Capítulo 21
976palabras
2023-05-05 11:59
Hace un segundo era un demonio y ahora se comportaba como un angelito. Honestamente, estaba impresionada con su actuación y al forma en la que tergiversó la verdad.
Jayden inspeccionó el rostro de Madison que todavía seguía rojo y frunció el ceño.
—Papá, ¿por qué tiene que estar aquí? Le tengo miedo, siempre nos lastima —se quejó el niño con lágrimas en los ojos a lo que intenté explicarme pero fui levantaba a la fuerza por el hombre.

—Te advertí que no quería problemas y si los hacías, te largarías, ¿no? 
Solamente pudo verlo con decepción. Una vez más le creía a otra persona en vez de a mí. Me hubiera gustado irme y desaparecer para siempre, pero tenía que descubrir la verdad detrás de la muerte de mi madre.
—No la culpes. No dolió tanto, estoy bien ahora... 
No podía soportar su falsedad. Ella me había golpeado mucho más fuerte, todavía me dolía hablar. Lo miré a los ojos con sorna.
—Cuánto lamento que siempre seas utilizado por mentirosos.
—¿Qué le pasó a tu cara? —me preguntó con sorpresa antes de que pudiera enojarse por mis palabras. Me encogí de hombros y le señalé con la barbilla a Madison.

—Pregúntale a tu prometida —le dijo antes de soltarme de su agarre, limpiarme las rodillas y subir a mi habitación. Una vez adentro, me recosté contra la pared y caí al suelo. Lágrimas de rabia mojaron mis mejillas, ¿por qué siempre tenía que protegerla a ella y abandonarme a mí?
No sé lo que les habrá dicho después, pero no me dijeron nada en los días siguientes. Lucas estaba constantemente enojado y taciturno, pero Madison estaba contenta. No quería imaginarme lo que había hecho el hombre para satisfacerla.
Al día siguiente habían instalado una cámara para que de esa forma Jayden pudiera monitorear lo que sucedía en la casa. Aunque no me daba mucha tranquilidad esto porque sabía que el hombre siempre tergiversaría la verdad para favorecer a Madison.
Sophia decidió invitarme a comprar ropa diciendo que tenía que seguir moviéndome para que no me doliera tanto el parto. No quería estar en la casa, así que acepté y salí lo más rápido posible.

Luego de visitar algunas tiendas, fuimos a un restaurante a comer y me contó que todavía no habían podido encontrar a quién le pertenecía el número desconocido por lo que habían asumido que había sido un teléfono prepago.
Había querido ponerme en contacto con esa persona para preguntarle lo que realmente había pasado, pero ahora mi única pista había desaparecido. 
Justo en ese momento, recibí una llamada de mi suegra.
—¿Aló?
—Mia, ven a verme de inmediato —me dijo claramente frustrada.
Acepté de inmediato porque había estado buscando una excusa para verla, pero no se me había ocurrido nada y no quería que sospechara. Me despedí de Sophia y la fui a ver.
Cuando llegué, mi suegra estaba con muy mala cara con Lucas en brazos. Ni bien me vio el niño, perdió la compostura y comenzó a gritar desesperadamente pidiendo que me fuera. La señora le entregó el niño a un sirviente y me extendió un cheque.
—¿Será esto suficiente?
—¿Qué?
—Seré directa, ¿es esto suficiente para que dejes en paz a Jayden? —me preguntó mientras se sentaba en el sofá con delicadeza. Me agarré el vientre.
—Ciertamente, es bastante dinero, pero todavía tendría a su hijo.
—Entonces ab*rtalo —me replicó con frialdad. No podía creer que fuera tan cruel pidiéndome que aborte a su nieto de seis meses. Apreté los puños con fuerza.
—No entiendo por qué puedes aceptar a Lucas solo por una prueba de paternidad que ni sabes si es verdadera, pero no puedes aceptar al niño en mi vientre.
Sería que no podía aceptarlo porque le incomodaba que también fuera el nieto de la mujer a la que había matado.
—Mia, Lucas ya estaba crecido cuando apareció, no había forma de desaparecerlo —me dijo con sinceridad—. Además, ustedes no tenían hijos y necesitamos un heredero. El niño que llevas es diferente y no puedo perdonarte la vergüenza que nos hiciste pasar en la boda. Madison no tiene tan paciencia como tú, este bebé solamente causaría problemas en nuestra familia. No quiero que nadie se burle de mi hijo, ¿entiendes?
Entendía la situación, pero odiaba que de nuevo se estuvieran aprovechando de mí. Me había quedado callada cuando Lucas había aparecido por ilusa pero todos sabíamos que Madison nunca dejaría de causar problemas.
—¿Qué pasa si no quiero hacerlo? —le pregunté apretando los labios.
—Sucederá de cualquier forma —dijo con severidad sin apartar la mirada. Me tomó por sorpresa su honestidad.
—¿Jayden estará de acuerdo con ello? —le dije con suficiencia mientras cruzaba los brazos. No sabía cuál era su posición, pero el día de la boda, no se había visto muy feliz con la idea. La señora se puso roja de la ira pero su rostro se congeló cuando sus ojos se posaron sobre algo detrás mío.
—Mamá, prometiste no interferir más con mis asuntos —le reclamó Jayden con los hombros tensos. ¿La señora realmente había prometido tal cosa? Algo inusual en ella.
—¿Cómo no hacerlo si tu hijo ha estado llorando todo el día sin parar? Está tan ronco que ni puede hablar. ¿Realmente crees que no intervendría? —le recriminó la mujer enojada.
—Dámelo, me lo llevaré entonces —le dijo antes de salir de la casa. La señora puso los ojos en blanco y bufó por lo bajo.
—Muy bien —aceptó—. Te lo mando mañana cuando se calme. No quiero que vaya con Mia.
—De acuerdo —respondió el hombre y luego me miró—. ¿Vienes conmigo?
Estuve a punto de seguirlo, pero no quería irme con las manos vacías. No había sido fácil venir, tenía que ganar algo. De repente, me volteé para hacerle una última pregunta.
—Por cierto, señora, ¿usted sabía que mi madre había fallecido?