Capítulo 26
1895palabras
2023-06-07 04:38
DAVID
Ella camina ignorando mi presencia lo cual me molesta y me pone de mal humor. Sin embargo, cuando ella no está a mi lado siento aquel vacío que no me deja descansar en paz, ni seguir con mi vida tranquila.
Patético lo sé.

Pero es cierto.
Y aunque ya soy un hombre hecho y derecho. Me gusta comportarme como idiota. En este caso es diferente porque ahora hay justas razones para comportarme de aquella manera.
¿Razones? Muchas.
La principal que no puedo dejar a un lado todos los sentimientos y emociones que surgen en mí, aunque he intentado frenar no hay caso, ella siempre será la culpable de este martirio que aprieta mi delicado y insufrible corazón. Pero aun no pierdo la esperanza de que en cualquier momento ella acepte y se dé cuenta que este hombre que entrega todo de sí solo quiero lo mejor para ella. Porque no pienso rendirme le mostrare un amor tan puro que no encontrara en ninguno parte de este mundo.
Disperso mis pensamientos a un lado tratando de traer buenos recuerdos a mi mente y desactivo la alarma del auto Connor desde la distancia, junto a la alarma de mi corazón. Abro la puerta de la parte donde está el mando del conductor y me introduzco en él cerrando la puerta al instante. Introduzco las llaves en el lugar indicado para hacerlo girándolas.
Aunque no sea mi auto, sé que me voy a divertir al verla hermosa expresión de enojo por parte de Connor, cuando sepa que he cogido las llaves de su precioso mercedes en vez de la de Van, el cual ni usa y cuida con su vida.

Giro el volante a lo máximo acompañándome con la palanca de mano, para hacer los respectivo cambios. Cuando estoy por llegar hasta las puertas presiono el mando para abrirlas. Estas se abren. Entonces cuando estoy afuera completamente la veo de pie esperándome.
-Puedes subir mi encantada princesa –Pone en blanco su ojos y de igual manera acata mi orden. Cuando está totalmente sentada me deleito en observarla, cada gesto y defecto en su bello rostro.
-¿Por qué no seguimos? –Me pregunta.
-Por qué no me has dicho tu dirección mi bella dama.

-Siga hasta la ciudad y desde ahí le indicare como llegar hasta mi casa –Termina de hablar sin haber quitado la mirada del frente.
-Entonces no se diga más, próxima parada casa mi bella dama.
-Déjeme de decirme así, tengo nombre.
Muevo la palanca junto al pedal para acelerar y sigo la carretera que me dirige hasta la ciudad.
-Lo sé. –Afirmo.
Cuando ha pasado como quince minutos el silencio rodea por completo el espacio reduciendo del auto y no puedo aguantar mucho más.
-¿Cómo fue tu día? –No me responde y me desespero. Entonces vuelvo a hacer la pregunta. – ¿Cómo fue tu día Sara?
-¡Ha me pregunta a mí! –Gira su rostro. La veo soslayo. A través de las esquinas de mis ojos.
-¡Oh! Pensé que está hablando con una de sus novias. Me han dicho que cada una es hermosa.
-No más que tú.
-Y para responder a su preguntar –Ignora mi comentario. –La pase muy bien, gracias. –Dice de manera escueta.
-¿Porque te comportas a la defensiva conmigo? ¿Qué te he hecho?
-La pregunta se está haciendo común entre nosotros.
-Sara...
-Y todavía tiene el descaro de preguntarme. ¿Qué tiene mente a corto plazo? Usted arruino mi vida.
-No es cierto, yo... –Me interrumpe.
-En primer lugar es un grano en el culo el cual quiero desaparecer.
-No seas gro...
-En segundo me trata como si fuera suya.
-Porque lo eres. –Afirmo.
-Y en tercer lugar. Parece mi perrito faldero atrás de mí, es muy estresante. Ya no me atormente.
-Tu no lo...
-No me venga nuevamente con esa estúpida frase, la odio.
-Sara debes entender.
-¿Entender qué? –Dios dame paciencia.
-No es fácil lo que te tengo que decir.
