Capítulo 20
861palabras
2023-05-05 11:39
—Mia, detente —dijo Madison con una expresión ceñuda en su rostro.
—¿Qué pasa?
Tan pronto como terminé mis palabras, levantó la mano y me dio una bofetada, tomándome por sorpresa. Me agarré del pasamanos para no caerme.
—¿Qué te pasa, Madison? —le reclamé con enojo.
—¿Qué me pasa? ¡Mia, te lo advierto, ni creas que podrás seducir a Jayden! —me gritó con el rostro desencajado a lo que fruncí el ceño.
—¡No sé de qué estás hablando!
¿Cómo podría seducirlo si solamente habíamos hablado por cinco minutos en todo el día?
—No te hagas la inocente, p*rra. ¡Sé que estuvo en tu habitación anoche! —me regañó a lo que mis ojos se abrieron de par en par. Entonces no lo había soñado, Jayden me había cuidado anoche. ¿Por qué Hailey había mentido?
—Al parecer te salió el tiro por la culata —le sonreí con suficiencia.
—¿Qué quieres decir?
—Bajaste la temperatura del aire acondicionado de mi habitación para molestarme y, gracias a ello, él cuidó de mí —le dije con sorna escondiendo mi miedo. ¿Qué le hubiera pasado al bebé si me enfermaba? Mujer vil.
—Vamos, no fue para tanto, ¡además a él no le interesas! ¡Debiste haber hecho algo para que se quedara a cuidarte! —me dijo fulminándome con la mirada. Me dieron celos porque sabía que era cierto. No sabía lo que había estado pensando para quedarse conmigo anoche.
—Será mejor que te vayas, de lo contrario, no tendrás tanta suerte la próxima vez —me amenazó con los dientes apretados. No podía creer la hipocresía de la mujer, se había metido en el matrimonio de mis padres y en el mío, y ahora estaba desesperada porque no le pasara lo mismo.
—No te tengo miedo, inténtalo —le respondí con frialdad antes de abofetearla de vuelta dejándola aturdida por un segundo.
—¿Cómo te atreves? —me preguntó con indignación levantando la mano.
—Te lo merecías —le recordé antes de agarrarle de la mano con frialdad—. ¿Además realmente quieres forcejar conmigo en la escalera? ¿Qué sucede si me caigo y pierdo el bebé?
Me soltó la mano de inmediato y retrocedió, asustada, porque no quería que la incriminara. Bueno, al parecer no era tan tonta y tenía una imagen pura que mantener frente a Jayden.
Bufé por lo bajo antes de darle la espalda e irme. La escuché rugir detrás de mí, pero sabía que no me haría nada. No me detuve hasta que llegué a la seguridad de mi habitación. Una vez estuve adentro, solté un suspiro.
Abrí la maleta que había llegado esa tarde gracias a Olivia. Saqué un pijama y me metí al baño. Mientras me estaba limpiando, sentí que alguien había entrado al cuarto.
—¿Quién es?
—¡Quién eres para venir a vivir a mi casa! —gritó una voz infantil desde afuera. Lucas. Terminé de limpiarme lo más rápido posible, pero cuando salí ya era demasiado tarde. Todas las cosas dentro de mi maleta habían sido tiradas al piso y el cuarto estaba hecho un desastre.
Me quedé con la boca abierta y salí corriendo al pasillo. Mi maleta había sido tirada por las escaleras hasta el segundo piso. Lucas me esperaba abajo con el ceño fruncido.
—¡M*ldita, p*ta! ¿Cómo puedes venir a mi casa con ese b*stardo en tu estómago?
Me quedé pasmada viéndolo. ¿Cómo era posible que un niño tan pequeño hablara de tal forma?
—¿Tu casa? Niño, ustedes fueron los que se metieron a mi casa primero —le respondí, enojada, aunque luego me sentí tonta por responderle a un niño.
Madison salió de la sala de estar y observó el desorden con apatía. Le sonrió a su hijo y le indicó que se acercara.
—¿Qué sucedió? ¿Por qué has causado tanto desorden, Mia? —me preguntó con sorna y supe en ese momento que el niño no había actuado solo. Claramente había sido instruido por su madre. Traté de respirar para no golpearla de nuevo.
—Madison, ¿realmente vas a dejar que tu hijo se comporte de esa manera? ¿Qué modales le estás enseñando?
—No es de tu incumbencia —me respondió con frialdad antes de agarrar a Lucas de la mano—. Vámonos a cenar, bebé.
—¿A dónde creen que van? ¡Recojan mis cosas! —grité sin contenerme a lo que Madison se echó a reír.
—Debes estar soñando si crees que te ayudaré. Te advertí que no te quería aquí, así que, atente a las consecuencias. Lucas es solo un niño. No puedes culpar a un niño.
—¿Escuchaste eso, p*rra?
—Lucas, ¿qué acabas de decir?
Jayden apareció en las escaleras con el ceño fruncido claramente enojado. Observó todo el desorden y comenzó a respirar agitado. Madison se le quedó viendo con los ojos como platos. El hombre había dicho que llegaría tarde.
Lucas sintiendo el problema, se puso a llorar de inmediato. Cualquier que lo hubiera visto sin saber la historia, hubiera pensando que alguien lo había golpeado. Me quedé mirándolos con frialdad antes de comenzar a recoger mis cosas.
—Lucas, ¿qué hiciste? —le preguntó Jayden calmado pero intimidante.
—¡Papá, por favor, no te enojes! Quería proteger a mamá porque vi que la mala mujer la golpeó en las escaleras —gimió entre lágrimas mientras se quejaba frente a él.