He acabado las clases por hoy. Todavía no conozco a demasiada gente y, aunque Tabatha y otro chico de mi clase me han ofrecido quedar, prefiero tomar un café tranquilo y recorrer los terrenos para conocerlos.
Después de dejar las cosas en la residencia de estudiantes y comer, me voy a la cafetería que queda cerca de la casa de la manada. Pido un frappuccino y decido tomármelo afuera en la terraza. Cuando voy a salir alguien abre la puerta y choco, derramándole todo el café por encima. Me dispongo a disculparme enseguida cuando me doy cuenta que es Ellie, que en cuestión de segundos pasa de tener cara de asesina a ponerse roja como un tomate.
“Discúlpame, Ellie, ha sido mi culpa, no he mirado bien antes de salir. Siento haberte manchado la camiseta”, me disculpo con ella inmediatamente. Se pone todavía más roja y me contesta.

“No te preocupes, alfa Eros, ahora mismo le echo algo de agua en el baño y se va”, me dice sonriente, aunque sigue roja. Ya en clase me he dado cuenta de que se ponía roja cuando me miraba, estoy acostumbrado a que las chicas me miren, pero me hace especial gracia ver como se pone como un tomate.
“Déjame que te invite a un café por lo menos por las molestias, ¿qué te pido?” Ellie accede y mientras ella va al baño pido dos frappuccinos y la espero fuera. Sale con la camiseta medio mojada del baño y la observo mientras se acerca.
Es una chica preciosa, la verdad. Su piel blanca contrasta con la intensidad de su cabello rojo y rizado, y sus grandes ojos verdes adquieren un tono azulado cuando les da el sol. Además tiene muy buen cuerpo, es bastante alta y los pantalones que lleva resaltan sus curvas.
Le doy su frappuccino y nos sentamos en una de las mesas justo cuando un grupo grande de chicos y chicas la saludan. Veo como me miran de reojo dos de las chicas y sonrío, haciendo que se sonrojen. Me gusta el efecto que causo en ellas, aunque odio cuando se ponen pesadas como Tabatha en clase.
“¡Ala, Ellie! No pasa día sin que te manches de algo, ¿eh?” suelta una de las chicas, que nos mira a Ellie y a mi curiosa. No es la típica mirada que suelen echarme las chicas y la verdad es que lo agradezco, por fin una de ellas no me mira como un cacho de carne.
“Eso en realidad ha sido culpa mía, le he echado frappuccino a Ellie encima por accidente” me disculpo.

“Alfa Eros, estos son mis amigos y amigas del instituto: Joseph, Liam, Mark, Gabriel, Eva, Elisa y Rachel. Todos están estudiando en la academia también, a excepción de Joseph que ha decidido seguir con el restaurante familiar”. Ellie me introduce a sus amigos, que me saludan cortésmente y se sientan con nosotros.
Aunque mi plan era otro, me quedo con el grupo charlando hasta bien tarde. Todos son muy simpáticos y aunque Elisa suelta algunos comentarios sobre mi físico, me siento bastante cómodo en general. Solo hay una cosa que no me cuadra, y es que juraría que Mark me mira con recelo, pero no se muestra amenazador, de hecho, no dice nada. Creo que está enamorado de alguna de las chicas y no le acabo de causar mucha gracia.