Capítulo 61
663palabras
2023-05-24 18:50
Paula Cortes me esperaba en el hall, repasando el juego contra Argentina en su tablet. Me había puesto una camiseta, una minifalda jean y chancletas. Tenía mis pelos alborotados. Me senté y empecé a peinarme.
-Jugaste muy bien, Tati, me dijo sin mirarme, siguiendo atentamente las jugadas, ¿cómo adivinaste dónde iban los batazos?-
-Intuición femenina-, quise bromear pero Cortes me miró seria.

-Estabas siempre no uno, sino diez pasos adelante de ellas-, me desafió. Quedé desconcertada.
-Miraba cómo se balaceaban ellas, la forma que trenzaban los músculos, la manera cómo doblaban las rodillas, cómo ponían los tobillos-, le expliqué.
La entrenadora apagó el tablet. -¿Y quién te enseñó eso?-, se quedó mirándome.
-Ay no sé, me puse colorada, fue intuición, como le digo-
-Vane me ha contado que eres muy especial y que por eso ella quería que fuera la capitana-, empezó a sospechar de mis pesadillas.
Alcé un hombro. -Es verdad, entrenadora, me concentraba en ellas, en lo que iban hacer-, me sentí acorralada.

-Eres maravillosa, Tatiana, se puso ella de pie, estaba con dudas, pero Vanessa tenía razón. Tienes un don, un poder especial. Eres formidable. Ya eres la mejor del país. Pronto lo serás a nivel de América-
-¿Por qué me puso de short stop?-, pregunté absorta cuando se marcha.
Ella sacó su lengua y mordió la punta. -Intuición femenina-, me dijo y se fue dejándome absorta y sumida en la incertidumbre.
*****

Después de cenar, estuvimos en el hall de la concentración, molestándonos entre nosotras, haciéndonos bromas pesadas y hasta se nos ocurrió un concurso de belleza. Cada una desfilaba por la pasarela, contorneándose como barcos naufragando en una marejada, en medio de nuestras risotadas.
Fernanda fue la más payasa, hasta bailó una melodía árabe y Heather, se la dio de mujer vampiro, con su mirada tan matadora. Doris Méndez simuló ser una femme fatale que nos hizo desentornillar de la risa y yo, como estaba con mi minifalda, hice la parodia de la película de los bajos instintos que originó un largo ooohhhhhh de las chicas por mis sensuales movimientos.
A Estela se le ocurrió por contar chistes muy pesados.
-Es tan pero tan callejera que le decían tabla de carpintería-, nos desafió. Nadie la atinó.
-¡Siempre la clavan!-, estalló en risotadas, azorándonos a todas.
Al rato volvió a la carga. -Es tan fácil que le dicen la cibernética-, retó a las chicas. Otra vez fallamos en las repuestas.
-Cualquiera mete su USB-, se revolcó en el suelo mientras reíamos alborozadas.
La entrenadora se molestó con la bulla. La administración se había quejado y nos ordenó irnos a dormir. También dispuso quitar los cables para que no nos quedemos hasta tarde viendo televisión.
Sin embargo yo no pude dormir pese a que estaba bien cansada. Otra vez Leslie y Vanessa se enfrascaron en una larga conversación sobre los hombres y como les conté, yo estaba en medio de las dos.
-Lo primero que ellos miran son los senos-, decía Vane estrujando su peluche.
-No, no, no, las nalgas. Siempre lo hacen. Yo los he visto-, reclamó Leslie.
-En Estados Unidos tienen mucha fascinación por los senos grandes-, insistió Vanessa.
-Aquí también, pero más le gustan ver las caderas amplias, ellos tienen predilección por las caderonas y las mujeres de nalgas grandotas-, reclamó Leslie.
Tenía que soportar toda la perorata de mis amigas. En realidad me hacían reír. Disfrutaba viéndolas discutir de los hombres.
-A mí me gustan mucho los vellos, ay, un hombre peludo es lindo-, suspiraba Vanessa.
-¡Estás loca, protestó Leslie, sin vellos. A mí me gustan o lampiños o bien afeitados, para apreciar sus músculos-
-Nooooo, unas piernas lindas tienen que estar llenas de pelo-, se mortificó Vanessa.
-Al contrario, los muslos y las pantorrillas se ven bien sin vellos-, decía Leslie.
-¿Tú qué crees Tati?-, me preguntaron las dos a las vez.
Sonreí. -Me da igual, al final siempre cierro los ojos cuando me toman-, estallé en carcajadas y mis amigas me aporrearon a almohadazos.