Capítulo 36
766palabras
2023-06-28 18:41
Ellie se levantó para ir a clase como cualquier mañana, pero se encontraba más nerviosa de lo habitual. Había un montón de mensajes en el chat grupal y se vio a sí misma dudando si leerlos o no, pues no sabía cómo reaccionaría si en alguno de ellos Eros comentaba que había encontrado su compañera.
Cuando se decidió a leer los mensajes que tenía, se detuvo primero en su chat privado con Eva, <>. A Ellie se le aceleró el corazón, ¿significaba eso que Eros no había encontrado a su compañera en la manada?. Leyó los mensajes grupales y se descubrió a sí misma suspirando aliviada al leer que efectivamente Eros no había encontrado a su compañera en su manada y que regresaría al día siguiente para seguir con las clases.
Se descubrió a sí misma ansiosa porque llegara el día siguiente y poder ver a Eros. Las clases le parecían largas y aburridas sin él, y las conversaciones insustanciales. Muchas veces se perdía en su propio mar de pensamientos, debatiéndose entre el corazón y la razón, navegando sin rumbo.

Decidió mandarle un mensaje a Ari, quería hablar con ella y que la ayudase a aclararse. Por suerte para ella, Ari estaba en casa de sus padres así que le dijo que la esperaría allí cuando esta regresase de clases.
“Hola mamá, hola Ari… ¡hola chiquitín!” dijo abrazando fuerte a Leo que fue a recibirla con los brazos abiertos. “Mamá, ¿te importa si hablo de unas cosas con Ari en el jardín?”.
“Para nada, aprovecho y me llevo a Leo a dar una vuelta, ¿de acuerdo?” dijo Ther, a la que Ari ya había puesto en situación antes de que Ellie llegase a casa.
Salieron al jardín y se sentaron alrededor de la mesa con un té helado, mientras hablaban de las clases y de la academia.
“Ellie, sé que estás dando rodeos, ¿podemos ir a lo que de verdad importa? ¿Qué necesitas?” dijo directamente Ari.
“Uff, de acuerdo… A ver, sin rodeos… creo que me gusta un chico.” Ari puso los ojos en blanco, sonriendo.

“No te gusta un chico, te gusta EL CHICO, te gusta Eros. Prosigamos”. Ari iba directa al grano. Ellie se puso muy roja, por lo visto sus sentimientos eran transparentes.
“Bueno, ok, eso, creo que me gusta Eros, pero no sé qué hacer. Hace unos meses Eros me dijo que le gustaba, pero yo no fui capaz de gestionar bien eso, después del beso y de todo el verano… -“
“¿CÓMO? ¿Eros se confesó? ¿Qué beso? ¿Qué puñetas me he perdido, Ellie?”. Ari estaba sorprendida, enfadada y apenada a partes iguales, desde que falleció su madre y con Leo por medio, había estado bastante perdida. Ellie se disculpó y le explicó todo, realmente durante todo este tiempo había tenido la necesidad de hablar de estas cosas con ella, pero no quería molestarla con sus idioteces, aunque ese día necesitaba que su cuñada le ayudase.
“O sea, que el pobre chico te dice que le gustas, tú pasas del tema, y ahora que has visto que puede que tenga otra compañera esperándolo, ya no puedes más, es eso, ¿no? Pff” dijo Ari resoplando.

“Ari, es que no sé qué hacer… Por una parte sigo pensando que debería esperar a mi compañero, pero es que por la otra resuena en mi cabeza lo que me dijo Eros del primer compañero de su madre… ¿y si resulta que me llevo un chasco enorme y es un gilipollas? Y por otro lado, ¿y si no, y yo he empezado una relación con Eros y tengo que dejarla porqué tengo compañero? ¿Cómo gestiono eso? Y, además, ¿cómo me miro yo al espejo de hoy en adelante sabiendo que he cambiado mis ideales por alguien que no sé ni si me va a corresponder?” Al final de toda esta reflexión, Ellie empezó a llorar, agachada sobre la mesa con la cabeza entre los brazos. Ari la consolaba acariciándole el cabello, y simplemente esperó en silencio a que ella se calmase, pues sabía que era lo mejor cuando su cuñada entraba en ese bucle.
“Cariño, no sabes lo que te va a deparar el futuro, pero si puedes aprovechar el presente. Puede que conozcas a tu compañero y sea mejor o peor, incluso puede que la diosa te regale al alfa como compañero, pero eso no lo sabrás hasta llegado el momento. Tienes 17 años, se te permite pensar algo, recapacitar y pensar otra cosa distinta, la única que te está juzgando aquí eres tu misma.”