Capítulo 30
1488palabras
2023-05-11 11:20
"Deja que te enseñe", el doctor Thompson se fue y vi que le decía algo al ginecólogo.
Luego me llevó al edificio donde se quedaban los pacientes y sacó un collar simple de cuerda negra del cajón de su escritorio.
El collar estaba hecho de jade de grasa de cordero y era muy delicado y hermoso.
"La enfermera lo encontró debajo de la almohada de tu madre", el doctor Thompson me dijo mientras me lo entregaba.
"Ah, sí, debo habérmelo olvidado", respondí. "Gracias por guardarlo todo este tiempo".
Agarré el collar y lo froté suavemente. Tenía un pendiente de una pequeña oveja, que es mi signo zodiacal chino. De todos modos, a pesar de lo que le había dicho al doctor, nunca había visto este collar.
Confundida, salí del hospital y un escalofrío recorrió mi espalda. No me había dado cuenta de que había empezado a llover.
Como no había traído paraguas, decidí entrar de nuevo al hospital y esperar a que dejara de llover. Una vez adentro, mi teléfono, que estaba en el bolsillo de mi abrigo, empezó a sonar.
Era Jayden.
Suspiré y apreté el botón verde para contestar.
"¿Terminaste la prueba?" Jayden preguntó antes de que pudiera decir algo.
"Acabo de terminar", respondí, lamiéndome los labios.
"¿Sigues en el hospital?" Jayden preguntó con indiferencia.
"Sí", dije. "Está lloviendo muy fuerte. Me iré después de que pare la lluvia".
"No", Jayden declaró con calma. "No te vayas. Quédate ahí y espera".
Fruncí el ceño, me volteé inconscientemente y, no muy lejos de mí, vi a Jayden sosteniendo un paraguas negro y caminando hacia mí bajo la intensa lluvia.
Apenas mis ojos se posaron en él, me quedé aturdida. Con cada paso, parecía que estaba entrando en mi corazón.
"Ven", dijo, asintiendo con la barbilla, de pie, en los escalones de la entrada.
Volví a mis sentidos y caminé hacia él. Jayden inclinó el paraguas para cubrirme de la lluvia y puso su brazo alrededor de mi hombro mientras me llevaba al auto.
Después de subirse, encendió el motor y noté que su rostro era anguloso y que su cabello estaba un poco húmedo por la lluvia. Se veía muy gentil.
"¿No tenías un almuerzo familiar?" No pude evitar preguntar. "¿Por qué viniste?"
Estaba muy confundida por la forma en la que me estaba tratando. Yo sabía que él no sentía nada por mí y que siempre hacía algo para que malentendiera las cosas.
Jayden tosió, como si fuera lo más natural del mundo y salió del estacionamiento del hospital con una mano en el volante y la otra en su muslo. "Tenía que ocuparme de algo y el hospital estaba en el camino", respondió. "Así que decidí venir y recogerte".
Asentí con la cabeza, pensando que tal vez Jasmine lo había llamado después de irse.
En el camino de regreso a casa, pasamos por la villa donde vivían los Clinton y levanté la cabeza, preguntándome si debía decirle a Jayden que Ethan me había amenazado con el asunto de mi abuelo.
Sabía que Jayden sería capaz de ocuparse de eso mucho más rápido que yo. El único problema era que no había ninguna razón para que él me ayudara.
Respiré hondo y decidí sacarme la duda. "Eastern Star no aceptará lidiar con el Grupo Clinton, ¿no?" Pregunté en voz baja.
Jayden me miró por el rabillo del ojo y se quedó un rato en silencio. "¿Por qué me preguntas eso repentinamente?" Dijo. "¿Ethan te buscó?"
Bajé la cabeza, avergonzada. "No", mentí.
Todavía quedaban seis días, así que pensé que lo mejor sería si yo misma intentara ocuparme de eso.
Cuando llegamos a casa, Madison y Lucas ya habían regresado y pude escuchar sus voces en el segundo piso.
Al parecer, Jayden seguía muy ocupado, puesto que se fue directo al estudio. Como tenía un poco de hambre, fui a la cocina a buscar algo de comer y luego subí lentamente.
Mientras subía, empecé a sentirme muy nerviosa, era como si tuviera el presentimiento de que algo malo iba a pasar.
En efecto, antes de llegar al segundo piso, una cosa grande, blanca y peluda, salió corriendo ferozmente. Presa del pánico, grité y retrocedí, pero perdí el equilibrio y pese a que quise aferrarme a algo para no caer, no tenía nada alrededor.
Al final, me caí y rodé por las escaleras.
No sabía cuántos escalones rodé, solo sentí que todo el cuerpo me dolía, en especial mi vientre. Me acurruqué y gemí de dolor, y después de un rato sentí que algo tibio empezaba a bajar por mis piernas.
