Capítulo 8
1081palabras
2023-04-26 10:59
Nunca podría perdonarla por hacer que mi madre se quedara sin dinero para pagar su cirugía, tampoco podía perdonarle que hubiera expuesto nuestras fotos íntimas, además esa cara de arrogancia arruinaba todo. Estaba segura de que lo de la vi*lación era una mentira más.
—Oh, crees todo lo que ella te diga, ¿no? ¡Ella misma me dijo que no eras tan rico como mi padre en ese entonces! No le creo nada. ¡Ella fue la que se metió a su cama!
Un tronido se escuchó y mi cabeza se volteó. Me quedé paralizada por un largo tiempo. Durante los últimos años, aunque era distante, Jayden nunca me había lastimado físicamente. Y ahora me había golpeado por Madison. Me apoyé contra la pared y lo miré decepcionada.

—¿Qué fue lo que dije que estaba mal? —le pregunté desviando la mirada y viendo mi reflejo en el espejo del ropero. Mi cabello estaba desordenado y mis mejilla hinchado. Lucía como una esposa abandonada.
—¡Si no le hubieras pedido que le diera ese té esa noche, tu padre nunca hubiera tenido la oportunidad de atacarla, ella me pidió que no te culpara, pero no puedo soportar que sigas hablando mal de ella de esta forma. ¡Contrólate! 
Me le quedó mirando con los ojos entrecerrados. Mi padre no había tomado ningún té esa noche, estaba sumamente enojado, se había peleado horrible con mi madre y por eso ella había venido a dormir a mi cuarto. Las mentiras de Madison no tenían final.
—¡Si sigues creyendo todo lo que salga de la boca de esa mujer terminarás lamentándolo! Esa mujer es una regalada que dormiría con cualquiera si tuviera el suficiente dinero —le grité con la sangre hirviendo en mis venas y los puños apretados.
—¡Te haré saber quién es la verdadera regalada! —me respondió, furioso, agarrándome del brazo y tirándome contra la cama. Traté de soltarme, ansiosa, pero no lo logré. 
—¡Suéltame!

Me agarró de las muñecas y comenzó a besarme con violencia como si quiera romperme en miles de pedazos. Me abrió las piernas y me penetró sin piedad, descargando toda su ira en mí.
Ese fue el punto de no retorno, dejé que hiciera lo que quisiera conmigo, después de todo, nunca podría realmente negármele. 
—¿Ves? Eres una p*ta —soltó cuando terminó, pero lo escuché de lejos. Sus palabras fueron como un balde de agua fría, me entumecí, me dolía tanto que no podía respirar.
Nunca me dejaría olvidarme de la verdadera naturaleza de nuestro matrimonio, pero esta vez me sentía avergonzada. Se levantó de la cama, se vistió y parecía dispuesto a irse. No podía creer que quisiera irse tan rápidamente. ¿A dónde se estaba yendo con tanta prisa? ¿A ver a Madison y Lucas?

Se me cerró el pecho y me sentí desesperada. Respiré hondo antes de decir las siguientes palabras.
—Quiero divorciarme.
Estas simples palabras agotaron todas mis fuerzas y nada más salió de mi boca. Si él solo consideraba que este matrimonio era un arreglo, entonces divorciarme no sería más engorroso que despedir a un empleado. Aunque para mí, se sintiera como si me estuvieran sacando el corazón del pecho sin anestesia.
—Mia, no vuelvas a usar el mismo truco. Me siento cansado —me respondió resoplando antes de irse cerrando la puerta ruidosamente. Era la primera vez que lo veía tan enojado y todo por Madison.
Ni siquiera yo podía hacerlo sentir tanto. Le había mencionado que quería el divorcio y ni se había inmutado. Me levanté de la cama y me apoyé contra la ventana. Al ver su coche alejarse, me sentí vacía.
Las lágrimas que había estado conteniendo durante mucho tiempo finalmente se derramaron y mojaron mis mejillas. Me quedé allí toda la noche sin poder parar la desesperación que sentía en mi interior. Odiaba la idea del divorciarme de él.
Al día siguiente, cuando salí del trabajo y llegué a casa, me quedé congelada en el estacionamiento. Madison, Lucas y Hailey estaban todos reunidos en la sala, riéndose y conversando.
—Señora, no tiene una niñera aquí, así que la señora me pidió que cuidara del joven y de usted —me sonrió la joven. Me quedé callada porque usualmente no nos gustaba tener extraños dentro de la casa. Esa era la razón principal por la que no teníamos a ninguna ama de llaves. Aunque supongo que ahora con Lucas, necesitábamos la ayuda.
—Muchas gracias —le respondí mientras me sacaba los tacones y me ponía las pantuflas. Subía las escaleras hacia el dormitorio como si fuera una extraña en mi propia casa. Tenía que divorciarme ya, no podía seguir viviendo con los otros dos.
Saqué mi teléfono y llamé a Jayden, pero ahora estaba apagado todo el tiempo. No había vuelto a la casa y ni siquiera se había dignado a mandarme un mensaje.
El sábado me levanté y decidí que me iría a un hotel. Quizás era inmaduro, pero realmente me era imposible soportarlo. Cada vez que abría la puerta de mi casa, escuchaba a otras personas hablando adentro riéndose y pasándola bien. Cada sonrisa de Madison era una provocación no disimulada en mi contra. Como si me estuviera burlando de que había logrado separar a mi padres y ahora había logrado meterse en mi hogar.
De repente me sentí afortunada de que Jayden no hubiera estuviera. Sería más doloroso para mí verlos a los tres juntos. Cuando terminé de empacar, Madison abrió la puerta y entró con arrogancia. 
—Oh, ¿te vas ahora? —me preguntó con fingida sorpresa y una sonrisa petulante. Realmente me daban unas ganas tremendas de golpearla.
—Vete —le respondí con frialdad. No podía soportar su presencia. Durante los últimos días, había mantenido una apariencia amable frente a Hailey, me disgustaba.
—Aún si no te vas, tengo muchas formas de botarte igual —me respondió con voz cantarina mientras jugaba con su cabello sonriendo maléficamente. Me alejé de ella con una mueca de asco.
—Madison, me aburres, siempre quieres tener lo que otras personas tienen. Si lo quieres, lo puedes tener —le respondí. Honestamente, estaba muy cansada, no me importaba nada. Mi amor por Jayden era fuerte, pero esto no podía tolerarlo.
Ella se me quedó mirándome, pero simplemente agarré mi maleta y me fui. Cuando terminé de asentarme en la habitación del hotel, mis nervios finalmente se calmaron. Saqué mi teléfono móvil y descubrí que todavía no había ningún mensaje de Jayden. ¿Cómo era posible que ese m*ldito desapareciera dejándome sola con su am*nte y b*stardo?
«Cuando tengas tiempo, quiero el divorcio», le mandé.