Capítulo 38
2290palabras
2023-06-07 05:01
SARA
Cuando prexiste esa confianza entre dos o más personas. Una sonrisa es un intermedio físico que incentiva a reconocer que profesas seguridad y confianza con aquellos seres rellenos de musculo. Se señala que es la manera sencilla que el ser humano puede alcanzar a los demás expresando una emoción positiva. ¿Será verdad o mentira? no lo sé. Inconveniente el poder de decirle con nuestra expresión todo lo que necesita saber sin pronunciar palabras es un don que yo no tengo. Soy todo lo contrario.
Soy un tempano de hielo, tan frio como el polo norte y sur juntos, que cada vez que intentan derribar la primera capa, detrás de ella hay otra más gruesa que la anterior. Sin embargo, mi organismo tanto intocable como tocable ha sufrido un cambio de trescientos sesenta grados. Asimilando a las manillas del reloj cuando están en el punto clave y todo desde que llego él.
Un hombre sumamente atractivo que su única aspiración es tenerme entre sus brazos y nunca dejarme ir. Aunque desde que tengo uso de razón. Esto implica peligro. Es una escena relámpago sumamente extraña. Que solo implica cosas malas. Muy malas. En pocas palabras. Estoy a su merced. ¡Soy un corderito que espera a ser sacrificado! Metafóricamente. Aunque pensándolo con más detenimiento creo que tengo la posición de su presa y aun no entiendo el porqué.
Por años cree un perfil que solo implicaba no dejarme manipular, ni enamorarme o peor aún sentir aprecio por un sujeto anejo a mí. Me incomodaba. Sin embargo, en solo dos días este hombre ha cambio la textura congelada de mis sentimientos a una gelatinosa que ante el mínimo toque de calor se derrite. Está muy malamente que guarde estos sentimientos, esto solo implica problemas. Muchos, pero que muchos problemas.
¿Porque soy tan masoquista?
Por optar por la elección de la felicidad momentáneo. O por dejar que mis emociones me dominen y deje paso a la locura sin control. El destino lo decidirá. Me digo a mi misma o intento creérmelo. Pero me estoy mintiendo. Porque, aunque lo niegue, quiero sentirme amada por una vez en mi vida y no termine en un dolor que desgaste mi alma.
Ahora solo me queda disfrutar el momento y no arrepentirme en un futuro cercano. Sin embargo, los malos pensamientos llenan la parte superior de mí cuerpo donde se esconde mi cerebro junto a mis neuronas y hacen que dude de mi decisión silenciosa.
-Sara, mi amor ¿Está bien? –Él lo cambia todo.
-Déjala respirar apestoso animal. Dale espacio, la asfixias –Mi cuerpo reacciona rápidamente ante el tormentoso sonido de aquella voz que solo me causa repulsión. Muevo mis brazos rodeando rápidamente el musculoso cuerpo de David inquiriendo su protección. Su toque se vuelve más preciso y agradable porque que no me permite escapar y lo agradezco.
-No me sueltes. –Sigo remarcándome mi intención.
-No lo hare. Tienes mi palabra –Me niego a abrir mis ojos y mirar a mi costado y que las imágenes del suceso anterior vuelvan. Solo me concentro en el golpeteo lento de su corazón en mi sentido auditivo. Me pierdo en el tiempo ignorando los minutos que pasan ante esta escena. El aire cálido en mi oído, eriza los bellos de mi piel seguido por su melodiosa voz que derrumba mi santiamén de extraordinaria serenidad.
-Tenemos que irnos Sara. Ya es hora.
-No, me hará daño. El...
-Nadie te hará daño. Mientras este aquí Sara, tranquila.
-Él está hay.... –Afirmo.
-No lo está.... -Aun sujetada a el giro un poco mi cabeza buscando a la no persona deseada. Lo único que me recibe es el extenso pasillo lleno de puertas cerradas.
-Tenemos que trabajar en la confianza mi retoñito. – ¿Mi retoñito? –No te preocupes ya está muy lejos –Aunque me debo sentir segura con su respuesta –Tengo un presentimiento de que no es lo que afirma. Ahora crece la duda en mi de lo que pasara después. El me vio en uno de mis peores momentos. Una mujer frágil sin ninguna ropa que cubriera hasta la mínima piel de su cuerpo.
Literalmente vio todo de mí. ¡El primer hombre que vio todo de mí! Tanto lo de adentro como lo de afuera. ¡Porque la mala suerte siempre está donde no la quiero! La única razón es que haya nacido en un día protervo que solo implica desgracia tras desgracia. Contiguo a que aún mi mente no puede procesarlo. Aunque no lo quiera, debo estar en alerta de lo que pasara en un futuro cercano. Porque, si bien soy fuerte, la vergüenza es un sentimiento que muy pocas veces he sentido o me he familiarizado y hacerlo ahora no es un buen presagio. Es algo sumamente inusual y extraño. Que está tomando un camino malévolo y despótico hacia este hombre.
