Capítulo 8
784palabras
2023-06-28 17:47
Eran ya las 8 de la tarde cuando el grupo se despidió y se fueron todos para sus casas. Eros vivía en una residencia cerca de la academia, no demasiado lejos de casa de Ellie, por lo que se fueron juntos caminando.
La charla entre ellos fluía normalmente, y aunque Ellie al principio estaba cortada por quedarse a solas con Eros, parecía que se le ha pasado la vergüenza y charlaba animadamente. Ambos se contaron cosas sobre su infancia y anécdotas del instituto cuando sin darse cuenta, se encontraron cerca de la casa de Ellie.
Ellie se disponía a despedirse de Eros cuando un coche se acercó y aparcó justo delante.

“Hola cariño”, soltó David al ver a Ellie, “¿quién es tu amigo? Creo que no lo conozco… Un momento, ¿eres el alfa Eros?”. David se quedó boquiabierto al ver al chico. La verdad es que ha crecido bastante, y es que claro, 13 años son muchos, y más para notar los cambios de los jóvenes.
Eros asintió y saludó, “En efecto, alfa David, encantado de volver a verlo después de tanto tiempo…”
“David, Ellie, ¿qué hacéis ahí tanto tiempo…? Madre mía, ¿alfa Eros? ¡Eres una copia mejorada de tu padre!” Ther acababa de salir de casa al ver que David y Ellie no entraban y al ver al chico plantado lo tiene claro al instante. David gruñó por lo bajo provocando que Ellie se riese al tiempo que se ponía roja.
“Luna Ther, mucho gusto en volver a verla” saludó Eros con una amplia sonrisa. Ellie observó a su madre y juraría que la vio ponerse colorada. ‘Mamá, por la diosa, que solo tiene 16 años’, pensó Ellie, sintiendo vergüenza.
“Alfa Eros, Roy y Ellie nos han dicho que estás estudiando con nuestra Ellie, supongo que estás quedándote en la residencia, ¿te apetece cenar con nosotros? Hay comida de sobra” le ofreció Ther a Eros.
Eros rechazó amablemente la invitación ya que ha quedado en un rato en hacer una videollamada con su familia, pero ante la insistencia de Ther, decidió que cenaría con ellos al día siguiente.

Acordado esto, se despidieron y Eros se marchó a la residencia mientras Ellie y su familia entraron a su casa. Eros se giró y observó a Ellie entrar a su casa, mientras notó un cosquilleo en la nuca y que se le ruborizaba la piel. ‘Es la brisa del anochecer’, pensó Eros mientras camina de vuelta a su residencia.
Ellie entró en casa y mientras su padre subía a cambiarse para la cena, su madre la interceptó antes de que ella se dispusiese a hacer lo mismo.
“Me vas a decir que no es guapo el chico, ¿eh? Y seguro que no lo habías notado” se burló mientras Ellie se ponía roja.
“Ehm, sí, bueno, no está mal, la verdad…De todos modos no importa, seguro que no es la mitad de guapo de lo que será mi compañero”. Ellie estaba dispuesta a quedarse soltera hasta que encontrase su compañero, y aunque en su manada se les permite experimentar y conocer a otros lobos y lobas, Ellie quería que todo pasase por primera vez con su compañero, para que cada momento fuese más especial. Su madre lo sabía, pero era de la opinión que un poco de diversión no le hace daño al cuerpo, así que sin pensarlo dos veces le contestó a Ellie:

“Bueno cariño, ya sabes lo que dicen…nunca digas de esta agua no beberé…” Mientras su madre soltaba eso Ellie se ponía roja como un tomate y Ther se reía al ver su cambio. Su hija tenía carácter, pero para estas cosas era muy romántica.
Después de que todo el mundo se cambiase y cenasen, la familia Hudson se fue a dormir. Ellie y Roy subieron a sus habitaciones y se dieron las buenas noches, encerrándose cada uno en su cuarto.
Ellie se lavó los dientes, preparó su atuendo para la mañana siguiente y se tumbó en su cama. Por algún motivo estaba algo nerviosa y le costó bastante dormirse, aunque cuando lo hizo, cayó en un profundo sueño. En su sueño recorría unos bosques que no conocía, mientras alguien familiar le perseguía, pero no consiguió identificarlo. Se sentía ansiosa y su instinto le decía que está en peligro, pero no entendía nada y estaba bloqueada. Instantes después apareció Eros que, transformándose en lobo, un lobo grande con un pelaje precioso, saltó sobre su perseguidor e iniciaba una sangrienta batalla.
En ese instante Ellie se despertó sudada, no acababa de entender el porqué de su sueño ni tampoco que pintaba el alfa Eros al que acaba de conocer en todo ese jaleo, pero decidió ignorarlo y seguir durmiendo, ya que todavía era temprano.