Capítulo 59
1400palabras
2023-05-29 00:02
No se escuchaba ningún ruido en la habitación en el momento en que el señor Byres se cubría la frente y caminaba hacia mí, paso a paso. Su expresión era feroz, así como su mirada llena de maldad.
—¡Corre, niña, corre!
Apoyé mi codo e intenté levantarme del suelo, pero cada vez que lo intentaba, volvía a caerme. Le supliqué con amargura, —no se me acerque... señor Byres, por favor, déjame ir, ¿sí?
Estaba completamente desesperada porque cabía la posibilidad de que Olivia no estuviera en su habitación, así que nadie podría ayudarme.
¿Era verdad que nadie podría salvarme?
Sentía tanto estrés que casi me pongo a llorar. Mi corazón estaba tan acelerado porque para mí era como si el tiempo hubiera regresado hace más de diez años. La escena y la casi violación de Owen se me vinieron a la mente, por lo que todo ese miedo invadía mi corazón.
El Sr. Byres se detuvo a mi lado y me pateó dos veces como si no valiera nada; entonces, me dijo con su voz llena de desprecio, —¿dejarte ir? Iba a tratarte bien, pero me golpeaste la cabeza. Eres bastante temperamental. Me imagino que puedes soportar cualquier cosa, ¿verdad?
En cuanto dejó de hablar, se inclinó para agarrarme del cabello tratando de levantarme del suelo, por lo que me lastimó la cabeza.
No...
No...
Me mordí el labio soportando el dolor en mi cabeza, ya que me negaba a aceptar lo que quería hacer. Mi boca se cubrió de un sabor a sangre, así que rechiné los dientes. —¿Por qué no solo me mata? Tal vez, violar a un cadáver le guste más...
Un sonido de una puerta abriéndose vino desde la parte superior de mi cabeza y un par de zapatos de hombre, de cuero, muy pulidos y brillantes, aparecieron frente a mis ojos. Al voltear a ver hacia arriba, solo pude ver unos pantalones.
No se trataba de Olivia.
Por un momento me quedé sin saber qué hacer; sin embargo, llegó un rayo de esperanza a mi corazón que empezó a latir de desesperación. Abracé sus piernas y le supliqué con amargura, —señor, por favor, sálvame... ¡Se lo voy a compensar!
Preferiría morir que caer en las manos de Byres y vivir llena de vergüenza.
De alguna manera, la mano que estaba en mi cabello empezó a perder fuerza, así como su voz porque se escuchaba como le temblaba sin control, —señor...
Levanté la mirada de la curiosidad y no podía creer lo que veía... era él.
De repente, mi corazón palpitó del pánico por alguna razón.
Aunque, debí haberlo pensado, ya que en un hotel como este es donde Olivia pudo darle toda la atención que Jayden necesitaba.
No había tenido ningún contacto con él desde la última vez que vio a Brandon confesándome su amor, para después irse enojado.
Puede que esto no le importe y no tenga ninguna razón para ayudarme.
Mi mirada lo veía con inquietud y sus ojos llenos de coraje veían al señor Byres. Por lo general, su expresión siempre reflejaban cierta tranquilidad pero ahora parecía que había un espíritu maligno que te hacía temblar.
Apretó los dientes y su voz era como si estuviera tratando de contener algo, —¿cómo te atreves a hacer algo tan desvergonzado a plena luz del día?
—Señor, señor Christian, yo... —Byres estaba sin poder moverse y con sus piernas gordas temblando. De repente cambió el tema y me señaló, —¡es ella! ¡Es ella quien me sedujo de manera deliberada!
Abrí los ojos porque no podía creer lo que decía, así que volteé a verlo. No esperaba que confundiera el bien y el mal de esa manera pero al ver la mirada de Jayden, sentí un nudo en mi garganta, lo que hizo que no pudiera pronunciar una palabra.
En su mente, yo siempre había tenido poco valor.
La mirada de Jayden reflejaba crueldad y, de repente, levantó la pierna para patearlo con fuerza. Entonces, se burló con voz baja, —bueno, es verdad que es buena seduciendo gente porque lo hizo conmigo, pero ¿por qué te elegiría a ti después de mí?
Al señor Byres le llegaron patadas desde tres o cuatro metros de distancia. Sin embargo, no se atrevió a pronunciar un sonido, salvo por sus quejidos.
