Capítulo 32
1014palabras
2023-06-28 18:38
Apenas he pegado ojo, me siento mal por cómo reaccioné con Eros, no me esperaba esa confesión y mucho menos en un momento así, y me pilló totalmente por sorpresa.
A diferencia de la sensación de peligro que me daba Mark, él me ha dicho que no va a hacer ningún movimiento raro y le creo, pero me parece injusto. Siento que ayer fue un poco egoísta al decirme esto, porqué ahora el peso de lo que pase o no, recae sobre mí, pero también entiendo que si creyó que me daba miedo, quisiese explicarme por qué actúa de esa manera.
Estoy hecha un lío, joder. ¿Por qué todo me pasa a mí? Empiezo a pensar que a la diosa le gusta jugar a un juego llamado “compliquémosle la vida a Ellie Hudson”. Le escribo un mensaje a Elisa preguntándole por su tobillo y otro a Rachel, por si está despierta. Rachel me contesta rápidamente y quedamos para desayunar en la cafetería, necesito contarle esto a alguien… alguien que no me ponga el velo de novia rápidamente, a diferencia de mi madre.

Cuando llegamos a la cafetería, pedimos y nos sentamos. Ambas llevamos gafas de sol y nos reímos al comprobar que tenemos unas grandes ojeras que tapar con ellas.
“Estás mejor, ¿Ellie?, ese maldito Derek… es un capullo integral, pero no esperaba ese comportamiento. Eso sí, creo que Eros le hirió el orgullo para siempre, menuda paliza le regaló, es fuerte de narices”. Esbozo una media sonrisa.
“Sí, gracias a vosotros estoy bien y no pasó nada, la peor parada fue la pobre Elisa… Rachel, tengo que contarte algo, pero debes guardar el secreto”. Rachel me mira sorprendida y asiente.
“Ayer, cuando Eros me acompañó a casa, estuvimos hablando de lo que había sucedido… Me dijo que si se ponía histérico cuando me hacían daño es porqué le gusto”. Se me acelera el corazón al decir eso y siento como me sonrojo, me queman las orejas. Rachel por su parte empieza a reír.
“Nena, ¿y el secreto cuál es? Por qué si es lo que me acabas de contar, creo que son noticias frescas para ti, pero no para el resto”. Rachel me pica, divertida. Yo me pongo todavía más roja y se me traba la lengua.
“Cómo, ¿Qué ya lo sabías? ¿Y el resto también? Es imposible, me estás tomando el pelo, ¿verdad?”.

“No, Ellie, no te tomo el pelo. Lo sabemos todos, de hecho. Este verano notamos que algo había pasado entre vosotros, porqué ni siquiera te despediste de él por mensaje. Cuando nos contaste lo ocurrido, Eva se lo contó a Liam, que se lo contó a los demás. Joseph por lo visto creó un grupo de texto en el que solo estaban los chicos y preguntó directamente, a lo que Eros tardó en responder, pero, por lo visto, aparte de contar lo sucedido, les contó que le gustabas y que se sentía mal por eso.
De todos modos, aunque no lo hubiese hecho, es más que evidente, creo que la única que no se da cuenta eres tú, porqué como sigues enfrascada en tu misión de esperar a tu compañero, no te das cuenta de las señales que mandaba Eros, aún sin querer”.
Suspiro, ¿de verdad esto era vox populi y yo no me daba cuenta? Echando la vista atrás sí es cierto que siempre ha sido muy bueno conmigo, incluso más cariñoso que con el resto de mis amigas, pero siempre he creído que era porqué soy la primera a la que conoció.
“Oye Ellie, ¿a ti no te gusta él, ni que sea un poquito?”. Rachel como siempre tan directa, y como siempre me deja sin palabras momentáneamente.

“Uff, Rachel, no empecemos… Él es muy bueno conmigo, y le debo mucho, me ha salvado en dos ocasiones de dos capullos, lo considero un gran amigo… pero nada más. Quiero esperar a mi compañero”.
“¡Ya basta con lo del compañero, Ellie!” Rachel me interrumpe levantando la voz un poco más de lo que debería y algunos clientes se giran, “perdón, soy muy bruta. Te estoy preguntando por lo que sientes tú, no por lo que crees que deberías sentir. Deja a un lado el tema de los compañeros. Imagina que eso no existe, que simplemente tenemos que conocer gente y decidir si compartimos nuestra vida con ellos o no. ¿Puedes decirme que siendo ese el caso, no te gustaría él? ¿Nada de nada? O sea, que eres inmune a ese brazo tatuado, a sus bonitos rizos o a sus apetecibles labios, ¿no? No me lo creo, por qué no soy ni inmune yo siendo lesbiana”.
“¿Qué quieres que te diga, que me parece un puto dios? Pues sí, me lo parece, ¡joder Rachel, tengo ojos! Claro que me parece que está buenísimo, y sí, no te voy a negar que cuando nos besamos sentí algo, pero había bebido bastante, estaba mojada de caerme al lago y tenía frío… No voy a cuestionarme cosas por lo que pasó una noche de la que me arrepiento.” Suelto eso sin pensar, y me doy cuenta de que acabo de admitir en voz alta que Eros me atrae físicamente.
“Y si sentiste algo, ¿por qué no te das la oportunidad de explorar lo que sentiste? Mira, te apoyaría hasta el fin de los tiempos con tu cruzada en pos del compañero perfecto si no fuese porqué creo que estás desaprovechando una oportunidad única de compartir momentos con alguien realmente especial. Tienes un alfa a tus pies, Ellie, un chico que saldría corriendo desde donde sea que esté hacia ti con solo pedírselo. Alguien que ya se ha metido en dos peleas por defenderte sabiendo que no va a conseguir nada más que tu amistad. No sé qué pueda darte tu futuro compañero, pero ten en cuenta lo que te puede dar Eros ahora mismo, porqué igual hasta te sorprendes”.
Rachel me deja callada, como siempre. Sus palabras golpean mi mente y aunque insisto en mantenerme en mi postura, en mi fuero interno sé que la muralla de mis sentimientos comienza a flaquear.