Capítulo 5
1354palabras
2023-06-07 03:51
DAVID
-Amigo de mi alma -Grita mí mejor amigo y socio entrando por la puerta de mi oficina.
- ¿Que se te ofrece Connor? -Le pregunto proyectando una esplenda sonrisa en mis labios.
Mi amigo se sienta en la silla que se encuentra al otro extremo de mi escritorio, lanzándome miradas de confusión que decido ignorar.
- ¿David que ocurre? –pregunta.
-Nada –Respondo con simpleza.
Connor se levanta un poco de su asiento, se inclina hacia mi extendiendo sus manos sobre mi escritorio de vidrio. Pronunciando más su ceño fruncido.
-Te lo preguntare nuevamente David ¿Qué ocurre?
-Nada –vuelvo a responder.
-Muy bien no hay problema. Pero sabes que te obligare a que me lo digas y tú perfectamente sabes cuales son mis tácticas.
Rio –Connor aparte de ser mi mejor amigo, soy Tu Alpha recuérdalo, también tengo mis tácticas y no son nada considerables con las tuyas.
El hace una mueca que decido ignorarlo.
-En eso tienes razón, pero no me daré por vencido -Vuelvo a reír.
–Mi amigo si quieres saber la razón de esta esplendorosa sonrisa. Solo diré que he encontrado mi felicidad.
El vuelvo a sentarse en su lugar aun enviándome miradas de confusión, curiosidad y sobre todo diversión. Él sabe muy bien que es muy difícil que me saquen una confesión no soy tan fácil de convencer.
Decido desviar el tema preguntándole sobre las acciones de los musulmanes. Así pasamos parte de la mañana y tarde intercambio ideas sobre los nuevos proyectos que se realizarán en la empresa al igual que discutiendo sobre los nuevos problemas que se han avecinado en algunas empresas que ha que dado en la quiebra. Después de haber aclarado todo, él se retira hacia su oficina y yo me quedo revisando algunos documentos y firmando alguno que otro contrato que Marisa estaré hasta mi oficina.
El tiempo pasa más lento de lo que debería, pero aun así esperaba con ansias que la jornada de ella terminara para poder ir a ese grande y lujoso restaurant de donde yo era dueño al igual que Connor. Aunque pensándolo bien eso tenía sus ventajas. Gracias a eso podía pasear por el restaurant con toda libertad con la certeza de que no sería molestado y que no tampoco interrumpido al llevar a mi Diosa a un lugar donde nadie más que yo pudiera admirarla.
Cuando mi reloj de mano marca la seis de la tarde no es, pero ningún momento, cojo mi sacó poniéndome con rapidez mientras estiro mi mano cogiendo las llaves de mi auto.
Abro la puerta saliendo de mi oficina encontrando a mi secretaria se concentrada totalmente en el ordenador.
-Marisa voy a salir y no regresare. Cambia todas las reuniones que tengo para mañana. Mañana no vendré estaré ocupado y no quiero ser interrumpido.
No espero su respuesta y sin más salgo de ahí cuando las puertas del ascensor se abren ante mí. Presiono el botón el estacionamiento para coger mi auto he ir hasta mi amor.
Aparco mis Mustang color negro frente al impecable restaurante de ventanales de vidrio transparente que proyecta su luz en esta calle transcurrida y llena de diferentes locales lujosos.
Salgo de mi auto arreglando mi costoso traje color negro. Camino con rapidez a la entrada donde está sentada la recepcionista.
-Buenas Noches Señor McQueen –No respondo a su saludo solo me adentro al restaurant a buscar a mi diosa.
Cuando estoy totalmente dentro donde puedo ver todas las mesas ocupadas por parejas o grupos de ellas. Comienzo a deambular mi mirada por toda la estancia buscando a mí Diosa. Pero al pasar los segundos no veo rastro de ella y en mi mente comienza a florecer ideas negativas ¿Se habrá ido? ¿No me quería volver a ver? Y peor la idea de que no me haya esperado y tomara la decisión de irse sola por las calles oscuras que esta hora se encuentran poco transitadas. Mierda.