—Si yo fuera tú, vendería las acciones ahora mismo, ya que puede que mañana no valgan nada.
Jayden se le quedó viendo con una sonrisa fingida, aunque su mirada reflejaba una ira que no podía ignorarse.
Luego se agachó para levantarme del suelo y tuve que apoyarme contra él porque mi cuerpo estaba muy débil.
El señor Byres entendió la advertencia de Jayden, por lo que su rostro se palideció en un segundo. Después se arrastró sin dudarlo y siguió abofeteándose a sí mismo. —¡Señor Christian, señor Christian! Le pido que tenga compasión y no discuta conmigo. Soy un villano tan despreciable...
—Es verdad que puedo hacerlo —le contestó Jayden con tranquilidad. Después volteó a verme y continuó, —¿por qué no le ruegas a ella?
Me quedé sin palabras por un momento mientras que el señor Byres seguía haciéndome reverencias, una y otra vez, —señorita Clinton, por favor, déjeme ir. ¡Todo es mi culpa!
¿Qué lo deje ir?
¡Le había suplicado tantas veces y él no hizo nada!
Si Jayden no hubiera aparecido, yo me habría visto forzada a morir y ahora se atreve a pedirme que lo deje ir.
Me le quedé viendo con odio, —¿en algún momento, usted consideró dejarme ir?
Jayden le ordenó con tranquilidad que se fuera, —¿Escuchaste eso? Vete.
Después de eso, me llevó a la habitación, cerró la puerta de golpe y aisló del exterior a esa persona llena de vergüenza.
En la habitación, el olor de ese hombre se quedó con firmeza en mí, lo que hizo que mi cuerpo me pidiera más de él.
Con una sensación vaga, me di cuenta que era adicta a ese hombre.
Pero no podía... iba a casarse con Susan.
—Gracias.
Lo empujé con la razón que me quedaba y corrí al baño sin dudarlo. Al abrir el agua fría, me estremecí por tratar de aliviar el calor que sentía.
Al recordar lo que había pasado, no pudo controlarme, así que lágrimas empezaron a caer. Mi cuerpo estaba temblando y no sabía si era por el agua fría o por el miedo que habitaba en mi corazón.
No sabía cuánto tiempo iba a tardar en que se fuera ese calor, ya que me estaba volviendo loca.
—¿Mía? ¿Estás bien? —escuché la voz magnética de Jayden.
Levanté mis labios e hice mi mejor esfuerzo para tranquilizarme pero mi voz aún estaba un poco indescifrable, —ya casi termino...
Jayden se dio cuenta que algo andaba mal, así que no dudo en abrir la puerta.
Frunció el ceño al ver mis mejillas rojas. Su rostro no mostraba ninguna expresión, —¿te dr*gó?
La fiebre en mi cuerpo me hizo estallar en lágrimas y de la impotencia asentí y dije, —sí.
Me di cuenta que se estaba acercando, así que le grité, —no, no te acerques.
No había ninguna razón pero si se acercaba, estaba segura que no iba a poder controlarme.
Entonces, se me quedó viendo con una mirada profunda, —aunque te hayan t*rturado hasta la muerte con un medicamento, aún así, ¿no quieres que te toque?
Al escuchar su suave tono, mi corazón palpitó con fuerza sin razón alguna, mi mente también estaba hecha un lío.
—Te vas a casar con Susan y no quiero volver a verme involucrada en tú y una mujer —le dije con voz ronca y apretando las manos con la razón que quedaba.
Jayden se puso frente a mi, me agarró la barbilla y me obligó a levantar la cabeza. Sus ojos brillaban de coraje, —¿matrimonio? ¿De dónde escuchaste eso?
—¿Necesito saberlo? Todo el mundo está hablando de eso.
Más de dos personas me habían dado esa información.
De repente, empezó a besarme sin decir nada. Se comportaba como si estuviera enojado que me empezó a dar mordiscos. Su beso fue como una tormenta.
Mi razón se derrumbó en un instante y mi cuerpo, que seguía sin tener control, estuvo a punto de convertirse en agua. Puse mi mano en su hombro y le devolví el beso. Mientras nuestras respiraciones estaban enredadas, me mordió con fuerza mientras decía, —crees en todo lo que te dicen los demás. ¿Cuándo vas a creer en mí?