Este mortal que me sostiene delicadamente a la misma vez con seguridad. Que mide ante el más mínimo paso que doy. Como si fuera la misma reina de algún país famoso. Siquiera se repite en mi mente que él ha sido espectador del peor momento de mi vida en donde solo me gusta encerrarme y disfrutar de la soledad que me brinda la habitación junto a la temible oscuridad. En cambio, ahora es tan desemejante y anónimo para mí a causa de está creciendo la necesidad de que el este siempre a mi lado y no me suelte. Estoy ocupando el papel de una princesa que espera hacer, ridículo pero cierto.
Las puertas del ascensor se abren ante nosotros que parece que ya está en funcionamiento y entramos.
-Todo bien? –Afirmo con mi cabeza, porque parece que las palabras no están dispuestas a salir por mi boca. Entramos lentamente a la cuadrada caja y el aun el me sostiene como lo más valioso que he tocado. Giramos poniendo nuestro frente directamente a las puertas del ascensor. El ascensor demora unos segundos en cerrar sus partes y rápidamente la canción de una melodía tranquila llena la estancia.
Su brazo izquierdo rodea nuevamente mi cuerpo salvaguardándome de la soledad de esta pequeña caja movediza. Que con un leve movimiento comienza a descender. Ahora no tengo fuerzas para apartarlo de mí. Porque su toque es tan reconfortante que no lo quiero dejar ir. Me deleito en ver el tablero de los números de pisos que vamos dejando atrás.
Avivadamente a mi mente se presenta la interpelación. Los segundos pasan, me alejo unos escasos centímetros tratando de tener un mejor ángulo para descubrir la respuesta a la pregunta que ha estado rondándome por mi mente durante estos últimos segundos. Afloja un poco su agarre y sus ojos caen en los míos, trazando mi mirada con atención sin mover sus labios.
-Señor McQueen....
-Dejemos el formalismo a un lado, mi Luna. Desde ahora seré solamente David. Pero si tú quieres decirme corazón, mi amor, deseo. No me opondré –Este loco.
-Mis pertenencias serán enviadas directamente a....
-A tu nuevo hogar. Así que no debes preocuparte por nada.
-Pero....
-Sé que te preocupa que se pierdan en el camino. Yo personalmente estaré presente a la hora que sean reubicadas. Confía en mi –Aunque suene descabellado lo hago.
-Gracias –Mi limito a contestar.
-No tienes que agradecerme eres solamente mía y hare todo lo que te haga feliz –¿Debo creerle? -Aunque implique pasar vergüenza –No tengo duda, se lo merece –O hacer el ridículo. –Necesito estar presente. Sin embargo, los puntos de dudas crecen nuevamente en mi como una planta en crecimiento. La puerta del ascensor se abre ente nosotros indicándonos la llegada a nuestro piso la planta baja. Tomamos nuestro tiempo en salir de la caja metálica siguiendo la dirección de la puerta de salida. Su posición de manos cambia rodeando mi mano derecha con sus dedos.
El vestíbulo se encuentra vacío. Algo normal a esta hora del día. Aunque me sorprendo que no esté nuestro guardián no esté en su lugar habitual de siempre. Él no se detiene, así que sigo el ritmo de sus pasos. Las calles están menos concurridas a esta hora del día. A la lejanía el sol está por salir. Siempre me gusto este lugar porque quedaba en medio de una avenida, en donde el sol siempre era recibido por mis ojos, cada día desde hace dos años.
-Te encantara la casa es hermosa, al igual que tú. aunque también tienes la opción de visitar mi casa si quieres algún día escapar o por si me extrañas. Tiene una bonita vista, está cerca del lago, podemos nadar, pescar –Creo que la vergüenza se me está pasando. Ahora solo tengo ganas de golpearlo por insinuárseme como un necesitado.
-Me debo a su hermana, porque es mi jefa. Así que ignore lo antepuesto, fue un momento de debilidad que usted no debió presenciar. Podemos volver al formalismo –Intento quitar mi mano de su cálida, reconfortante y varonil agarre. –Donde yo solo soy una empleada que busca no tener problemas en su primer día de trabajo. Así que suélteme. Y dejemos esto en el pasado.
-No debes preocuparte por mi hermana. Ella estará encantada con nuestra relación –¿Relación? –Claro una relación de empleada y hermano de la empleadora.
-Volvemos a levantar los muros de hielo. Corazón - ¿Cómo?
-Que dijiste.
