ellie hundió su cara en la almohada cuando su madre se fue, <>, pensó para sí misma. Eros le dio un beso en la cabeza y después de pasar por el baño bajaron a desayunar con el delicioso aroma a café recién hecho inundando la casa.