Capítulo 60
1355palabras
2023-05-29 13:30
Mordí su cuello sin pensarlo y mi respiración estaba muy agitada, —¿no es verdad?
—¿Sigues sin creer en mí? No debí haberte salvado hace un momento.
Con una voz tranquila, él me pellizcó la cintura con fuerza, me quitó la ropa mojada y giró alrededor de mi cuerpo. Sin hacer alguna señal, de repente irrumpió mi cuerpo para llenarse de el.

Mientras se movía sin ritmo alguno, mi voz se quebró y solo pude pronunciar una palabra, —sí te creo...
De hecho, no sabía si debía creerle o no porque me acordé del día que lo vi cargando a Susan a la sala de emergencia, lo ví con mis propios ojos.
La ansiedad en sus ojos no podía mentir; sin embargo, quise engañarme una vez más.
No sabía si era el efecto de la medicina o si había algo más que hizo que tuviera una sensación que pocas veces había sentido, misma que era mucho mejor que un dolor desgarrador, así que le respondí sin pensar.
Sin darme cuenta del tiempo, él me dio la vuelta, otra vez, sin cesar.
Su falta de satisfacción me hizo sentir... acaso era él quien estaba dr*gado y no yo.

......
Después de eso, me derrumbé en la cama. Estaba tan cansada que ni siquiera podía levantar los párpados, así que me quedé dormida.
—¿Crees? ¿Por qué siento que nunca has creído en mí...?
Parecía que alguien estaba acariciando mi mejilla, seguido de un suspiro que llegó a mis oídos.

