Capítulo 47
467palabras
2023-05-10 18:40
-Era un primate, un mono aullador, se escapó de una casa. Allí lo tenían de mascota. Lo vestían con camisa y buzo, lo trataban como a un ser humano-, echó a reír Katty. Mi mamá había servido tecito y compró pan con mortadela.
-Se lo llevó la policía ecológica, fue un laberinto-, agregó Paula Cortés.
Las dos habían llegado a mi casa para tranquilizarme. Me habían visto demasiado aterrada, llorando a gritos.

-Son animales que gritan muy feo cuando están asustados-, siguió explicando Katty. Me acariciaba el pelo. Sabía que estaba aún conmovida por la horrible experiencia.
-Su grito pareció muy humano-, les dije, juntando las manos.
-A veces, cuando estamos muy asustados, nos parece escuchar gritos donde solo hay rugidos o aullidos, es lo que pasó-, dijo Paula comiéndose, ya el tercer pan con la mortadela.
-Ay señora, fue un susto enorme el que nos llevamos, imagínese que el capitán cavernícola temblaba-, le relató Katty a mi madre.
Mi mamá echó a reír. Conocía al capitán cavernícola. Cuando llegábamos para los partidos, nos saludaba haciendo muchas venias. -Abran paso a la estrella de la selección-, decía, haciéndome un pase de torero.
-Ese hombre parece un tanque-, sorbió mi madre el tecito.

-Así es que, tranquila, Tati, todo ha sido más que un susto, dijo Cortés, dándome palmazos a mi muslo.
*****
-¿Qué crees?-, le pregunté a Marcio cuando, al fin, dejó de besarme. Me columpiaba en los juegos infantiles, en el parque.
-Era un mono, ya lo han dicho-, intentó mostrarse él distendido.

-Pero tú escuchaste. Me dijo maldita-, le reclamé.
-No, no dijo nada, fue un aullido-, me dijo volviéndome a besar en la boca.
-Vanessa también lo oyó, todavía me preguntó si lo conocía-, le aclaré fastidiada.
Marcio ya no quiso seguir hablando de esa cosa. Estaba demasiado embelesado conmigo. Verme tan asustada, aterrada, sumida en el pánico, lo convenció que yo era demasiado frágil y eso lo hacía sentir mi héroe, el hombre que me salvaba de todo peligro. No quise pelear con él, seguí columpiándome riéndome y dejando que Marcio me empuje cada vez más alto.
*****
Vanessa me llamó bien tarde, casi a la medianoche. Yo ya estaba acostada, pero aún veía las noticias y tenía mi peluche estrujado en mis brazos.
-¿Estás en la cama?-, me preguntó.
-No, zonza, estoy jugando fútbol en el Estadio Nacional-, me reí.
-Tarada, suspiró ella, ¿qué vas hacer?-
-¿Sobre qué?-, bostecé.
-Ese animal te dijo maldita-,me recordó.
Arrugue mi naricita. -Me han pasado tantas cosas que ya no sé en qué creer, Vane-, le dije.
-Me avisas, yo quiero estar contigo-, me prometió.
Me alegré. -Eres una buena amiga, Vanessa-, le dije y corté.
Apagué el televisor, y cerrando los ojos musité.
-Ha sido un mensaje. Eso ha sido-, dije y así me dormí.