Capítulo 42
948palabras
2023-06-28 18:45
Ellie despertó con un suave beso en los labios a Eros, que abrió los ojos extrañado. Ellie se rio, pues parecía igual de descolocado que ella cuando despertó.
“Buenos días… deberíamos volver a nuestras habitaciones, al menos antes de que se despierten los demás”, dijo Ellie, con media sonrisa.
“¿Qué prisa hay? Si de todos modos seguro que ya saben de sobra lo que ha pasado…” contestó Eros con sonrisa pícara.
“Bueno, sí… pero Eros, tengo que preguntarlo… lo que ha pasado esta noche, ¿qué significa? ¿qué somos?”. Eros vio en Ellie cara de preocupación, sabía perfectamente que ella había dado un paso muy importante, pues rompía con todo lo que siempre había defendido.
“Ellie, te voy a ser sincero, seremos lo que tú quieras que seamos. Sé que hace un tiempo te dije que me gustabas, pero no me gustas, Ellie, te quiero. Te quiero como para renunciar a cualquier luna si no eres tú. Sé que luchas ahora mismo contigo misma y con lo que siempre has creído, pero si es cierto que te gusto, aceptaré hasta la última migaja de lo que quieras darme, por grande o pequeña que sea”. Eros habló convencido, y Ellie soltó una lágrima que él atrapó con sus dedos antes de depositarle un suave beso en los labios. Ellie reposó su frente en la de él, y suspirando le dijo:
“Yo estoy hecha un lío, pero una cosa sí tengo clara. Sé que me gustas, muchísimo. Sé que quiero estar contigo, que me pongo celosa si te veo con otras y que solo pienso en ti. Ahora mismo lo único que quiero es aprovechar cada segundo antes de que vuelvas con tu manada, aunque también sé que eso me romperá el corazón…pero no me importa”.
“Si es así, Ellie, sé mi pareja. Cuando te transformes, si conoces a tu compañero, eres libre de elegir, y si no lo conoces y sigues queriendo estar a mi lado, te estaré esperando. Te quiero, y lo digo de verdad”.
<>. Esas palabras rebotaban en la mente y el corazón de Ellie, que aún no sabía si lo que ella sentía era amor. Ellie contestó a la declaración de Eros con un beso apasionado, que de nuevo le mandaba señales por todo su cuerpo. Cuando se separaron, él la miró a los ojos, con una sonrisa divertida.
“¿Eso significa que sí?, ¿somos pareja?” Ellie asintió y la cara de él se iluminó por completo, parecía un niño pequeño con un juguete nuevo.
Se vistieron y se adecentaron como pudieron antes de entrar a la casa por la puerta trasera.
Abrieron sin apenas hacer ruido, con la esperanza de encontrar a sus amigos durmiendo todavía, pero el olor a café les sacó de golpe de su idea. No tenía ningún sentido disimular ni esconderse, así que entraron en el comedor juntos de la mano.
“Me pinchas y no sangro. No me puedo creer que por fin, después de tanto, vosotros dos dierais el paso”. Dijo Eva nada más verlos. El resto de amigos los miraban divertidos, en seguida Rachel se levantó de su taburete y abrazó con fuerza a Ellie.
“Lo sabía, sabía que tu corazón vencería, Ellie. Me alegro tantísimo por vosotros, hacéis una pareja tan bonita”. Rachel estaba entusiasmada, y mientas los chicos daban palmadas en la espalda a Eros y lo abrazaban, Ellie repasó la habitación buscando a Elisa.
“Cariño, ella se marchó anoche… no es nada personal pero, bueno, ya sabes… no fue tan agradable para ella como lo fue para vosotros, por supuesto” dijo Rachel adivinando los pensamientos de Ellie. Ella asintió, triste, no sabía cómo encarar la situación con Elisa, ya que no solo él la había rechazado, si no que ella se había quedado con él directamente.
“Lo sé, pero no sé cómo hablar con ella de esto” dijo apenada Ellie.
“No te preocupes por eso ahora, mejor sube arriba y date una ducha, tu olor está súper mezclado con el de Eros, y no sé si en tu casa tendrán la misma ilusión que nosotros por eso” dijo Eva, riendo. Ellie se sonrojó y Eros y ella subieron a las habitaciones a darse una ducha.
Ellie se miró en el espejo, tenía un chupetón en el cuello, todavía visible. Como no tenía su loba, las rozaduras, moratones y golpes dolían y duraban sin diferencia alguna de los humanos. Al meterse en la ducha dejó que el agua fría cayese por todo su cuerpo, y un pequeño pinchazo de dolor la sorprendió al entrar en contacto el agua con su zona íntima. Se sonrojó, seguramente fuese por todo lo sucedido la noche anterior.
Mientras el agua empezaba a salir templada por fin, recordaba las caricias y besos que habían compartido y se ruborizó, notando al mismo tiempo como su cuerpo mandaba calambres de placer a su bajo vientre. Si solo recordarlo le hacía sentir así, ¿qué pasaría la próxima vez? Ellie estaba sumergida en sus pensamientos cuando tocaron la puerta del baño.
“¿Ellie, puedo pasar?” dijo Rachel. Ella le indicó que esperase un momento y salió de la ducha, envolviéndose en una toalla y poniéndose ropa interior primero. Abrió la puerta y dejó pasar a Rachel, que con una sonrisa de oreja a oreja, se sentó en el borde de la bañera mientras miraba a su amiga.
“¿Necesitas algo?” le preguntó Ellie. Rachel no dejaba de mirarla y reír.
“Bueno, obviamente necesito que me cuentes to-do, pero creo que si Eva se pierde esto me va a matar… Así que mejor esperamos otro rato y nos cuentas mientras tomamos un café. Lo que quiero saber es cómo estás”, Rachel seguía mirándola y la escudriñaba con la mirada.