Capítulo 25
1685palabras
2023-06-07 04:37
SARA
Las horas han pasado volando como un simple e innecesario chasquido de dedos. Pero no me puedo quejar me encanta este trabajo y más aún cuando es Meredic mi preocupación. Ella es todo lo que he anhelado desde la muerte de mama, ella es la que me hace olvidar los problemas por un momento y me hace recordar que las segundas oportunidades realmente existen.
No obstante me causa mucha tristeza cada vez que veo lágrimas brotar de los ojos de ella. Siento que algo dentro de mí se remueve y saber que la razón principal es por mi partida. No me deja más que quedarme hasta que ella duerma y se olvide de mi presencia. Entonces comienzo con lo principal leyendo uno de los diferentes cuentos infantiles que mama me contaba de pequeña.

Y no puedo detener las lágrimas que se amontonan en mis ojos y aunque quiero detenerlas, no tengo las fuerzas necesarias para aquello. Entonces las dejo rodar por mis mejillas como si de un rio se tratara, hasta que lleguen a mi mentón luego calando hasta el vacío hasta detenerse en mi ropa.
Agradezco que Meredic esté totalmente dormida, porque realmente no necesito que ella esta escena. Si bien para las demás personas suelo ser fuerte, no debo mostrarlo. Y aunque simulo que nada me interesa, desde luego tengo debilidades la cuales odio que otras personas la sepan.
No sé cuánto minutos hayan pasado desde que mis ojos derramaron lágrimas. Lo único que mi ojos son capaces de captar es la pausada respiración de Meredic, hasta que siento el leve sonido de la puerta ser abierta.
-Ya se durmió –Giro mi mirada enfocando mi mirada totalmente en luna
-Si como un todo un bebe.
-Muchas gracias Sara.

-¿Por qué? Es mi trabajo.
-Tu hora de salida fue hacia una hora. Pero te quedaste con mi hija y te lo agradezco.
-No tiene importancia. Me gusta estar con ella, la quiero mucho. Y quiero lo mejor para ella
-Pareces tu más su madre que yo misma. La cuidas tanto como si se fuera a romper.

