Capítulo 37
2099palabras
2023-06-07 05:00
SARA
Sus carnudos labios y rosados labios se mueven en sincronía botando palabras, que reaccionan en mí como una melodía muda para mis desorientados sentidos.
¡Dios que acabo de hacer!

Esto debe parar.
Esto es peligroso.
Pero es tan difícil. Estamos emociones me desbordan. Inconveniente esto no puede ser posible. Esto no puede avanzar.
El romperá mi corazón. Me destrozará como un jarrón. Dejando esparcido lo pedazos de mi corazón, sin remedio a unirlos. Aparte solo soy una empleada y el un hombre con dinero. Un millonario codiciado. En fin, un amor imposible.
Sin embargo, decirlo es mucho más fácil que acatarlo. Porque mi cuerpo, ya no está en sincronía con mi mente, ahora el que gobierna es mi corazón. Si bien quiero apartarme y mandarlo al diablo, es muy dificultoso. Porque ya he caído.
- ¿Te encuentras bien? - Pregunta con la preocupación proyectado en su rostro ¿Por qué me lo tiene que complicar?

– Si –Aparto mi mirada y levanto la mitad de mi cuerpo cubriendo mis zonas con mi mano, si bien no hacen mucha diferencia. Pero necesito alejarme.
- ¿Dónde crees que vas? –Mi vuelve a depositar en el colchón con un empujón suave.
-Por mi toalla -Respondo. –Está en el baño.
-Yo te la traigo. No te muevas –Me da un corto beso en los labios antes de irse. Desorientando todos mis pensamientos de tortura y autodestrucción.

¡Dios, esto no está bien!
Pasando algunos segundos sale del baño, trayendo un par de toallas en sus manos. Intento quitarle la tolla cuando llega a mí. Sin embargo, la aleja rápido, sin opción a que la coja.
-Levántate –Me ordena. Lo hago, aun con las manos en mis zonas. Porque ya no tengo fuerzas para pelear.
-Dámela –Exijo.
-Levanta los brazos. –Exige
-No juegues conmigo. Dame la toalla. No limites mi paciencia. –Musito.
-Levanta tus brazos. –Vuelve a repetir las mismas palabras –Por cierto, no deberías taparte. Soy solo yo.
- ¿Y tú quién eres? –Pegunto con desdén.
-El amor de tu vida. El ya vio todo de ti. –Es un idiota. –Cuando digo todo. Es que ya me conozco tu delicioso cuerpo. –Voy a matarlo –Alza los brazos y déjame cuidar de ti– Y lo hago, aunque todo mi cuerpo este gritando alerta. Porque ya caí. –No creas que ganaste.
-No lo hago.
-Solo estoy cansada –Soy muy débil.
Rodea mi cuerpo con la suave tela
-Lo sé. Secare tu cabello –Asiento. –Siéntate –Necesito alejarme. Necesito emigrar a otro continente.
Agarra mi cabello mojado y comienza a secarlo con la toalla. Sus movimientos en mi cuero cabelludo son tan suave y relajante. Se siente tan bien que puedo acostumbrarme, inconveniente no puedo hacerlo. Él no me pertenece, aunque él y mi corazón diga lo contrario. Yo no puedo ilusionarme o peor enamorarme. Porque sé que la mala suerte me persigue y no quiero hacerle daño, a pesar que una parte de mi le guste su compañía y la otra quiera su lejanía.
- Esta listo –Dice después de unos minutos acabando su labor. Sacándome de mis tormentosos pensamientos de autodestrucción nuevamente.
-Gracias –Murmuro negando a posar mi mirada en él.
No necesito archivar otro problema a la a colección que ya tengo. Yo necesito estar tranquila, centrada y en paz.
-Te dejo para que te cambies yo estaré afuera Ok. – Asiento y el me besa.
Mi sistema nervioso sufre y mi mente solo reproduce su imagen.
-Debo olvidarlo, esto no está haciendo bien –Musito.
Dejando todos los pensamientos atrás me levanto y con la toalla que me rodea comienzo a secar mi cuerpo. En el momento que estoy totalmente vestida. Comienzo a doblar las toallas junto a las sabanas que me cubrieron para guardarla en algunas de las cajas que están afuera porque en mi maleta no entran.
Salgo de mi habitación y sigo el estrecho pasillo hacia las distintas cajas que llenan mi sala para guardar lo que tengo entre mis brazos las guardo. Sin más tomando aire y valor, me volteo y camino hacia la diminuta cocina con los nervios a punto de explotar y estallar dentro de mí.