En mi campo de visión aparece el gerente del restaurant.
-Buenas Noches Señor McQueen –No lo saludo.
- ¿Dónde se encuentra la señorita de esta mañana? –Pregunto con desesperación en mi voz.
-Por su mal comportamiento fue despedida.
Cuando el gerente termina esas palabras mi mundo fue desapareciendo ante mis ojos sustituyéndolo por la ira de mi lobo.
- ¿Hace cuánto tiempo fue despedida?
-Al Medio día
Giro tratando de que mi lobo no me domine y que las personas no averigüen mi lado salvaje. Camino nuevamente hacia la salida ignorando las caras de confusión y sorpresa de algunos clientes hacia mi persona. Vuelvo a ignorar la despedida educada de la recepcionista y me dirijo hacia mi auto quitándole el seguro desde lejos. Me introduzco en el cerrando la puerta de mi lado y acelerando.
Esquivos autos con gran rapidez dejándolos atrás de mí con facilidad. Presiono con fuera el volante tratando de que mi lobo no salgo a flote.
En vez de dirigirme hacia la manada. Me desvió hacia la casa aislada de la manada para descargar mi dolor e ira. Me detengo frente a la casa de color blanco y abro la puerta del auto sin ponerle el seguro.
Al ingresar a la casa lo primer que veo es el hermoso arreglo de flores azules que compre para ella con la esperanza de que la traería hasta aquí y le mostrara lo rápido que me enamoro. La ira vuelve a florecer en mi interior camino hacia la dirección donde se encuentra el ramo de rosas lo cojo y lo estampo contra la pared con mi fuerza inhumana ocasionando que en la pare aparezca una grieta que ignoro. Tiro cualquier cosa a mi paso estrellándolo contra la pared o el piso.
No se cuento tiempo ha pasado desde mi descontrol de ira ha disminuido prefiero perderme en el alcohol para poder olvidar tan solo un momento la ausencia de mi diosa, mi luna, mi todo.
Con pasos fuertes camino hacia la vitrina donde se expone las botellas de diferentes licores y vinos de diferentes épocas.
Cojo la botella con el contenido más oscuro que las demás, saco la tapa y la dirijo hacia mi boca. Cuando el licor hace contacto con mi garganta esta comienza a arder lo ignoro y vuelvo a beber de ella. Tratando del que liquido oscuro se lleve el dolor de haberla perdido al solo encontrarla en el día de hoy. Me siento miserable.
Me Levanto dando pasos torpes con dirección al sótano donde está el área del gimnasio donde poder descargar mi frustración. Bajo cada escalón aun con la botella entre mis dedos. Al tercer escalón alzo la botella volviendo a dirigirla a mi boca dando un largo trago que ya no produce el característico ardor en mi garganta. Llego hasta el saco de boxeo color negro de caucho.
Miro la botella que está en mi mano y vuelvo a dirigirla a mi boca bebiendo todo el líquido de ella. Cuando ya no hay ni una Gota en ella la dejo caer contra el piso produciendo que se haga añicos en las baldosas de color negro. Ignoro los pedazos de vidrios esparcidos en el piso y camino descalzo hacia el saco de boxeo, cojo con mis dos manos el objeto ubicándolo frente a mí.
Sin ninguna duda más en mi cabeza doy golpe tras golpe a la superficie dura que se mese de un lado al otro sin control. La sangre que fluye por nudillos es tan espesa que hace que el piso se mache con ella. Lo dejo pasar y me concentro en borrar el dolor que carcome mi alma al no haberme deleitado completamente de su perfume.
Pasan los segundos, minutos y hasta horas. En mi frente se comienza a deslizar las gotas de sudor que obstruye mi vista. Las ignoro y comienzo con más intensidad a golpear el saco. El cansancio comienza hacer su aparición, pero no me dio por vencido, en mi mente se sigue reproduciendo la hermosa imagen de su rostro, sus ojos Miel, sus hermosas curvas y sobre todo su olor.
-Te encontrare. Amor mío –murmuro haciendo que el saco se eleve y salga disparado hacia la pared del frente.