Capítulo 6
654palabras
2023-06-28 17:46
Creo que llego muy justa, si no tarde, a clase, así que acelero el paso. Por suerte la puerta sigue abierta, miro el reloj, parece que llego unos minutos tarde, pero el profesor también.
Reviso las mesas libres y veo que mi silla sigue desocupada y que justo al lado se ha vuelto a sentar Eros. Noto que me pongo algo nerviosa, pero me dirijo de nuevo a mi asiento cuando alguien me adelanta. Es Tabatha, quien haciendo honor al significado de su nombre (gacela) se ha colado cuando ha visto que me iba a sentar con Eros. Aunque prácticamente la conozco desde que íbamos al colegio, nunca he tenido relación con ella, siempre hemos sido de grupos diferentes de amigos y ni me había fijado antes en la anterior clase que ella estaba ahí.
Me siento en la mesa que hay justo detrás de estos dos y entra el profesor en ese instante. Pocas veces me he alegrado tanto de ver a un profesor, pues estoy segura que me pareció ver a Derek recoger las cosas justo cuando entraba, seguramente para sentarse a mi lado.

Las clases acaban y a la salida de la academia me espera Ariadna, quién se había ofrecido a venir por mí. Durante el trayecto a casa hablamos de las clases y me dice que no se queda a comer, que necesita estudiarse más cosas sobre las funciones de la Luna y siente que va retrasada. Me despido de ella con un abrazo y entro a mi casa.
Huele a cuscús y babeo, mi madre ha preparado mi plato favorito para celebrar mi primer día. Cuando llego a la cocina me abraza y charlamos del día, le cuento que comparto clase con Derek y pone una mueca, sabe lo pesado que es y no le agrada para nada la idea.
“Qué bien huele eso, querida”, dice mi padre mientras él y Roy entran a casa y se descalzan. “¿Qué tal tu día?” me pregunta papá. Les explico por encima las clases mientras comemos y Roy se dirige a mí:
“Así que has coincidido con el alfa Eros, ¿eh? Yo sabía que venía, pero no dije nada porqué supuse que ni te acordarías de él, éramos muy pequeños cuando estuvimos en su manada.”
“Sí, no he podido hablar demasiado con él, pero parecía simpático”. Omito el detalle de que aparte de simpático, parece un dios griego, pero no sé si mi madre me lee el pensamiento (cosa que a veces creo) o es que me he puesto roja al pensar en lo bueno que está, que me pregunta:
“¿Y sigue siendo guapo? Cuando era pequeño era un niño muy guapo, un clon de su padre” me entra la risa floja y mi padre gruñe por lo bajo. “Oh, vamos David, sabes que no hay hombre ni lobo más atractivo que tú para mis ojos, pero hay que reconocer que Troy es muy guapo”, le dice mi madre a mi padre, mientras le pone la mano en la espalda y mi padre se destensa.

“Bueno, pero tampoco hace falta comentarlo delante de mí” dice mi padre más calmado y con una media sonrisa. Es un alfa muy atractivo para su edad, pero como buen alfa es posesivo.
“No me he fijado en eso, la verdad, ya te digo que casi no hemos hablado”, digo cerrando el tema.
Al acabar de comer me marcho a la cafetería con mis amigos, como es el primer día de clase todavía no tenemos tareas y quiero aprovechar el rato.
Llego más pronto de la hora acordada (siempre me pasa, no soporto llegar tarde) y cuando me dispongo a abrir la puerta otra persona sale y me echa el café por encima de la camiseta. Me dispongo a cantarle las cuarenta, enojada por manchar mi camiseta favorita cuando levanto la mirada y lo veo. Automáticamente me pongo como un tomate, ¿se puede saber qué me pasa?.