Entonces, me quedé dormida hasta el día siguiente al medio día. A decir verdad, me desperté porque sonó mi teléfono.
Tuve que contestar con los ojos cerrados y la voz de Sophia vino del otro lado de la línea, —¿no vamos a llevar hoy a tu abuelo a la nueva casa de descanso? ¿Dónde estás?
Solo pude hacer sonidos porque apenas estaba despertando de un sueño, —¿dónde estás?
—En tu casa, abajo.
Me senté de la cama y después de unos segundos recordé lo que había pasado en la noche anterior. Había marcas de besos por toda mi piel y al sentir el sabor de mis labios, dije con voz ronca, —no estoy en casa. ¿Nos vemos en el hospital?
Sophia estuvo de acuerdo, así que colgué el teléfono y volteé a ver a mi alrededor sin entender nada. Sin embargo, en la habitación no había nadie más que yo.
Bueno, me parecía que eso estaba bien porque no sabía cómo iba a poder enfrentarlo.
Tuve la sensación que lo de anoche fue como una aventura.
Levanté la colcha para salir de la cama. Mis piernas estaban tan débiles que casi me caigo, sentía que todo mi cuerpo me dolía mucho.
Había ropa nueva en el sillón, también ropa interior, incluso todo era de mi talla. De repente, me sonrojé un poco pero me cambié y empaqué todo lo que quedaba a toda prisa para correr hacia el hospital.
Cuando terminamos, Sophia se fue primero y yo pasé mucho tiempo con el abuelo.
En cuanto a lo que pasó anoche, no lo dejaría pasar y aunque nadie creería que mi padre me había envenenado y que me había enviado a la cama de otra persona; Ethan fue capaz de hacerlo.
Tomé un taxi a la casa de los Clinton. Mi mente se llenó de pensamientos al estar sentada en el coche. Fueron pocas veces en las que Ethan nos había tratado bien a mí y a mi mamá.
¿Cuándo cambió su actitud? Al parecer, casi todo el tiempo me había tratado con frialdad.
Todos decían que la hija era la amante del padre en su otra vida, mientras que Ethan y yo probablemente fuimos enemigos.
¿Amor paternal? Estoy segura que nunca la tuve en mi vida.
—Señorita, hemos llegado, 28 dólares en total.
La voz del conductor me devolvió al presente. Saqué el dinero, pagué el pasaje y me bajé del coche. Luego, caminé hasta la casa y toqué el timbre.
Después de un rato, una trabajadora abrió la puerta y se sorprendió un poco al verme, —Mia, ¿por qué regresaste?
—¿Está en casa?
Se quedó sin decir nada por un momento y antes de darse cuenta de la persona a la que me refería, me dejó entrar. —Sí, el señor está arriba en el estudio. ¿Quieres que lo llame?
Negué con la cabeza, —no, yo me sé el camino.
—Está bien—. Ella no me detuvo, solo agarró la escoba y siguió limpiando.
Me cambié los zapatos y empecé a subir las escaleras, una por una. Me sentí indescriptiblemente extraña en ese lugar donde había crecido.
Me imagino que esa sensación era porque las cosas no habían cambiado, la gente no era la misma.
Ahora que mi madre se había ido, todo era diferente.
Me detuve frente al estudio y levanté la mano para tocar a la puerta. En cuanto lo hice, la puerta se abrió un poco y pude escuchar la voz de Ethan. Escuché mi nombre a lo lejos, así que sentí curiosidad, por lo que decidí no decir nada.
—¿La cooperación que prometiste puede seguir funcionando sin problemas?
—Mia tuvo suerte en esta ocasión. No puedo hacer nada al respecto. Además, es el Sr. Christian fue quien la salvó. ¡Byres no se atreverá a robarle a la gente al Sr. Christian!
Ethan estaba al teléfono y solo podía escuchar su voz, pero lo que dijo hizo que sintiera un nudo en la garganta, ya que no estaba hablando con el señor Byres.
En otras palabras, lo que Ethan me había dicho en la noche era una mentira porque la persona con la que estaba confabulando no era Byres.
Entonces, ¿quién se atrevió a utilizar un truco tan sucio para incriminarme?
Estuve pensando en eso pero no logré entender nada, todo lo que pude hacer fue contener la respiración y concentrarme en la voz del estudio.
—Señorita Lopez, después de que el señor Christian la salvara... ¡No sé qué pasó después! —Ethan contestó con impotencia.
¿Señorita Lopez? ¡Susan!
¿Por qué había hecho todo esto? ¿Fue por lo que pasó en su bienvenida? ¿Todavía seguía enojada?
De repente abrí la puerta y me apresuré hacia Ethan quien estaba sentado frente al escritorio, me le quedé viendo y dije, —¿Por qué? ¿Por qué me involucraste con un extraño?
¡Qué ridículo!
¡Él era mi padre!
Ethan colgó el teléfono con tranquilidad y se me quedó viendo con sorpresa, —¿qué haces aquí?
Me apoyé en la mesa y me burlé, —si no hubiera venido, cómo me habría enterado que tú y Susan estaban discutiendo algo tan siniestro.
Se puso de pie en un segundo y en lugar de sentirse culpable, se me quedó viendo con enojo. —Todavía tienes el descaro de decir eso. ¡Si no te hubieras escapado anoche, yo tendría todo el éxito en la cooperación con Lopez Enterprise!
—Si no me hubiera escapado, ¿cómo crees que debería vivir el resto de mi vida? —pregunté mientras lo veía sin saber qué pensar. Podía sentir que todo era tan extraño que el enojo y la frialdad empezaron a surgir en mi corazón al mismo tiempo.
—Eres tan egoísta y egocéntrica. ¡No te importan los intereses de los Clinton! Eres una mujer divorciada. ¿Es tan difícil para ti dormir con el Sr. Byres solo por una noche? ¡Él no te desprecio en absoluto! —Sus palabras estaban llenas de desdén.
Aunque mis labios querían moverse, no pude decir una palabra. Me dolían la nariz y los ojos.
No sabía por qué me había tocado un padre como él...
¿Cómo podía comportarse con tan poca ética?
Me acusaba de ser egoísta y egocéntrica por no dormir con el señor Byres. Incluso había dicho que ese señor no me había despreciado.
¿Qué tiene de malo que me haya divorciado? ¿Se suponía que por ser divorciada podía utilizarme como una herramienta?
—Llora, llora justo frente a mí. ¿Cómo te atreviste a golpear a la señorita Lopez? Incluso la Familia Christian desconfía de una familia tan rica como la de ella. ¿De dónde sacaste las agallas para golpearla? —Me señaló a la nariz y maldijo con enojo, como si quisiera matarme para hacerle un favor a Susan.