Capítulo 37
919palabras
2023-06-28 18:41
Después de la charla con Ari, Ellie se sentía un poco mejor, sabía que le costaría mucho librarse de todos los prejuicios que ella misma se había impuesto, pero quería tener algo con Eros, si él todavía seguía interesado en ella. Cada vez que se planteaba esa opción algo en su interior le dolía, y cuando pensaba también en que el curso estaba a punto de terminar y que él regresaría a su manada, con lo que sólo se verían en reuniones puntuales, más todavía.
Quería aprovechar el tiempo que le quedaba, así que decidió que la noche de la fiesta sorpresa le confesaría sus sentimientos, si él todavía estaba interesado en ella, apuraría cada instante con él. Si por el contrario había cambiado de opinión, al menos lo habría intentado, aunque quedase destrozada. Si lo pensaba fríamente creía que era lo que se merecía realmente por haber desaprovechado la oportunidad, pero llegada a ese punto ya no tenía nada que perder.
Al día siguiente intentó mantener la compostura cuando se reencontró con Eros, sin embargo, el abrazo que se dieron cuando ésta le felicitó el cumpleaños hizo que Ellie se ruborizara entera. De repente parecía que se hubiese olvidado de las cosas más cruciales, como actuar como alguien normal o no mirar a otra persona embobada.

Cuando se hizo la hora de almorzar todos los amigos se vieron como siempre, y empezaron a tender la trampa para llevar a Eros a su fiesta sorpresa. Gabriel le preguntó a Liam si podría ayudarlo ese sábado a tirar unos muebles de la casa de unos familiares, ya que estaba pensando instalarse en ella. Liam le dijo que tenía planes con Eva, que se iban a pasar el fin de semana en la ciudad y que no podría ayudarlo. Sabían que Eros se ofrecería, pues era quién más fuerza tenía y más ahora que tenía su lobo, y así fue. Eros mordió el anzuelo y se ofreció para ayudarlo, así que Gabriel recogería a Eros y lo llevaría hasta una casa que habían alquilado en el campo, mientras los demás esperaban allí para darle la sorpresa.
En un principio iban a ser solo los 8, pero después pensaron en invitar a los demás compañeros de clase, ya que contaban con que Tabatha no podría asistir, pues llevaba semanas hablando de un viaje que iba a realizar con sus padres ese fin de semana a otro país. De esta manera serían más gente en la fiesta, pero Eros podría estar tranquilo sin que ella lo molestase.
Los días pasaron y llegó el día de la fiesta.
Esa mañana todos se dirigieron a la casa para arreglarlo todo. Habían comprado globos, objetos para hacerse fotos divertidas, pancartas y mucho picoteo y bebida. Todos decidieron llevarse la ropa que se pondrían esa noche para poder arreglarse ahí mismo, así no perderían tiempo ni correrían el riesgo de que Eros los pillase.
La casa no era muy grande, pero era bonita. Tenía un jardín delantero grande y espacioso en el que celebrarían la fiesta, y un jardín trasero con una casa más pequeña con barbacoa y una habitación. Los dos jardines se conectaban por un pasillo lateral de modo que no era necesario atravesar la casa para salir al jardín de atrás.
Cuando llegaron se dieron cuenta que el lateral del jardín no tenía a penas luces, pero como no iban a usar la parte trasera, no había problema, colocarían unos globos para que la gente no pasase y listo.

A las 17h ya tenían todo listo, Joseph y sus padres habían traído comida de su restaurante y la zona de la comida, la barra y la música ya estaban preparadas para la fiesta. Los invitados empezaban a llegar y Gabriel salió a por Eros, como había media hora de camino entre la manada y la casa tenían tiempo de sobra para que llegasen todos y aparcasen los coches en los bancales de alrededor.
Las chicas empezaron a arreglarse y Ellie estaba especialmente nerviosa. Puso todo su empeño en verse bien esa noche, pues aunque seguramente acabase rechazada, si había una mínima posibilidad de gustarle a Eros, la aprovecharía. Se puso su vestido nuevo al que su madre le había añadido dos botones en la cintura, de manera que pudiese ponerse el vestido más fácilmente y abotonar las tiras cruzadas de la espalda ella sola. Rachel la ayudó a alisarse el pelo, que colocó a un lado del cuello. Se pintó los labios de un precioso rojo mate y se puso máscara de pestañas.
“Caray nena, estás espectacular, si fueses lesbiana ya te habría entrado a saco”, dijo Rachel. Ellie rio, nerviosa. Rachel lo notó, pero cuando iba a preguntarle entró Elisa.
Ellie la miró de arriba abajo, estaba espectacular, llevaba un vestido rojo hasta las rodillas con la espalda al aire, y unos tacones rojos y dorados, que le hacían unas piernas de infarto. Había ondulado su pelo que caía suave por detrás de sus orejas y maquillado sus ojos con un sutil tono dorado, que contrastaba con sus labios rojos.

“Guau Elisa, estás increíble” le dijo Ellie.
“Verdad? Esta noche voy a cazar, y pienso salir de aquí con presa”. Elisa guiñó un ojo y Ellie sonrió. A Rachel por el contrario no le hizo ninguna gracia, pues estaba segura que Ellie desconocía el interés de Elisa por Eros. Ella sabía de sobra que su presa iba a ser él, y deseaba con todas sus fuerzas que él no cayese en su red.