Capítulo 20
701palabras
2023-06-28 18:32
Salgo de la ducha y mientras me cambio suena el teléfono, es Ellie. Me descubro a mí mismo sonriendo como un gilipollas al ver que me llama, pero respondo rápidamente para no perder la llamada.
“Hola Eros, ¿puedes hablar o te pillo en mal momento?”. Dice Ellie, me alegra oír su voz, suena mejor que ayer y eso me tranquiliza.
“Hola Ellie, sí, tranquila, no estoy haciendo nada… ¿Cómo estás hoy? ¿has podido descansar?”.
“Mejor, más tranquila… He dormido mucho, supongo que al final lo necesitaba, después de todo…”. Ellie deja de hablar y hay un pequeño silencio, pero para nada es incómodo. “Eros, quiero agradecerte de nuevo todo lo que hiciste por mí ayer, si no llegas a estar ahí no sé qué habría pasado. Y no solo eso, el día anterior ya te usé de pañuelo y ayer otra vez, creo que te debo como dos camisas, seguro que las he dejado llenas de mocos”. Ellie se ríe intentando quitarle hierro al asunto. Me parece que es una chica bastante fuerte, has de serlo para pasar por esto y ser capaz de perdonar semejante traición de un amigo.
“No hay nada que agradecer, cualquiera hubiese hecho lo mismo… En cuanto a las camisetas, nada que no quite un buen lavado a fondo, no te preocupes”.
“Sé que va a sonar al día de la marmota, pero mis padres insisten en que vengas a comer este domingo, y la verdad es que a mí también me gustaría que vinieses, quizás así te puedo agradecer por estos días tan intensos”. Me río porqué sé que debe ser idea de la Luna, que intenta que cene en su casa cada día, pero me apetece ir.
“Claro, iré encantado, pero no porqué me tengas que agradecer nada, si no porqué el otro día estuve muy a gusto con tu familia… ¡y tu madre cocina de muerte!”. Ellie se ríe, quedamos para el domingo y nos despedimos para vernos dentro de dos días.
Cuando cuelgo me siento tranquilo, Ellie parecía estar bastante bien y eso me alegra. Como todavía es temprano, y más para ser viernes, decido llamar a mis padres para hablar un rato con ellos.
Me gusta que mi padre me mantenga al día de las cosas de la manada, creo que así la transición será más fácil. No puedo esperar a transformarme, encontrar mi compañera y heredar la manada, hay muchas cosas que quiero hacer, algunas con mi padre, pero otras por mí mismo.
Hablo un rato con mis padres y me alegro de que estén en otro territorio y no se hayan enterado del jaleo en el que me he metido, porqué sé que mi madre se pondría histérica. Hoy en clase ha habido cuchicheos sobre el tema, y también otros sobre la supuesta relación entre Ellie y yo. He notado como Derek se ha puesto nervioso cuando un compañero ha sacado el tema y la verdad es que me he alegrado, ese tío es un imbécil pesado. La que no ha perdido oportunidad para aprovechar la mesa vacía ha sido Tabatha, que no parece pillar las indirectas de mi desinterés.
Tabatha y Derek bien podrían salir juntos, son tal para cual, además así probarían de sus propias medicinas, ojalá la diosa los haga compañeros, sería todo un espectáculo.
No tengo mucho sueño así que me pongo a leer uno de los libros que me recomendó mi padre sobre gestión de manadas.
Estoy en un campo abierto, el atardecer cubre los montículos y el aire es limpio y puro. Creo que son las colinas de mi manada. Sí, efectivamente lo son, ya que diviso el pequeño riachuelo que bordea la frontera. Sentada con los pies en el río veo una esbelta figura con un precioso traje verde esmeralda. Su cabello largo y rojo parece hecho de fuego, y contrasta con su blanca piel. No reconozco bien quién es, aunque su figura me resulta familiar, intento acercarme, pero a cada paso parece que esté más lejos.
Abro los ojos, me he quedado dormido leyendo. Apago la luz y me vuelvo a acostar, intento recordar la persona del sueño, pero estoy tan cansado que mi mente se nubla y me quedo dormido.