No. Mi bebé...
Entré en pánico, pero eso solo hizo que el dolor empeorara. De pronto, vi que Jayden corría hacia mí. Se veía muy ansioso y, sin decir una palabra, me cargó y salió corriendo de la casa
Me aferré de su camisa, sintiéndome impotente y aterrada, y las lágrimas no dejaban de rodar por mis mejillas. "Jayden, mi bebé", dije entre sollozos. "Mi bebé..."
No sabía si era una ilusión o no. Aun así, antes de caer en coma, sentí el nerviosismo y el miedo de Jayden. Eran tan grandes como los míos.
Lo más probable era que haya sido una ilusión porque él ya tenía a Lucas. ¿Por qué iba a preocuparse por mi hijo?
Cuando por fin recuperé la conciencia, vi que estaba rodeada de paredes blancas muy deslumbrantes. Lo primero que recordé fue lo que había pasado antes de caer en coma. Aterrada, toqué mi vientre con manos temblorosas y noté que mi barriga no era más que una superficie plana.
Al darme cuenta de lo que esto significaba, mi corazón dio un vuelco.
Luché por sentarme en la cama, saqué la aguja que tenía en el dorso de mi mano y justo cuando estaba a punto de pararme, una enfermera entró a la habitación. "Por fin despiertas", dijo con una sonrisa. "¿Cómo te sientes? Si tienes dolor, solo dínoslo".
"¿Dónde está mi hijo?" Pregunté, agarrando las sábanas con fuerza. Mi voz estaba muy ronca, como si no la hubiera usado en mucho tiempo.
"Tuviste una caída muy fuerte", la enfermera respondió en voz baja. "No pudimos salvarlo. Por suerte, tu esposo y tú todavía son jóvenes y pueden volver a intentarlo. Por mientras, tómatelo con calma, por favor. Puedes volver a salir embarazada después de que tu cuerpo se haya recuperado".
Si bien vi que la enfermera decía muchas cosas, lo único que entendí fue que no habían podido salvar a mi hijo.
Sintiendo un dolor desgarrador en el pecho, rompí en llanto y lloré tanto que sentía como si mis pulmones se estuvieran rasgando. Al final, empecé a temblar.
Ahora en vez de miedo y angustia, sentía remordimiento, dolor e ira apoderándose de mi cuerpo. Todo lo que sabía en ese momento era que había perdido la última esperanza que tenía.
Estaba tan alterada que no me percaté de en qué momento salió la enfermera y cuánto entró Jayden a la habitación.
Lo primero que noté fue que sus ojos estaban rojos. "No llores", me dijo, de pie, junto a la cama, abrazándome suavemente con sus cálidas manos.
"Jayden, ¿puedes explicarme por qué había un perro en la casa?" Pregunté, empujándolo. Parecía que me había vuelto loca porque estaba riendo mientras lloraba.
Yo era alérgica a los perros y cuando estaba en la secundaria, estuve enferma durante mucho tiempo por culpa de un perro. Desde entonces, vivía aterrada de esos pequeños animales.
Por eso me asusté tanto al ver al perro corriendo por la casa.
"Mi mamá se lo regaló a Lucas ayer, en el almuerzo familiar", Jayden dijo con el ceño fruncido. "No sabía que eras alérgica a los perros".
"Pero Madison lo sabe", afirmé con voz entrecortada.
Ella estaba al tanto del accidente que había tenido en la secundaria. Es más, ella había sido la culpable de todo. ¿Cómo podía haberlo olvidado?
Jayden se quedó callado y lo miré con frialdad. "¿De nuevo vas a defenderla?" Pregunté, indignada. "¿Vas a perdonarla incluso si fue capaz de matar a tu propio hijo?"
Suspiré, sintiéndome impotente. "Eres muy generoso con ella", agregué con sarcasmo.
Luego empecé a llorar de nuevo. No podía evitarlo, ya que sentía una tristeza infinita en mi corazón.
Después de llorar un largo rato, Jayden se acercó a mí para abrazarme. Tal vez porque sentía lástima por mí.
"¡Suéltame!" Grité y luché con todas mis fuerzas para que me soltara, pero fue en vano.
Agotada, me rendí, era como si me estuviera resignando a él.
"Jayden, pídele a Jasmine que empaque todas mis cosas", dije. Respirar también me dolía mucho. "Iré a buscarlas en cuanto me den de alta".
No sabía que Jayden podría ser tan despiadado conmigo y no entendía cómo podía seguir tolerando a Madison incluso cuando ella había matado a nuestro hijo.
Todo estaba perdido y me sentía completamente derrotada.
Decidí no tener nada que ver con Jayden a partir de ese momento.