Capítulo 16
2164palabras
2023-05-05 11:18
Entendí con desilución la razón por la que había venido a verme. Había tenido la esperanza de que finalmente se hubiera dado cuenta de lo mal que me había tratado. Abrí la puerta sin mirarlo.
—¿Qué quieres que haga? Los Clinton se deshicieron de mí hace cuatro años y nunca miraron atrás. ¿Qué podría hacer? —le pregunté con frialdad. Mi padre al parecer había agotado todas sus opciones porque dio un paso adelante para detenerme agarrándome de la muñeca.
—¿No puedes pedirle ayuda a Jayden? —dijo con un tono lastimero y fruncí el ceño. Así que sabía de mi relación con Jayden, con razón me había buscado. La vida realmente daba vueltas. Cuando ellos habían estado bien, no habían querido verme, pero ahora que estaban en problemas, no dudaban en pedirme ayuda.

—¿Por qué no le pides a tu ex esposa que te ayude? Ella es a la que Jayden ama, no yo —le respondí al mismo tiempo que me zafaba de su agarre. Levanté la pierna para ingresar al auto cuando escuché un sonido seco de un cuerpo cayendo al suelo. Me congelé en mi lugar cuando lo vi de rodillas. Un sentimiento extraño se abrió camino en mi interior. Todos estos años lo había odiado al ver como la salud de mi madre empeoraba día a día. Había deseado que murieran, sin embargo, verlo arrodillado no me dio ningún placer. Ni siquiera pude soportarlo y desvié la mirada. 
—Mia, sé que me equivoqué en el pasado, pero, por favor, no dejes que tu enojo conmigo nuble tu juicio. El grupo no es solo mío, también es de tus abuelos. ¿Realmente quieres verlo desaparecer? Solo necesito cincuenta millones y estoy seguro de que todo se resolverá...
Sonaba tan desesperado, parecía estar al borde de las lágrimas, y se podía escuchar que estaba arrepentido por todo lo que había hecho. Además, había dicho algo importante. Mi madre acababa de irse de este mundo y me disgustaba pensar que el grupo que su familia había establecido con tanto esfuerzo desaparecía por culpa de mi padre.
—Lo intentaré, pero quiero que me prometas una cosa —le dije al final con seriedad, tratando de que no pudiera notar mi turbulencia interna. Mi padre no dudo en aceptar sin importarle cuál fuera mi condición.
Me dirigí al edificio del Grupo Eastern Star y me tomé unos minutos en el estacionamiento para controlar mis emociones. Luego de ello, entré al ascensor VIP y subí directamente al último piso. Abrí la puerta del presidente y me encontré con la elegante figura de mi esposo frente a los ventanales.
—¿Por qué apagaste tu teléfono? —me preguntó ni bien me vio con ansiedad, pero no le dije que había visto a mi padre porque nunca me daría el dinero así. Después de todo, Jayden creía que mi padre era un vi*lador.

—Mi teléfono se quedó sin batería —le dije bajando la cabeza y quedándome viendo mis pies, sin embargo, todavía podía sentir su intensa mirada. Al darme cuenta de que no me respondería, me acerqué al sofá con paso suelto y me senté.
—¿Dónde está el acuerdo de divorcio? Dámelo —le pedí porque recordaba que el contrato incluía un monto de cincuenta millones junto con el inmueble.
—¿Ya lo decidiste? —me preguntó con sorpresa.
—Como si no hacerlo fuera una opción —le refuté levantando la cabeza. ¿Cuál era la necesidad de pelear cuando él ya había tomado una decisión? Después de cuatro años en un matrimonio falso, mi corazón parecía una papel arrugado. Lo único que lamentaba era el hecho de que esto significaba que mi hijo no tendría padre.

No hizo ningún sonido. Sus ojos oscuros no se movieron en lo absoluto y pensé que podía ver los sentimientos mejor escondidos de mi corazón. Derrotada, me apoyé en el respaldo del sofá y le comenté de forma disimulada que estaba bromeando. No podía dejar que se diera cuenta de mis verdaderas intenciones.
—No lo digo enserio, gracias al divorcio voy a terminar con mucho dinero, así que no podría pedir nada más.
—Mia, nunca dejas de hablar sobre dinero, ¿verdad?