-Lo que escuchaste. Amor mío. Llegaremos tarde –Estoy atolondrada. –Si no quieres llegar rápido tenemos la opción de comer un helado. Conozco un buen lugar que te encantara. Tiene una dinámica de disco increíble.
-No creo que sea obligatorio ir con usted. Mi compromiso es llegar a mi lugar de trabajo y no distraerme en el camino. Recuerde que debemos mantener nuestra distancia. No debe preocuparse por mí, yo puedo llegar sola –Me detengo y el conmigo. Logro zafar su mano de la suya.
-No digas tonterías. Para que crees que estoy aquí. Si aceptas, yo les avisare de nuestra demora a mi hermana. Además, no habrá problema si no divertimos un poco.
-No. ¡Claro que sí!
- ¿No o Si?
-No...Desde ahora vamos a dejar las cosas claras. No sé qué poder tiene sobre mí. No sé cómo he llegado a sentir un aprecio por usted y esto me confunde porque siempre he sido una persona sensata. Que prefiere pensar las cosas antes de actuar. Pero con usted los pensamientos sensatos se van a la basura. Porque mierda soy una mujer que lo único que quiere hacer ahora es besarlo. Pero no puedo dejar que mi deseo me domine. Así que por favor solo mantengamos nuestra distancia y tratémonos como desconocidos.
-Mi venus, mi amada estrella –Se acerca y ubica las manos en mis mejillas, no lo detengo –Donde estuviste todo este tiempo.
-Lejos de usted –Ríe.
-Que graciosa. –Sonríe -Sé que te preocupa esta situación, porque entiendo que fue mi culpa que te despidieran de tu antiguo trabajo. Pero si quieres poner una pared nuevamente entre nosotros mi objetivo será el mismo. Derivarla. Porque, aunque suene tonto, lo que anhelo es que tú y yo estemos juntos hasta el fin de nuestros días. –Una lagrima rebelde sale de mi ojo izquierdo seguidos por más. Soy mar de lágrimas que está cayendo a una velocidad a ochocientos kilómetros por hora en una superficie de puras espinas que solo lastimaran lo más dentro de mí.
-Si bien me encanta todo de ti. Odio verte llorar. –Su tono de voz cambia a una alegre –Aún está en pie el helado, he escuchado que calma las penas y sana el corazón. Aunque considero que es un plus porque me tienes a mí,
-Eres un idiota. –Sonrió.
-Un idiota que te ama y está dispuesto a darte la luna.
-No crees que es muy cliché esa oración.
-Lo sé. Pero quería intentarlo. A las mujeres le gusta que los hombres sean amorosos y cliché de vez en cuando.
-A mí no. Considero que esos tipos de hombres solo dicen cosas como esas porque quieren llevar a la cama a las mujeres.
-Ohm ya pasamos a algo más interesante. Quiere que te muestro mis poses del Kamasutra. Quedaras saciada. Soy muy bueno en todo lugar, te hare verla la luna y las estrellas. Podemos atraparla juntos. ¿Qué dices? Lo hacemos. Aparte estamos solos. Te cuento un secreto -Se acerca a mi oído. –Nunca lo he hecho al aire libre.
-Eres un pervertido. –Lo golpeo. Mira hacia los lados con nerviosismo. –Se aleja.
-Lo tomaremos con calma y veremos que pasa sobre la marcha –Me limito a asentir porque mi mente esta hecho un manojo de pensamientos con estas declaraciones calientes. –Aunque puedo decirte otro secreto.
-No lo quiero saber.
-Hace poco cambie la tapicería del auto y me gustaría estrenarla de la forma más caliente posible. Pretendo mantener un buen recuerdo que aísle mis pensamientos. Entre ellos tenerte completamente desnuda a mi merced mientras nuestros cuerpos sudan por el ejercicio del entre y saca.
Siento que la sangre abandona mi cara. Me aferro a la última palabra que se repite en mi mente ahogando la necesidad de perder los estribos y perderme entre el deseo y la necesidad de que me desnude y me haga suya.
-Vamos llegaremos tarde.... –Aparto mi mirada de sus penetrantes ojos azules.
-No me andaré con juegos. Quiero desnudarte y sentarte sobre el escritorio caoba atrás de nosotros y lamer hasta el último néctar entre tus piernas hasta que ruegues que este dentro de ti. Y hay vendrá la mejor parte.......
-No sigas, ya no ....
- ¡Sumamente caliente ¡–La corta frase es lanzada por otra persona y rápidamente buscamos la fuente y la vergüenza me ataca porque la persona que lo menciono es la señora Mary la dueña del edificio. –Niña acepta. Te hace falta un poco de locura y diversión –Ahora si la vergüenza se convertido en mi mejor amiga. ¡Diablos ¡