-Y porque debe hacerlo. Usted y yo no somos nada. Yo no le debo explicaciones, ni usted no me las debe a mí. Así de fácil.
-Sara...
-Si se dice ser e un caballero, solo dedíquese a conducir y déjeme en paz.
-Pues no –Ya colmo mi paciencia. –Hablaremos –Detengo el auto.
-¿Qué está haciendo?
-Necesitamos hablar y aclarar algunas cositas entre tú y yo. –Ignoro su pregunta.
-Pues yo no quiero aclarar ninguna cosita con usted. –Dice enfatizando su oración con comillas hechas por sus dedos. –Ahora haga el favor de encender el auto y llevarme a mi casa, ya se está haciendo tarde.
-¿Pues dejarme pensarlo?.... No. –Ella me escuchara.
-Lo detesto – Dice abriendo la puerta y saliendo del auto. –Diablos por que no puse el seguro. –Musito entre dientes. Entonces sin esperar más salgo atrás de ella.
-¿Qué crees que estás haciendo Sara?
-¿Qué es ciego? Púes caminar.
-¿Caminar Donde?
-A mi casa ¿Dónde más?
-No seas terca y sube al auto.
-Déjeme en paz –Y sigue caminando.
-Sara...
-¿Qué quiere? Ilumíname. No soy el genio de Aladin. –Grita.
-Solo quiero hablar que esta fácil entender. –Y de la nada percibo algo a la distancia que se mueve con rapidez que hace que me cuerpo y me sentidos se pongan en alerta.
-¿Entonces hágame entender?
-Sara sube a auto. –Advierto. Se está acercando.
-No intente distraerme, largase.
-Sara sube al maldito auto. Ahora –Mi paciencia ya no tiene límite.
-No. Usted no es padre para darme órdenes. Váyase al infierno. Porque yo me largo de aquí.
-Sara... Maldita sea. Eres terca.
-Váyase al infierno –Entonces ante ella aparece lo que tanto me temía.
-Hola muñeca.
-Lárgate Sian. –Digo entre dientes.
-¡Oh David! Viejo amigo no te vi. –Mentira el al igual que yo podemos percibir la presencia de otro ser sin llegar a verlo. – ¿Qué haces por aquí? Supe que habías terminado con novio porque te puso los cachos. Mis más sentidos pésames.
-Vete Sian.
-¿Por qué? O ¿Déjame adivinar? Vienen juntos. Pero puedo sentir que ella no te quiere a su lado.
-Aquello no te incumbe.
-Por supuesto que lo hace. Ella una dama y necesita ser respetada.
-Sara entra al auto –Vuelvo a repetirle ignorando la presencia de aquel vampiro.
-No le órdenes.
-Cierra la puta boca
-Parece que a ella no le gusta ¿Verdad Sara?
-No te atrevas a tocarla. Porque te mato
-¿Por qué? –Dice con inconsciencia fingida.
-Oh ya entendí. Ella es –Ríe.
-No me digas que ella es.... Por fin la encontraste. Puedo afirmar que es muy bella.
-Si llegas a tocarla te corto los dedos.
-Es un riesgo que me gustaría correr por tan misteriosa belleza –Corro hacia ella ubicándola tras mis espalda.
-¿A qué has venido Sian?
-A nada en partícula. Solo estaba dando un paseo para despejar la mente. Nada del otro mundo.
-¿Acompañado?
-Oh hablas de ellos –Dice dirigiendo su dedo índice hacia las sombras que esconden en la penumbra oscuridad de los aboles. –Deben estar conmigo, ordenes de mis padres nada especial. ¿Satisfecho?
-Realmente no me interesa. Pero sabes que tienes prohibido caminar por estas tierras, tus padres lo saben.
-No me lo recuerdes lo sé perfectamente. Pero este paisaje es tan bello al igual que la mujer tras tus espaldas y no puede detener a perder un poco los estribos.
-Entonces recomponedlos y lárgate.
-Es tan fácil decirlo. Pero no hay razones para que yo me vaya. Porque no estoy haciendo nada.
-Aun.