Como fui capaz de hacer esta locura. No me puede enrollar con el hermano de mi jefa, estoy rompiendo la regla principal en todo trabajo. Estoy perdiendo el juicio. Estoy dejando llevarme por mis emociones.
Levanto mi cabeza y su mirada impacta rápidamente con la mía. Como si él estuviera esperando este momento.
-Acércate la comida espera – Lo dice sin perder su sonrisa. Lentamente me acerco apartando mi mirada de él y chocándola con la abundante comida que llena los diferentes platos en el mesón.
-No creo que me coma todo esto. Es mucho. –Ríe –Vuelvo a impactar mi mirada en él.
-No lo harás sola, yo te acompañare. –No pierde su sonrisa –Te estaba esperando, quería acompañarte.
-Ehhhh... Gracias
Vuelve a reír -No perdamos más tiempo, a comer.
Me siento y cuando intento servirme el me quita el plato y lo hace por mí para luego dejarlo en mi frente a mi lleno junto al vaso con jugo de naranja.
-Gracias – Agarro la cuchara llenando de la sustancia gelatinosa. Cuando el primer bocado de la tarta impacta con mi lengua no puedo parar mi deleite.
- ¿Te gusto?
-Sí. Está muy rico.
-Me agrada que te guste.
En el momento que nuestros platos están absolutamente vacíos. Los sonidos de golpeteos en la puerta llenan el lugar tocaron la puerta. David se levanta –Ya regreso- Desaparece de mi visión por un rato después, para luego aparecer con varios hombres con la misma camiseta blanca con un logotipo en ella.
-Sara ellos nos ayudaran con la mudanza.
-Buenos Días y gracias -Solo cabecearon y comenzando a coger las innumerables cajas que llenaban toda la sala.
- ¿Sara terminaste?
-Si.
-Muy bien. Yo encargare de esto –Dice indicándome lo platos -Mientras tu permaneces sentada. En un momento nos iremos.
-Está bien
Las cajas pesadas que llenaban mi sala desaparecen de a poco al igual que mis muebles y mesa. Nunca imagine que dejaría este lugar de esta manera. Desde que escapé de mi padre y me valí por mi sola. Tuve la idea que si me iría de aquí seria cuando yo tuviera mi propia casa.
Pero el futuro es tan incierto como un huevito de pascua. No sabes la sorpresa que te espera dentro, pero te agradara. Sin embargo, nunca me imaginé que el trabajo que tanto me costó conseguir lo perdería por un idiota.
Y que luego conseguiría un trabajo al a solo un día de ser despida mundo y volvería a encontrarme con el hombre que causo todos mis problemas. Sin embargo, a un no puedo confiar por que la felicidad, así como viene se va.
-Un dólar por tus pensamientos –Sonrió con pesar –¿Que te ocurre? –Nada.
-No mientas. Sé que algo te preocupa –Pone su mano en mi mejilla y la quito.
-No pasa nada.
-No mientas. –Se altera
-No pasa nada señor David.
-Y volvimos al formalismo.
-Ustedes es el hermano de mi jefa, y soy su empleada.
-Si soy su hermano –Me alejo –Pero tú eres mi luna, mi diosa. No una empleada, entiéndelo.
-No sé de qué habla......Solo hagamos como que esto no paso y sigamos adelante.
-Estas bromeando ¿Verdad? –Ironizo –No estás hablando enserio.
-Lo hago. Esto que tenemos no puede avanzar. No debe avanzar. tu... -Eres alguien prohibido para mí.
O puede avanzar –Ríe irónicamente –Pues esto ya avanzo –Dice agitando sus brazos -Y no lo pienso detener. Así que si tienes alguna idea de alejarte de mí espero que la vayas olvidando, porque no te dejare escapar.
-Está todo bien. –Los trabajadores han parada para ser expectante de nuestra pelea.
-Si todo está bien –Responde David por mí –Por favor sigan. En un momento regresamos.
David agarra mi mano y a la fuerza nos dirige a la habitación cerrado la puerta tras su espalda. Me suelta.
-Ahora quiero que me expliques tu arrebato. Porque esto no es común. Estábamos bien.
-No lo entiende perdí mi trabajo por su culpa y no quiero perder este por tener un romance con usted –Gruñe
-Mi hermana no te despedirá, mi sobrina te ama y yo también no lo entiendes –Intenta acercarte a mí y me alejo.
-No me puede decir que me ama solo lleva un día conociendo es ilógico.
-Para mí no lo es. Fuiste destinada a mí. Yo te amo. Que no lo entiendes.
-No mienta.
- ¡Mierda! No lo hago. –Toma aire -Te lo explicare.
