Capítulo 44
960palabras
2023-06-06 18:17
Desde un principio nunca tuvieron ningún lazo de hermandad. La mayoría de personas dirían que era Gloria la única que trataba bien a Giselle, a quien tildaban de ingrata porque nunca había apreciado la amabilidad de su hermanastra.
Giselle miró a Maverick de nuevo. Su mirada era sombría, probablemente porque ella había estado rechazando la amabilidad de Gloria repetidamente y en respuesta, él solo la miró con frialdad.
Giselle se rio para sí misma. 

"Si de verdad te importo, puedes regresar conmigo y convencer a Harrison de que no venda a su hija como si fuera un objeto." Estas palabras estaban dirigidas a Gloria, pero sus ojos estaban fijos en Maverick.
Gloria entró en un dilema cuando escuchó esto. "Giselle, papá solo está tratando de ayudarte. Los Canfield son una de las familias más ricas de Finlandia, no te enojes con él." 
Giselle la miró directamente a los ojos. Su condición era pésima y su apariencia contrastaba mucho con la de Gloria. Mientras la miraba, se dio cuenta de que su hermanastra encajaba perfectamente con la imagen de una rica heredera. La ropa que vestía debía costar alrededor de 100 mil dólares.
Giselle se burló. "Tienes razón, de seguro ustedes saben mejor que yo lo que me conviene. Estoy segura que no tiene nada que ver con el dinero que nos ofrece la familia Canfield. No es como si Harrison no pudiera permitirse el lujo de criarte, y tuviera que venderme para pasarles las riquezas a ustedes."
"Giselle...," Gloria no pudo contenerse más. "¿Cómo te atreves a pensar mal de papá?"
A Giselle no le importaba si la hacía enojar o no, simplemente cerró los ojos y los echó. "Llévate la papilla y piérdete. Estás perturbando mi sueño." 

Gloria frunció los labios con una expresión aparentemente triste.
Maverick se acercó en ese momento y tomó la papilla de su mano. Después de tirarla a la basura, le dijo suavemente: "Te llevo a casa."
Gloria miró a Giselle una vez más y suspiró antes de asentir.
Giselle abrió los ojos tan pronto como ambos se fueron.

Su rostro se volvió sombrío cuando vio la papilla en la basura.
Era obvio que Maverick se pondría del lado de Gloria en cualquier momento.
Giselle tenía hambre, pero estaba tan enojada que se olvidó de todo y decidió irse directamente a la cama.
La enfermera vino a verificarle la temperatura corporal antes de que se acostara.
Pero Giselle seguía sin poder dormir bien. Esa noche soñó que había un grupo de personas persiguiéndola para matarla.
Se despertó de golpe y vio a Maverick tan pronto como abrió los ojos.
Estaba de pie junto a la cama mirándola. Su mirada era algo extraña.
Parecía amable y, ¿preocupado? 
Giselle no podía creer lo que vio. Parpadeó y lo miró de nuevo. Maverick tenía las cejas bien fruncidas. Ella asumió que él había vuelto para vengarse.
Fue una alucinación suya. Él nunca se pondría preocupado por ella.
Giselle se sentó y se puso a la defensiva. "Pero si sólo he rechazado la papilla, ¿por qué me asustas de esta manera?"
Maverick la ignoró y ordenó: "Levántate."
Ella se puso de pie obedientemente y lo siguió afuera del hospital.
No se esperaba que la llevara a comer.
Eran las tres de la madrugada, por lo que no habían muchos lugares abiertos. La comida que se vendía en los pocos puestos que estaban disponibles no era adecuada para Giselle porque era demasiado grasienta. Finalmente, encontraron un pequeño restaurante.
Ella pidió un tazón de sopa y unas albóndigas al vapor.
Luego, comió como loca hasta quedar satisfecha.
Maverick la miró con la indiferencia de siempre.
Giselle no quería volver al hospital porque no le gustaba estar sola.
Le pidió a Maverick que la llevara a Northill Residences, donde acababa de comprar un apartamento. Al escuchar su pedido él comenzó a emanar un aura amenazante. Tan pronto como Giselle sintió la tensión en el aire, él ya había comenzado a hablar rotundamente.
"Giselle, por cada día que pases conmigo, no puedes vivir allí." 
La dejó sin palabras.
Después de dudar por un momento, sonrío y aceptó: "Está bien." 
Parecía muy contenta.
Pensaba que Maverick la llevaría a la Villa Violet Country, pero al final él detuvo su auto en el hotel en el que ella se había quedado la última vez.
Maverick le entregó la tarjeta llave de la habitación como siempre.
Giselle no la tomó, en cambio, murmuró: "Dijiste que ahora estoy contigo, ¿así que no deberíamos vivir juntos?"
Maverick la miró en silencio y se burló. "¿Te olvidaste de las reglas que pusimos?"
¿Cómo podría hacerlas?
En ese momento ella estaba totalmente a su merced...
Terminó por tomar la tarjeta de la habitación con una sonrisa y tiró del brazo de Maverick. "¿Puedes ayudarme? No quiero casarme con Vincent, y ya viste lo miserable que estaba hoy."
Ella parpadeó con sus grandes ojos tratando de nuevo de convencerlo mientras él la miraba en silencio.
Giselle siempre había jugado el papel de la chica lamentable, linda e inocente.
Aunque era muy mala actuando, tenía la suficiente confianza en sí misma para intentarlo.
Maverick resopló con frialdad y presionó el espacio entre las cejas de la chica, lo que la dejó confundida.
Después de eso, bajó la mano y dijo con frialdad: "No intentes negociar conmigo." 
Giselle frunció los labios y de repente se llenó de ansiedad.
Pero sabía que no era hora de provocarlo, así que se contuvo. Puso los brazos alrededor de su cuello y lo besó antes de salir del auto.
Él se alejó tan pronto como ella salió. Después de conducir por un rato, detuvo el auto y bajó la ventanilla para encender un cigarrillo mientras sentía la brisa fresca.
Al final dejó escapar una carcajada ligera.