-Que poca confianza. No obstante, sabes en estos minutos a rondado una pregunta por mi mente. Que quiero que sea saciada y tu eres el privilegiado que la puede responder.
-Lárgate Sian.
-¿Son novios? –Me está buscando y me va a encontrar.
-No –Afirma Sara tras mis espalda.
-Entonces bella dama le gustaría acompañarme,,,
-¿A dónde?
-No lo harás. –Afirmo.
-A una casa cerca de aquí donde se está celebrando el cumpleaños de un amigo y puedo asegurarte que sus fiestas son fabulosas.
-Sara no lo harás.
-Usted no me manda y de igual manera no me iré con él. No me da confianza. – ¿Cómo no amarla?
-Me siento alagado, nunca nadie me ha descrito de aquella manera. –Y tienen sus razones es un monstruo.
-Señor McQueen podemos irnos no me estoy sintiendo muy bien.
-No lo mires a los ojos Sara.
-Ya se van qué pena, yo que tanto quería disfrutar de más tiempo con ustedes. Especialmente con la hermosa Sara.
-Señor McQueen..
-Sara tranquila.
-No puedo respirar ayúdame.
-Sara...
-Ayúdame David, ayúdame.
-Aquí estoy, no te preocupes.
-Diablos Sian para con lo que estás haciendo la estas lastimando.
-Y tú me vas a detener –Ríe -¿Qué gracioso?
-Sabes lo que puedo hacer en un instante.
-No te tengo miedo.
-Espero que no lo tengas cuando te despedace.
-Enfrente de ella. No creo que sea correcto. Aparte te olvides de las personas que me custodian.
-No son un obstáculo para mí y lo sabes.
-David –Musita Sara antes de desplomarse ante mis brazos.
-Ves lo que has ocasionado, te voy a matar.
-No lo harás con ella en tus brazos. –Afirma.
-Por supuesto que lo hare. Porque ella no será un obstáculo para llegar a ti. Para romper tráquea por tráquea hasta arrancarte la cabeza. Después iré por la hermosa samanta, para dársela a unos de mis hombres de mi pueblo para que haga todo lo que quieran con ella.
-A ella no la metas en esto.
-Esto es personal desde que atareaste a Sara y estate pendiente porque esta me las pagas vampiro de pacotilla. Y me da igual pasar por la mandato de paz entre tu familia y mi pueblo.
-Desgraciado. –Dice antes de irse, seguido por sus inigualables guardianes y aunque me pase al mencionar a su hermana pequeña. Yo tengo razones más fuertes para defenderme el intento lastimar a la mujer que amo y esto me vuelve loco.
Y aunque mi lobo quiere enloquecer y seguir al desgraciado hasta despedazarlo debo pararlo, porque tengo algo mayor para estar tranquilo. La paz vuelve a mí al escuchar su respiración leve ante mis oídos.
La termino de envolver entre mis brazos y la llevo hasta la parte trasera del auto que se encuentra totalmente intacto con las puertas delanteras abiertas. Maniobro con la puerta trasera hasta abrirla y me introduzco con ella. Al estar ya sentado en el asiento de cuero y ella encima de mí siento la paz. Y aunque me estoy aprovechando de esta situación por lo que aconteció hace pocos momentos, no puedo dejar de dar las gracias a Dios. Porque tengo la dicha de sentirla tan cerca de mí disfrutando el calor de su cuerpo el cual me niego a soltar y por justa razones.
Los segundos, minutos hasta horas pasan y yo solo sigo disfrutando de lo que me brinda su delicado cuerpo.
"Su calor"
La escucho quejarse levemente, entonces me preparo para el arrebato de golpes a su despertar. Cuando lo hace su mirada llorosa conecta con la mía y mi corazón se rompe.
-¿Te encuentras bien? –Pregunto con cautela.
Ella mueve su cabeza de un lado al otro, quitando su mirada de mis ojos.
-No me lleves con él por favor. Prometo no hacerte enojar, pero por favor no me lleves con él –Mi pongo tieso, quedando mudo cuando sus brazos me rodean dejándome sin aire. Y puedo confirmarlo.
-No lo hare, nadie me separara de mí. Es una promesa.