—¿No me había casado contigo por eso? ¿Por qué te sorprende? —le pregunté con una sonrisa de lado. Se me quedo mirando un momento antes de inclinarse y pedirle a Olivia que le trajera los papeles.
Ni bien los trajo su asistenta, los firmé sin dudarlo porque tenía miedo de arrepentirme si tenía tiempo para considerarlo. Aunque esto no evitó que asiera el borde del documento cuando se lo estaba entregando, inconscientemente no quería dejarlo ir.
—Apúrate, lo único que te importa es el dinero, ¿no? —me dijo con sarcasmo mientras me quitaba los papeles con un poco de fuerza. No podía leer en sus ojos lo que estaba pensando. Sentí cómo mi corazón se partía en dos.
—Si estuviera embarazada, ¿eso invalidaría este divorcio? —le pregunté medio enserio medio en broma. Jayden bajó los ojos y examinó mi vientre con intensidad. 
—¿Estás embarazada? —me preguntó mientras me agarraba de la muñeca. Su penetrante perfume inundó mis sentidos y recobré la compostura.
—Es broma.
Dejó escapar un bufido antes de tomar una pluma y firmar en su lado del divorcio. No tenía sentido que le dijera sobre el bebé, nos estábamos separando, ¿realmente cambiaría de opinión si lo sabía? No podía apostar con la vida de mi hijo de esa manera, debía obtener la mayor cantidad de dinero posible e irme lo más rápido posible.
—Mia, ¡no es gracioso! —me gritó mientras le agarraba del mentón y me fulminaba con la mirada. Lo había hecho enojar, pero es que no podía creer después de tanto tiempo, él nunca me había querido ni siquiera un poco.
—Madison no es la mujer que crees que es, espero que tengas cuidado —le recordé aunque sabía que mi consejo caería en oídos sordos.
—No te preocupes por mí —me recordó agarrándome de nuevo del mentón y dándome una suave sacudida. Aproveché la oportunidad para abrazarlo como último gesto de mi amor por él. Cerré los ojos para grabar la sensación de su cuerpo y enterré mi rostro en su cuello. Mi corazón se estaba rompiendo en mil pedazos, pero ignoré el dolor.
—Adiós, Jayden —susurré con la voz ahogada. No nos volveríamos a ver, el abismo que nos separaba era demasiado grande. Después de esto, me fui sin mirar atrás porque sabía que colapsaría si lo hacía.
Cincuenta millones fueron transferidos a mi cuenta esa noche y se los pasé a mi padre. Sentada en el tren bala y observando por la ventana, parecía que estos últimos años habían sido un sueño.
Decidí que ya no quería seguir viviendo en Plotin, así que agarré mis maletas y me mudé con mi abuelo. Mi madre siempre había querido volver a ver a su padre, así que quería al menos cumplirle este deseo. Mi abuelo tenía más de setenta años, pero era mucho más saludable que cualquiera de su edad. Cuando le comuniqué que quería vivir con él, se alegró bastante y me apoyó a pesar de ser una divorciada embarazada. Mi abuelo siempre había sido bastante progresista, así que en vez de regañarme, se lamentó que hubiera tenido que estar con un hombre que claramente no me merecía. 
No le dije sobre mi madre porque temía que no pudiera soportarlo.
Los días pasaron tranquilamente y mi vientre se fue haciendo cada vez más grande hasta que llegó el nuevo año. Mientras los fuegos artificiales brillaban afuera, teníamos la televisión prendida con la gala por Año Nuevo. Mi abuelo estaba cocinando unas empanadillas chinas.
—A tu madre le encantan estas, especialmente las que tenían apio y carne. Me alegra que a ti también te gusten.
Mis ojos de repente se humedecieron porque aún no se lo he dicho. No sabía qué excusa darle la próxima vez que quisiera llamarla. 
—Sí, es mejor celebrar el Año Nuevo contigo porque eso significa que puedo comérmelas todas —le dije a lo que mi abuelo se rio a carcajadas y me respondió algo más, pero no le pude escuchar por el sonido de los petardos afuera. 
Bajé la cabeza y me quedé mirando la pantalla del teléfono pero sin realmente verla mientras la apretaba tan fuerte que mis dedos se pusieron blancos.
Después de Año Nuevo, fui a la boda de una de mis compañeras de cuarto en Plotin. Me fui al día siguiente de la ceremonia. Sophia me llevó hasta el aeropuerto y me abrazó con una mueca en la cara.
