Capítulo 51
888palabras
2023-06-28 18:54
Las semanas pasaron rápidamente y Ellie y Eros seguían con su aventura romántica. La relación seguía adelante y maduraba, pero ambos tenían dos fechas marcada en el calendario. Para la primera solo faltaba una semana: el fin de curso y con él, el regreso de Eros a su manada, para la segunda faltaba algo más de un mes, y significaba saber si ambos eran o no compañeros, pues Ellie estaba a punto de cumplir los 18 y tener su propia loba.
Tal y como se acercaba la primera fecha el nerviosismo era palpable en el ambiente, ambos intentaban pasar la mayor parte del tiempo juntos y eso implicaba que los padres de Ellie aceptaran que ésta durmiese algunas noches con Eros en su residencia, para disgusto de su padre.
La pareja estaba cenando en la residencia de Eros y charlaban tranquilamente, cuando los padres de Eros hicieron una videollamada.
“Hola, papá y mamá”, saludó Eros a sus padres, mientras Ellie se escabullía hacia la cama de Eros. No era que sus padres no aprobasen su relación, pero sí que su padre pensaba que ella la podría estar despistando de su deber como alfa, pues según él, ya no estaba tan interesado en los asuntos de la manada desde que estaban juntos. Ellie decidió entonces esconderse de sus padres para que a Eros no le dieran ninguna reprimenda, pero eso a él lo molestaba profundamente.
“¿Hola cariño”, dijo sonriendo su madre, “no está Ellie hoy contigo?”, preguntó, curiosa. Ella, al contrario que su marido, adoraba a Ellie, creía que su compañía beneficiaba a Eros, pues antes de conocerla estaba demasiado centrado en la manada y apenas disfrutaba de la tranquilidad que le aportaba no tener que liderar todavía la manada. Ellie le hizo señas a Eros para que no dijese que ella se encontraba allí, no quería volver a oír como su padre criticaba a Eros por su culpa.
“No, mañana tenemos exámenes y está estudiando con una amiga”, mintió. Los exámenes habían acabado ese mismo día, pero era difícil que ellos lo supiesen.
“Bien, tienes que centrarte en tus estudios y tu manada”, dijo su padre, mientras Eros resoplaba. “Tenemos que hablar de algo importante, los padres de Arla han venido a casa, quieren que te plantees en serio que sea tu luna, y yo creo que deberías considerarlo”. Ellie sintió como su corazón se detenía y poco a poco caía en pedacitos sobre la cama en la que tanto habían compartido. Sabía que ese momento podría llegar, de hecho, estaba preparándose mentalmente por si ella no era su compañera y él encontraba su luna, pero esperaba que llegase después de su cumpleaños, y sinceramente, oírlo en voz alta era hacerlo demasiado real, dolorosamente real.
“Los padres de Arla se pueden ir a la mierda, papá, ya hemos hablado de esto”, dijo Eros con el vello totalmente erizado. Ellie podía sentir como se arremolinaba su furia en él, pero no podía tranquilizarlo sin aparecer por la pantalla.
“Debes mirar por el futuro de tu manada, hijo. No sabes si esa Ellie es tu compañera y vas a volver pronto a casa. Evidentemente no estoy diciendo que sea ya, pero creo que deberías considerarlo. No has encontrado luna allí ni aquí, y ella es una gran candidata, viene de buena familia y conoce a todo el mundo, sería perfecta”. Dijo su padre, seriamente.
“Cariño, se te olvida que Ellie cumple los 18 próximamente, y que Eros apenas los acaba de cumplir. Tú y yo no nos conocimos hasta que tenías 21, ¿qué prisa hay?” replicó su madre. Eros adoraba su madre, siempre había defendido a Ellie y le daba espacio a él para crecer y aprender por su cuenta, cosa muy poco común en las familias de los alfas, pero que sí se daba en la manada en la que ella nació.
“Ya hemos hablado de esto, Darla. La manada necesita ver que hay un liderazgo fuerte, y esa chica es una gran candidata”. Sentenció su padre.
“¿Te interesa lo más mínimo lo que opine yo, papá?” gritó furioso Eros. Se había mantenido en silencio, pero su ira lo estaba consumiendo. “Voy a esperar a que pase el cumpleaños de Ellie, y si resulta que no es mi luna, me importa tres mierdas, pienso convertirla en mi luna igualmente. Y para tu tranquilidad, recuerda que es hija de un alfa, no es una loba cualquiera, y aunque fueses una omega, sería mi luna, y no hay más que hablar”.
Ellie miraba a Eros rota, el estrés de esta situación la estaba matando. Si no eran compañeros, Eros podría enfrentarse a su padre y su manada por no quedarse con Arla. Ella sabía que el padre de Arla era el tercero al mando de su manada, así que entendía que su padre la propusiese y estuviese interesado en que fuese la luna.
“Eros, sé que te gusta mucho esa chica, pero sé razonable, ¡por la diosa! Si es tu compañera no tendré ningún impedimento, pero si no lo es, ella debería ser tu luna, así lo acordamos su padre y yo hace mucho, no puedes romper pactos así como así!”.
“¿Que acordaste qué?” Darla y Troy empezaron a discutir, tan absortos en ellos mismos que no se dieron cuenta que Eros se había empezado a transformar al oír esa confesión.