- ¿Ahora?
-Ahora no. Pronto. Solo no te alejes, tu rechazo me lastima –Y sin prevenirlo sus brazos me rodean de una manera rápida
-No te alejes por favor. No podría vivir sin ti.
-Por favor no lo haga difícil. Déjeme ir.
-Tú lo estás haciendo difícil. Yo solo te quiero junto a mí. Entiéndelo. Tu eres mi aire para respirar. Tu eres las ganas de despertar cada día feliz. Tu eres mi todo -No obstante, lo intento negar, pero esto es imposible. Esto se siente bien, se siente correcto.
El ultimo abrazo que me dio un hombre nunca sucedió. Lo que siento ahora no lo puedo comparar con nada.
Mis pensamientos son interrumpidos por un estruendoso y rudo sonido.
-Diablos –Murmura David apartando un brazo de mí y dirigiéndolo a su espalda para luego aparecer con un celular en el cual se reproduces el estridente sonido. Lo pone en su oído y habla.
- ¿Qué quieres? Estoy ocupado... Ahora...No tengo tiempo...Diablos...estaré haya en unas horas...Si no llegare tarde –Cuelga.
- ¿Ocupado?
-Un poco. Me tengo que ir.
-Esta bien.
-Recuerda que esto no termina aquí. Más tarde hablaremos.
-No creo qu....
-Te dejare donde mi hermana –Me interrumpe. Esto es un caso perdido.
-¿Y las cosas?
-Ya todas están siendo enviadas a tu nuevo hogar –Él lo sabe.
-Vamos mi sobrina te espera –Sin soltar mi mano me saca de la habitación dirigiéndome a la sala donde el agarrar mis cosas y me las da para luego salir del departamento y seguir el camino hasta la salida.
Sin embargo, antes de poder dirigirnos hacia las escaleras, frente a nosotros se encuentra Daimon observando todo. Hasta que su mirada impacta primero en mí, luego en David y por último en nuestras manos enlazadas.
-Hola Sara ¿Ya te vas? –Vuelve a mirarme. No soy capaz de responder porque la escena del día de ayer se reproduce en carne viva en mi mente. Provocándome escalofríos.
- ¿Sara te encuentras bien? –Frente a mi esta David ¿Cuándo llegó aquí?
-Si –Respondo enfocando mi mirada en él. -Solo estaba pensando.
- ¿Segura?
-Si –Sonrió.
-Sara –De nuevo el
-Sí, ya me voy.
-Te extrañare –Yo a ti no. -Podemos hablar
- De que ... Da igual. Tenemos que irnos. Lo siento.
- ¿Quién es él? –No te importa. Lo ignoro. –Sara
- Debemos Irnos. Hasta luego Daimon.
-Sara escucha yo te amo Sara. Solo hablemos –Me alejo de David y dirijo mi mirada hacia él.
-No tenemos nada de qué hablar.
-No lo entiendes yo te amo –Intenta acercarse a mí. – Yo te amo –Grita. David le corta el camino.
-Yo no. Solo déjame en paz. Tengo que irme. Vámonos David, quiero salir rápido de aquí. Por favor.
Sin haberlo esperado. Mi brazo es agarrado. Pero se rápidamente soy apartada del antiguo toque.
- ¡Qué diablos crees que hace! –Gruñe David protegiéndome del toque de Daimon. -No la toques.
-Apártate antes que te rompa la cara.
-Ya veremos.
Sin haberlo previsto el primer golpe es lanzado por David, impactando con la mejilla izquierda de Daimon. Todo se descontrola a unos pasos donde una guerra golpes inicia.
La visión de la lucha de Daimon y David es realmente adictiva. Se golpean duro ruedan por el suelo tratando de dominar el uno al otro y los sonidos que hacen son brutales y otro mundo. Parece un espectáculo.
Golpes tras golpes, piruetas tan pirueta. En momento inesperado Daimon queda desorbitado y David aprovecha. Comenzando con un golpe para luego seguir con una línea infinita de nuevos golpes. La sangre llena la mayoría de su rostro al igual que el Daimon.
No puedo soportar ver esto.
- Yo soy Fuerte, yo soy fuerte. – Musito. Tratando de darme fuerza y controlarme.
Pero los recuerdo que viene a continuación son tan doloroso. Mamá tirada en el piso su sangre esparcida por todo el piso. Mientras papa la golpea sin parar.
-No déjala. Suéltala. Ella es buena. Suéltala. –Grito. Tratando de alcanzarlo para que pare. Pero es inútil se alejan. –Suéltala –Y todo se vuelve negro.