Capítulo 24
1173palabras
2023-05-05 13:38
—¡Lucas, está con una fiebre de cuarenta grados! —me gritó furioso con los dientes apretados y fruncí el ceño con extrañeza.
—¿Cómo es posible?
—Deja de fingir. Lucas acaba de despertarse y me contó todo.
—¿Qué te dijo?
—¡Deja de actuar! Ven conmigo para que veas lo enfermo que está —masculló antes de jalarme afuera de la cama y bajarme hasta el cuarto de Lucas.
El niño estaba en su cama con las mejillas rojas, ni bien me vio, actuó intimidado y se escondió detrás del doctor. Su actitud había cambiado completamente.
—Lucas, ¿qué pasó? —le pregunté con el corazón hecho un nudo. Tenía un mal presentimiento.
—Tía, lo siento. Por favor, no me botes de nuevo...
¿Qué? ¿Quizás estaba delirando por la fiebre? Traté de tocarle la frente, pero se alejó rápidamente. Jayden me agarró la muñeca para detenerme.
—¡Deja de hacerte la tonta! ¿Qué diablos te hizo un niño? ¿Cómo pudiste dejarlo afuera toda la noche? —me gritó con dureza y me di cuenta en ese momento que había caído en otra trampa.
—Lucas, ¿quieres decir que te dejé afuera toda la noche? —le pregunté con los labios apretados a lo que el niño asintió sin mirarme. Apreté los puños con coraje—. ¿Entonces por qué no volviste a entrar con la contraseña?
El niño era inteligente, si hubiera querido hubiera vuelto a entrar por su cuenta.
—No quería que me golpearas... —susurró con miedo como si realmente hubiera pasado. La habitación comenzó a dar vueltas y tuve que tomarme un segundo para procesar lo que estaba pasando. Lastimosamente, Jayden no tenía tanta paciencia.
—¡Me volví a equivocar contigo! —me gritó mientras me aplastaba la cara con una mano. A pesar del dolor, lo encaré porque estaba cansada de ser usada siempre. Lo había tratado bien todo el día y así me lo retribuía el niñato.
—¡Yo también me equivoqué contigo! ¿Cómo pude enamorarme de alguien tan horrible como tú? —le grité de vuelta enderezando mi espalda.
Aparté su mano y me di la vuelta para irme cuando me crucé con Madison que ni bien vio a Lucas, corrió para abrazarlo.
—Bebé, ya estoy aquí ahora. ¿Cómo estás?
—¿Qué haces aquí? —le preguntó Jayden con las cejas fruncidas.
—Lucas me llamó porque se sentía incómodo. Jayden, sé que me equivoqué pero soy su madre. No importa lo que pase, él siempre estará más seguro conmigo. Mira lo que ha pasado y solo me fui unos días.
Me detuve y los miré con frialdad. Quería saber cómo reaccionaría Jayden. El hombre frunció los labios con culpabilidad. Antes de que pudiera hablar, Madison se arrojó a sus brazos.
—Lo siento, lo siento mucho. Te prometo que no lo volveré a hacer. Te amo demasiado y quiero ser tu esposa. ¿Puedes perdonarme? —le pidió mientras lo abrazaba a lo que el hombre se congeló por un segundo.
—Está bien —le dijo mientras le acariciaba el cabello.
Ahora todo tenía sentido, Madison de nuevo había utilizado a su hijo para que Jayden la perdonara y de nuevo entrara a la casa. El amor realmente te volvía un ciego.
Miré esta escena romántica frente a mí y me quise reír de lo ridículos que se veían, pero aún así, no pude evitar notar que me dolía el pecho. Me retiré de la escena con la cabeza gacha, decepcionada, y salí sin rumbo fijo.
¿A dónde podría ir? No tenía ningún lugar desde que mi madre se había ido.
—¿Qué haces? ¿No ves, loca? —me gritó un conductor pasando por mi costado. Volví a mis sentidos y me di cuenta de que me había pasado una luz roja. Me detuvo en seco y comencé a retroceder pero pisé mal y me caí al suelo.
Traté de evitar la caída agarrándome del auto a mi costado, pero no tuve éxito y me caí de costado. Me comenzó a dolor de inmediato y tuve pánico.
—¿Estás tratando de chantajearme? —me preguntó el conductor del auto a mi costado con el ceño fruncido.
—¿Podría llevarme al hospital más cercano? ¡Estoy embarazada, le juro que no quiero molestarlo!
Antes de que pudiera responderme, la puerta trasera de abrió y salió un hombre vestido en ropa de calle. Me recogió en brazos y me metió al auto.
—¿Qué estás haciendo? Tenemos que llevarla al hospital —le dijo con impaciencia. El conductor asintió y emprendió el viaje.
Tenía el corazón en la garganta por temor a que le pasara algo a mi hijo. Solamente respiré cuando el doctor me aseguró que todo estaba bien. Había logrado evitar un desastre, así que se lo agradecí profusamente.
—Si sabe que su esposa está embarazada, debe tener más cuidado —le reprendió suavemente el doctor al extraño que se había quedado conmigo todo este tiempo y me sonrojé de la vergüenza.
—No, doctor, está equivocado. No es mi pareja, el joven amablemente me trajo al hospital después de mi accidente.
Luego de esto, recogí mis cosas y nos fuimos a la entrada. Le hice una reverencia agradeciéndole todo lo que había hecho por mí.
—No se preocupe, no fue ninguna molestia, mi nombre es Brandon Johnson. ¿Cómo se llama?
—Mia —le dije suavemente y él asintió.
—Bonito nombre —dijo antes de fruncir el ceño—. Dígame, Mia, ¿qué hacía tan tarde en la calle estando embarazada? ¿Dónde está su esposo? Ah, perdona, no quería molestarla, no tiene que responder si no quiere.
Creo que tenía demasiado guardado y nadie con quién hablarlo, así que me derrumbé sin pensarlo. Por alguna razón, confiaba en este hombre por la ayuda que me había dado. Luego de terminar con mi historia, levanté la vista al cielo gris y sonreí con ironía.
—Doy pena, ¿no? Aparte del bebé en mi vientre, no tengo nada más.
—Debes aprender a defenderte. ¿Por qué te fuiste sin pelear? Esa horrible mujer nunca dejara de lastimarte a menos que hagas algo para detenerla —me dijo después de un momento en silencio. Bajé la cabeza y suspiré suavemente.
—¿Sería demasiado pedir tu número de teléfono? Me gustaría invitarlo a comer como agradecimiento por lo que hizo por mí hoy. Si no hubiera sido por usted, no sé qué me hubiera pasado.
—No se preocupe, tengo el presentimiento de que nos volveremos a ver —me sonrió de oreja a oreja. Me quedé mirándolo con curiosidad pero realmente no pensé que lo dijera enserio.
Me preguntó si necesitaba de un taxi, pero me negué rotundamente. Ya le había causado demasiadas molestias. Luego de que se fue, recordé lo que me había dicho y decidí que pelearía. Paré un taxi y le di la dirección de la casa.
Madison de nuevo me había incriminado y se había salido con la suya. ¿Quién hubiera pensando que Jayden le creería con tan facilidad después de saber lo que le había hecho a Lucas hace unos meses?
Quizás era yo la que no podía pasar página, pero era algo que nunca aceptaría porque Madison había arruinado lo mejor que me había pasado en toda mi vida. Jaden podía perdonarla, pero yo nunca lo haría.