Capítulo 14
863palabras
2023-06-28 17:51
Las horas parecían pasar más lentas de lo habitual durante la primera mitad de la mañana. Ellie estaba distraída y Eros lo notó, ya que la pilló dos veces mirando por la ventana con la mirada perdida. Eros sospechaba que tenía que ver con Mark y con la conversación que ambos debían tener, así que no le preguntó nada para no poner a Ellie más nerviosa.
Cuando sonó la campana que indicaba que las clases habían acabado para la mayoría de los alumnos, Ellie se despidió de Eros hasta el día siguiente y se dirigió al patio trasero de la academia, cerca de las pistas de atletismo.
Había decidido que ese era un buen sitio para hablar porque no solía estar muy concurrido una vez acababan las clases, y así podían evitar miradas indiscretas y estar más tranquilos.
Cuando llegó al árbol cerca de las gradas en el que habían quedado, Mark ya estaba allí.
“Hola, Mark. ¿Cómo estás?” dijo una nerviosa Ellie, a la que se le notaba mucho que le temblaba la voz.
“Bien. ¿De qué querías hablar?”. Mark sonó muy cortante y Ellie entristeció. Estaba segura que Mark ya sabía por dónde iban a ir las cosas, y le pareció que eligió no ponerlo nada fácil. Ellie respiró hondo, juntando fuerzas para decir lo que tenía que decir de la mejor manera posible.
“Mark, creo que ya sabes lo que te voy a decir, y sé que no te va a hacer gracia… Soy consciente de que te gusto, hace un tiempo que lo noto, pero ya sabes cuál es mi posición respecto a todo esto, y no estás teniendo una buena actitud. Entiendo que pueda ser frustrante, pero no me gustaría que perdiésemos la amistad por esto… lo siento mucho, de verdad”. Ellie miró a Mark que, a pesar de haber sido siempre bastante tímido con ella, parecía que ese día no era el mismo.
“¿Lo sientes? Qué es lo que sientes exactamente, ¿estar mintiéndome a la cara?” le espetó crudamente Mark mientras apretaba los puños. “Como puedes ir repitiendo que no quieres parejas que no sean tu compañero y al mismo tiempo salir con otros?”. Ellie se quedó petrificada, primero por la actitud de su amigo, y después por ese comentario que nada tenía de cierto.
“¿Saliendo con otros? ¿De qué narices me estás hablando? Mark, te estoy diciendo la verdad, sé que estás dolido, pero no tienes derecho a hablarme de esa manera, ¡y menos de echarme cosas en cara que no son para nada ciertas!” Ellie se enfadó por el comentario tan absurdo que le había hecho Mark, y aunque su intención era llevar la situación de la mejor manera posible, no iba a permitir que se dijesen mentiras sobre ella.
“¿Va en serio, Ellie? ¿Me vas a decir que no hay nada entre el alfa ese y tú? Hace dos días que lo conoces y ya habéis quedado en vuestra casa, habéis salido a tomar algo, ¡si hasta incluso habéis cenado juntos! Pero después te limitas a repetir tu discursito del compañero y todas esas chorradas. Sé que él es un alfa, pero ¿Qué tiene de especial? ¡Ni siquiera sabes nada de él! En cambio, a mí me conoces desde hace años y sabiendo lo que siento por ti, ¡no me das ni una oportunidad!”. El volumen de la voz de Mark iba en aumento y Ellie notaba en su aura que estaba muy cabreado.
“¡Ya basta, Mark! Está bien, es cierto que sé desde hace tiempo que te gusto, pero no te voy a dar ninguna oportunidad por qué no me gustas, y por qué por mucho que te parezca una gilipollez, es mi decisión. Y no sé qué narices pinta Eros aquí cuando tú mismo lo has dicho, lo conozco de hace dos días. No tengo nada con él exactamente igual que no lo tengo contigo, y de la misma manera, no ocurrirá nada, ni con uno ni con otro. Así que, si vas a seguir con esa tontería, vete a la mierda.” Ellie estaba muy enfadada y también empezaba a levantar la voz. No solía gritar, pero las palabras de Mark le habían dolido mucho, y no dejaría pasar ese trato.
“¡Eros! ¡Llamas al alfa por su nombre! Deja de mentir ya, Ellie, se te está cayendo la máscara”. Esta vez Mark gruñó, pero en su enfado se podía percibir el dolor. Cuando Ellie iba a contestarle y a zanjar el asunto de una vez, Mark la agarró por los hombros y la empotró bruscamente contra el árbol en el que se encontraban. Ellie intentó apartarse de él, pero Mark era bastante grande y tenía mucha fuerza. Atrapada en esta situación empezó a hacerse nerviosa y las lágrimas brotaron de sus ojos.
“Mark, me estás haciendo daño, por favor, suéltame”. Sollozó Ellie. Mark en cambio apretó con más fuerza y le contestó.
“De eso nada, vamos a estar así hasta que me digas la verdad de una vez. Así que deja de ser una perra mentirosa”.
En ese momento, Mark recibió un puñetazo bien fuerte en la espalda. El dolor del golpe hizo que soltase a Ellie, que llorando cayó al suelo.