-No es cierto solo me preocupo por ella. Y mírese usted es un persona increíble. Todos tenemos errores y aprendemos de ello para mejorar. Recuerde usted es su mama porque la ha criado y la ha hecho la niña que es ahora. Y yo solo soy un complemento en su crianza.
-Nadie puede contradecirte, eres muy convincente cuando tienes un punto a tu favor –Rio.
-Es la primera persona que me dice aquellas palabras. Debo tomarlo como un cumplido o como una amenaza. Porque para mí sonó como un cumplido.
-Eres muy divertida. –Afirma.
-¡Enserio! Wau esto debo escribirlo en mi diario. Otro alago, esto es un récor.
-¡Oh mira la hora! Es muy tarde y yo aquí de teniéndote –O esquivándome –Te acompañó a la salida
-No es necesario. Conozco el camino, ya aprendí a no perderme. Ten seguridad de que no me perderé.
-Claro que lo sé. Estas haciendo tantas cosas por mí y es lo mínimo que puedo hacer por ti. Porque realmente me gusta tu compañía, sentía que necesitaba a alguien que se asemejara a mí.
-Ehh... Muchas gracias.
-No se digas, vamos.
-Muy bien –Apago la luz y entrecerró la puerta. Entonces si más comenzamos a caminar por el largo pasillo con destino hacia la entrada principal.
-Sara
-¿Si?
-No quiero ser insistente, pero necesito saber cuándo puedes estar lista mudarte.
-Desde mañana mismo.
-Tan rápido.
-Sí, es que el edificio donde habito esta por ser derrumbado, entonces la dueña no ordeno a todos los inquilinos desalojar.
-Qué pena
-No debe preocuparse.
-Entonces dámela dirección de tu casa para mandar tu cosa a ver tus cosas mañana mismo.
-Habla enserio.
-Sí están por derribar tu edificio. Es porque me imagino que es un edifico en ruinas.
-No exacta...
-Igualmente, no tiene importancia. Vamos a mi oficina para que escribas la dirección y poder pedir un camino de mudanza para mañana a primera hora del día.
-Pero no he armado la cajas donde guardare mis pertenecías.
-Tienes razón.
-¿En cuánto tiempo te dijeron que desalojes?
-En tres días.
Llegamos hasta su oficina. Y ella me extiende un papel junto a un lápiz que coge de su pequeño escritorio.
-Entonces lo dejaremos para el Sábado solo falta dos días para que sea fin de semana. Y no te preocupes pro Meredic ella y yo podemos irte ayudar a empacar todas tus cosas.
Le entrego el papel cuando me dirección está escrita hay.
-¿Y su trabajo?
-No tengo ningún compromiso esto días, así que no te preocupes por mí. Ya todo está solucionado solo debes tratar de empacar las cosas pequeñas para ahorrar tiempo.
-Pero...
-Pero nada, te has ganado mi confianza y te considero mi amiga –Creo que eso es muy fuerte.
-Muchas gracias por su gran estima. Es que... Nunca he tenido una amiga.
Salimos de su oficina siguiendo el camino hasta la salida.
-¿De verdad? ¿Cómo? Si eres una gran persona y muy divertida.
-Creo nadie ha sabido apreciar eso de mí, pero no importa. Bueno no alargo más esto, debo irme, ya use mucho de su tiempo
-De acuerdo, de igual manera te acompañare hasta la puerta debo decirle a Connor que te acerque hasta tu casa, ya es muy tarde para que tú te vayas sola y los caminos son peligrosos.
-No debe preocuparse por mí.
-No me vuelves a repetir aquella en lo que te queda vida. ¿Que no preocupe por ti? Tu seguridad es tan importante como la de mi hija. así que caya y camina.
-Muchas gracias por la palabras pero...
-Pero nada. Vamos a buscar a Connor para que te acerque a tu casa.
-No es necesario. Yo mejor la espero en la entrada para que usted busque con mayor tranquilidad a su esposo.
Llegamos hasta la entrada.
-Segura. No quieres ir conmigo, te cansara estar sobre tus pies.
-No se preocupe yo lo esperare.
-De nuevo con el usted. Deja a un lado eso y háblame con confianza, no muerdo. En un momento vendrá Connor para que vayas con él.
-Está bien. Entonces hasta mañana.
-Hasta mañana no te desesperes, Connor vendrá rápido.
-Yo la espero no se preocupe.
-¿Qué ocurre? –Habla una voz tras mis espaldas trayendo malas espinas.
-David llegas a tiempo puedes llevar a Sara a su casa.
-Claro yo la llevare. –.De igual manera no giro por miedo.
Si por miedo.
Porque tengo mucho miedo de lo que estoy comenzando a sentir al solo escuchar su voz. Porque esto está contradictorio porque hace pequeños instantes lo odiaba. Pero su susurrante voz me ha persiguió como un perro faldero durante todo este día. En mi cabeza se han producido varios escenarios donde yo soy la protagonista y aquel hombre que destruyo mi tranquilidad es mi salvador.
-Entonces me esperas debo ir por la llaves.
-No te preocupes, yo los trajes. –Las suena –Pensaba llevar a Sara hasta tu casa, pero parece que tú te me has adelantado.
-Entonces no se hable más. Sara te vas con David.
-Ok.
-Entonces mi bella Diosa ¿Me acompañas? –Tengo tantas ganas de decirle que no. Pero no tengo opción, prefiero mil veces ir con el señor Connor que con este payaso de circo mal parqueado.
-Claro
-No se hable más, ya regreso Luna.
-¿Ya regresas? –Pregunta con un tinte de duda Luna.
-No te dijo tu esposo. Me quedare a vivir aquí una temporada –Esto tiene que ser una mala broma ¿Dónde están las cámaras escondidas? Yo no quiero jugar.
-Pues no me lo ha dicho.
-Entonces quería darte una sorpresa y lo he arruinado.
-David tu y yo necesitamos hablar.
-Lo haremos más tarde. Ahora necesito llevar a mi princesa hasta su carruaje 'para llevarla hasta su castillo –Esta drogado –Con permiso –Me estiro su brazo el cual decido ignorar y salgo por la puerta.
-Hasta mañana Luna –Me despido.
-Hasta mañana Sara –Escucho antes de que mi cuerpo este en la parte de afuera, donde el noche me recibo con su característica oscuridad junto al gélido aire frio de la temporada. Camino paso tras paso por el estrecho caminito de piedra ignorando he llamado del idiota. Como pensé que era lindo. Soy una ilusa.
-Sara estas yendo en dirección opuesta.
-Lo se.
-Y porque no te detienes. –Porque no quiero.
-Porque el lugar donde estoy caminando dirige hacia la puerta de salida lejos de usted.
-Detente -Jala mi antebrazo y una corriente se hace presente por todo mi cuerpo levantando cada pelo corto de mi cuerpo. De igual manera decido ignorar.
-¿Qué te ocurre?
-Nada
-Nada no venga con tonterías. Quiero explicaciones ahora.
-Yo no tengo porque darle explicaciones, usted no es me manda y tampoco es alguien importante en mi vida.
-Sí que lo soy. Pero tú no lo entenderías –Rio.
-¡Habla Enserio! No me venga con sus tonterías de palabras de romanticismo barato. Porque no caeré. Ahora suélteme.
-No porque te iras.
-¿Cómo esta tan seguro, Señor McQueen?
-Porque tus ojos me lo dicen –Vuelvo a reír.
-Mis ojos. Usted es un ridículo y para que vea que soy una persona de confiar No lo hare.
-¿Qué no harás?
-Irme. –Afirmo.
-¿Quién me lo asegura?
-Yo
-No creo que tus palabras sean de mucha confianza.
-Entonces mala suerte para usted, porque solo le quedan mis palabras como prueba.
-Te iras.
-No lo hare. Confié.
-Aun no confió.
-Eso a mí no me importa. Se decide a creer en mis palabras y soltarme o pasar todo lo que queda de noche a discutir por si me voy o me quede usted. Decida.
-Está bien confiare en tus palabras.
-Bien, sabe que también está dentro de mis palabras que suelte mi brazo. Porque debo decirle que la sangre no me fluye.
-Está bien te soltare, pero no incumplas tu promesa.
-No lo hare, téngalo por seguro. Ahora puede soltar mi brazo. Porque hablaba enserio que mi sangre no fluye.
-Está bien. –Me suelta.
-Gracias.
-Espero encontrarte en la puerta.
-Lo harás. –Y sin más giro siguiendo el mismo caminito de rocas hasta la salida.