Capítulo 7
1108palabras
2023-04-26 10:56
La mayoría de las personas presentes se sorprendieron por lo que dije, de repente el asunto se había vuelto un desastre, pero era uno que estaba dispuesta a soportar porque lo amaba.
¡No podía soportar que Madison se pavoneara frente a mí y fingiera ser inocente porque la odiaba extremadamente!
—Mia —me advirtió Jayden.
—¿Qué? Ella puede hacerlo, ¿pero yo no?
—Deja de hablar. ¡Por favor te lo ruego! —me gritó Madison temblando y asustada. Me dio un mal presentimiento porque no entendía porque se comportaba de esa manera.
Los ojos de Jayden eran tan fríos que sentía que me congelaban con solo verlo. Sentía que quería estrangularme hasta quitarme el último aliento de vida.
—Mia, esta es mi familia. No te gusta la idea, lo entiendo, pero Lucas es mi hijo y él también tiene derecho a pertenecer a esta familia.
—¿Realmente le has creído que es tu hijo? ¿Crees que Madison no pudo haberte mentido? —le pregunté con sarcasmo. Esta mujer adúltera obviamente no tenía límites.
Jayden tomó a Lucas de los brazos de Madison y le secó suavemente las lágrimas.
—No estoy aquí para dejar que me interrogues, ¿de acuerdo? —me dijo con firmeza. Una fuerte amargura me sacudió el cuerpo, contuve como pude las lágrimas con los puños cerrados y temblando de pies a cabeza. El hombre al que amaba, me acababa de dejar completamente humillada frente a toda su familia.
—¡Es suficiente! Mia tiene la razón, nuestra familia nunca aceptará un niño fuera del matrimonio —dijo mi suegra con dureza. Ella me ayudó con tan pocas palabras. Obviamente los Christian tenían que cuidar su linaje. Madison sacó un documento de su bolso y se lo entregó con lágrimas de cocodrilo.
—Señora, es mi culpa que su hijo de Jayden haya tenido que sufrir...
¿Sufrir? Me burlé internamente. ¿Cómo había sufrido? Ella había vivido muy confortablemente aún si no estuviera con mi padre. Mi suegra miró el informe y su rostro cambió de repente. Luego le susurró algo al ama de llaves. Esto me puso los pelos de punta. Unos cinco minutos después, el ama de llaves regresó y asintió con la cabeza a mi suegra.
—Mia, ya que no has podido concebir todavía, ¿no crees que tener un hijo sería lo mejor? —me sonrió mientras me pasaba el documento.
Sus palabras me impactaron tanto que mi mente estuvo a punto de explotar y no pude decir una palabra durante mucho tiempo.
Abrí el informe con dedos temblorosos, un escalofrío recorriendo mi columna. Habían preparado la prueba de paternidad para asegurarse, no podía creer mi ingenuidad. Se me dificultó respirar y lágrimas cayeron por mis mejillas.
—Señora...
—¿Acaso quieres que Jayden no tenga hijos? —me preguntó enojada. Sus palabras me golpearon como una pared de ladrillos, no había forma de que se lo pudiera refutar.
Jayden era ahora el poseedor del poder del Eastern Star Group. Un primogénito era sumamente importante, pero yo no había podido quedar embarazada durante cuatro años. Por lo tanto, mi suegra estaba insatisfecha, aunque nunca me había atrevido a decirle que era su querido hijo quien no quería hijos.
Aunque quizás no era que no quería tener hijos, sino que no quería tenerlos conmigo.
—No entendía la situación —respondí suavemente bajando la mirada. ¿Cómo me había enamorado de alguien tan despiadado?
—Señora, no tengo problemas con darles la custodia de mi hijo, pero si no estoy con él, estoy seguro de que no dormirá —dijo Madison suavemente. Eso significa que quería vivir con nosotros. Esa mujer era increíblemente astuta, le había hecho terribles cosas a mi madre y ahora quería hacerme lo mismo. Nunca hubiera esperado que mi suegra se pusiera de su lado.
—De acuerdo, mañana Lucas se mudará con Jayden y Mia. Madison podrá quedarse por un tiempo hasta que se acostumbre.
No podía creerlo. Quería oponerme, pero sabía que tenía las de perder. Mi corazón estaba siendo apuñalado y casi ni podía respirar del dolor. Mi amor por Jayden acababa de ceder un poco en medio de tanta amargura.
Mi mente se puso en blanco. Salí de la mansión como pude y subí al auto antes de perderme entre las calles. Las luces de neón brillaban por todas partes. Sin embargo, no sentía nada. No sabía a dónde ir, así que terminé en el hospital.
Mi madre no se había recuperado totalmente y ahora tenía que estar internada a tiempo completo. Jayden había logrado una plaza en una clínica privada de renombre y ahora ella vivía ahí. Hablé un rato de todo y nada con ella hasta que se durmió. Luego me puse a llorar silenciosamente, como si fuera una niña, quería desahogar mis penas.
Regresé a la casa a la mañana siguiente con los primeros rayos de luz. Había pensando que Jayden se había quedado en la casa de sus padres, por eso me sorprendí cuando la puerta se abrió justo cuando salía del baño. El hombre se me quedó mirando con dureza.
—¿Por qué te escapaste sin decir una palabra? —me preguntó conteniendo su ira. Así que había vuelto para hacerme esa pregunta no porque estuviera preocupado.
—¿Tengo que vivir con ustedes, en serio? —le pregunté con amargura. Este encendió un cigarro antes de responderme.
—Madison solo se quedará un tiempo mientras Lucas se acostumbra, luego se irá. ¿No puedes ser un poco más tolerante?
Estaba tan enojada que quería romper en carcajadas de lo ridículo de la situación. Madison estaba usando a su hijo como tapadera, su meta era tomar mi posición. Lo había menospreciado casándose con mi padre y ahora regresaba por su venganza. Pensé que había aceptado su destino, pero parecía que nunca se saciaría.
—¡No puedo tolerarlo! ¿Realmente crees que soy tan benevolente para vivir bajo el mismo techo que la amante y el bastardo de mi esposo?
De repente, me pellizcó la barbilla con tanta fuerza que me cortó la respiración. Sus ojos me miraban con intensidad.
—Madison es una víctima, no deberías odiarla.
—Jayden, ¿no puedes distinguir el bien del mal? —le pregunté con los ojos abiertos como platos. No reconocía a este hombre, siempre había pensando que era un ser sumamente racional, pero ahora me estaba diciendo que esta mujer, quien había tomado la decisión consciente de arruinar el matrimonio de mis padres, era la víctima.
Estaba tan embobado que ni siquiera podía ver lo que estaba más claro que el agua. Su agarre aumentó en fuerza.
—Mia, tu padre la viol*, todo este tiempo ha estado viviendo una pesadilla. No seas una desgraciada y no la maltrates más de lo que ya ha sufrido.
¿Mi padre la había vi*lado? ¿Realmente lo había pasado mal estos años?