Capítulo 56
776palabras
2023-05-19 18:54
TATIANA SLOMOVIC
Odio el curso de Procesos civiles de cognición. No entiendo nada. Con Stéfani debíamos exponer sobre el tema y presentar un caso real. La profesora, Malásquez no toleraba nada. Era drástica en todo lo que hace. Apenas entró a la clase, nos dijo que pasáramos adelante.
-Señorita Rivasplata, señorita López-, dijo seria como siempre, imperturbable como una roca, pétrea igual a una estatua, provocando el miedo. Se tumbó en una silleta de la clase.
Acomodé la pantalla, encendí la PC, puse el CD y nos presentamos.
-¡Al grano!-, interrumpió Malásquez. Apreté los dientes.
-Los procesos civiles de cognición demandan un arbitraje para dilucidar casos, expliqué utilizando el láser, y se dividen en cognición y ejecución-
Stéfani subrayó que los casos de cognición son más completos y demandan la participación del juez. -Su veredicto arbitral no genera controversia-, precisó.
-¿Un tercero no puede ser parte del proceso?-, interrumpió otra vez la profesora.
-No, porque, entonces, no habría un debate de hechos y derechos. La ley la aplica el juez-, dije.
Stéfani agregó que -el proceso es entre dos partes diferenciadas y una voz dirimente, el juez-
Malásquez nos miraba con el rostro ajado, la mirada disconforme y la boca estrujada.
Un Proceso civil de cognición varía entre simple y complejo-, detallé en el cuadro sinóptico.
-Son tres grandes grupos de procesos de conocimiento, abreviados y sumarísimos, lo que se basan en evidencias contundentes-, dijo Stéfani.
-El caso más conocido es el de Peña contra Faustino, en la demanda de propiedad que, lamentablemente, acabó con el suicidio de éste último por el fallo desfavorable del juez-, remarcó Stéfani.
Presentamos los recortes del caso ocurrido hacía 19 años.
La profesora no dijo nada. Meneó la cabeza y nos dijo que nos sentáramos. Llamó a otros dos compañeros.
Cuando me dispuse a retirar el CD, vi uno de los recortes. Afilé mis ojos. Stefi había cortado mal la información y había mutilado un recuadro al costado. El titular estaba partido. -Muere al dar a luz-, decía apenas.
Y allí, en la única línea de aquel rectángulo mal cortado decía -Slomovic ciudadana serbia nacionalizada estadounidense...-
-Retírese señorita Rivasplata-, volvió a insistir la profesora.
-Lo hicimos bien- estaba alegre, Stéfani, pero yo me encontraba perpleja. Me senté en mi banco, crucé las piernas, chupé el lapicero y escarbé en mi mente. ¿Dónde escuché ese apellido? me martillaba. Después de remover todos mis sesos, lo recordé: Tatiana Slomovic.
Corrí a la biblioteca. Poli estaba hablando con Patty, contándose los últimos chismes del rector cuando las interrumpí.
-Necesito tu ayuda, Poli. Los diarios de hace 19 años-, le dije respirando con dificultad.
-Uy, se divirtió Patty, seguro la chinchosa de Malásquez te mandó a buscar casos pasados-
Me hice la virola como siempre. -Que vieja para antipática-, renegué y nos reímos bastante.
Poli me dijo que ya habían digitalizado los diarios de esa época y me dio la clave para buscarlos. Me dijo que usara las Mac porque tienen la pantalla más grande.
Me puse mis gafas para ver de cerca (ya hacía buen tiempo que se me era difícil leer las letras chiquitas) y me puse a buscar, hoja por hoja, lo de la tal Slomovic. Al rato llegó Stefi.
-¿Por qué saliste corriendo, loca?-, se sentó a mi lado, amarrándose el pelo.
-Estoy buscando a una mujer, Slomocvic-, le dije.
-Ay, con ese apellido te será bien fácil encontrarla-, se mostró entusiasta Stéfani.
Se equivocó. La pasamos casi tres horas busque y busque y nada. Ya era casi las ocho y los chicos del turno de noche, tenían serenata. La bulla repicaba en la biblioteca y me desconcentraba. -¿Qué celebran?-, le pregunté a Stefi.
-La primavera-, me subrayó.
Era el inicio de los juegos florales, una tradición en la universidad. Hay concursos de baile, teatro, poesía, cuentos y también de cantos. Cuando era cachimba participé en una obra teatral, fue muy divertido y yo hice de una chica que apuesta la cabeza y pierde.
Fue Stefi la que descubrió el artículo. Era el que había mutilado en la exposición de Procesos.
-Allí está loca, lo que buscas-, me zarandeó del hombro.
En efecto, escrito en letras pequeñas, decía que "extranjera muere al dar a luz" y abajito, " la mujer identificada como Tatiana Slomovic ciudadana serbia nacionalizada estadounidense, llevaba dos décadas viviendo en nuestro país. Había sido enfermera en el ejército de Estados Unidos".
-Tati, se alarmó Stefi, mira la fecha-
Yo estaba boquiabierta y no me había percatado de la fecha. Me acerqué a ver y era el 17 de agosto.
-¡Un día después que naciste!-, se aterró ella.
Yo también me puse a temblar.
Pensé en el feto.