—¿Realmente no vas a regresar?
—Quizás, deberías alegrarte que estoy bien —le dije con los ojos llorosos notando que había comenzado a llover afuera. Sentí que quería decirme algo más, pero se contuvo.
—No creo que deba decírtelo, pero creo que es lo mejor.
—¿Qué cosa? —le pregunté mientras me ponía una bufanda.
—Jayden se casará con Madison hoy —me soltó a lo que simplemente bajé la cabeza con amargura.
—Lo sé.
Había visto las noticias sobre su boda en Año Nuevo. Fueron borradas casi al instante, pero leí lo suficiente y desde ese día no había podido conciliar el sueño del todo. Trato de ser fuerte durante el día para no preocupar a mi abuelo, pero luego, cuando me encuentro sola en las noches, no puedo dejar de pensar. Duele mucho.
Sophia se dio cuenta de que no quería hablar sobre el tema. Así que simplemente me despidió y me pidió que me cuidara. Cuando me senté en mi asiento dentro del avión, no pude evitar sentirme perdida. Después de hoy, Jayden sería el esposo de otra mujer.
No podía creer que mi amor sincero no hubiera sido suficiente para él y ahora se estaba casando con una mujer como Madison. Tan vanidosa que se había esforzado para que su boda fuera comentada por todos. 
Saqué mi teléfono para apagarlo cuando recibí un mensaje de texto con una foto de un número desconocido. Cuando lo abrí, sentí que me había caído un rayo encima y mi visión se tornó borrosa.
Era una foto de mi suegra junto a mi madre en el hospital. No podía verle el rostro a mi suegra, pero mi madre estaba claramente afectada por algo. Hice un acercamiento a la mano de la señora y me di cuenta de que le estaba dando una botella de medicina. ¿Acaso habían sido esas las pastillas que había tomado mi madre para terminar con su vida? Revisé la hora que decía en la esquina de la foto y me di cuenta de que había sucedido tres horas de su muerte.
¿Por qué había ido a ver a mi madre? ¿Qué le había dicho? ¿Acaso había sido ella la culpable de que mi madre se suicidara? ¿Fue porque pensó que había sido yo quien había lastimado a Lucas y estaba preocupada de que no quisiera divorciarme de Jayden?
La furia que corrió por mis venas era tan poderosa que sentía que me iba a quemar viva. Me levanté rápidamente y logré salir del avión antes de que cerraran la puerta. Solo tenía un objetivo claro en mi mente, ellos habían querido deshacerse de mí para que Jayden se pudiera casar con Madison, bueno entonces me aseguraría de arruinarles la vida. Nadie se iba a casar hoy.
Me dirigí al hospital más cercano para solicitar que me hicieron un ultrasonido y me dieran una copia. Luego de ello, fui a la tienda de ropa más exclusiva de la ciudad y compré un vestido largo junto con un abrigo de piel.
—Por favor, al hotel Lunar —le pedí al taxista y este me miró con una sonrisa.
—Habrá una boda en ese hotel, ¿es una de las invitadas?
—Sí, mi esposo me está esperando en el hotel —le respondí apretando los puños. Jayden era mío y que no creyera que iba a dejar que se casara de nuevo con nadie.
Ya había llamado a unos de mis ayudantes con anticipación por lo que cuando llegué un hombre se me acercó y me entregó un sobre. Agarré la invitación y se la mostré a los de la entrada sin ningún problema. 
Observé a mi alrededor con aburrimiento. Habían elegido un estilo lleno de opulencia silenciosa. Bajo las luces, un mar de personas reían y conversaban entre ellos.
Al costado del presentador estaba Jayden vestido impecablemente con un traje a la medida, aún a la distancia podía notar la rigidez de su postura.
Madison estaba caminando junto a su padre con lentitud, así que esperé hasta que estuvieran a un metro de llegar para quitarme el saco y revelar mi barriga de más de seis meses.
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De inmediato, sentí la mirada escudriñadora del hombre. Mis labios se curvaron y extendí mi mano para empujar la torre de champaña que estaba a mi costado. 
Todas las copas se vinieron abajo con un estruendo que paralizó la ceremonia. La música se detuvo y sentí la mirada de los invitados, pero mis ojos estaban clavados en el hombre.
—Jayden, estoy embarazada, ¿te casarías conmigo?