Capítulo 40
613palabras
2023-05-03 18:46
LA ELEGIDA
Primero vino un doctor. Miró mis ojos, auscultó los oídos, revisó mis pulmones, palpó mi vientre y me miró la lengua. Revisó los análisis de orina y sangre y estrujó la boca. -Su hija está bien, aparentemente, parece que es un problema de trauma o impresión-, comentó a mis padres, delante mío.
Luego vino un psicólogo. Me hizo muchas preguntas. Yo no le dije nada de lo que había hablado con Calavera. Se puso de pie, me acarició el pelo y salió.

Después vino un ginecólogo. Me preguntó si tenía la regla normal y si me habían forzado ha tener relaciones sexuales. También me preguntó si estaba enamorada, si había peleado con mi enamorado o tenía cólicos menstruales.
Finalmente vino un dentista. revisó todos mis dientes y me recetó una crema especial porque tenía las encillas muy sensibles.
Mi mamá me había sorprendido llorando y temblando, metida debajo de las sábanas y se aterró mucho. Yo no quería asustarles, pero todo eso ya me tenía demasiado angustiada. Entonces empezó el desfile de médicos y especialistas.
-Estoy bien, les reiteraba a mis padres, solo vi un accidente que me impresionó mucho-
Finalmente se convencieron que todo estaba bien. Yo también acepté de que debía ser más fuerte porque estaba haciendo sufrir a mis papás con mis miedos y aquella era una lucha que me correspondía enfrentarla sola sin involucrar a mis seres queridos.
Volví a buscar a Calavera. Estaba tapizando un mueble.

-¿Por qué me eligieron a mi?-, le dije esta vez firme, con los brazos cruzados, tamborileando el piso con mi pie. Me había hecho una cola con mi pelo, tenía mis jeans rotos y mis botines.
-Eso no sé, siguió clavando Calavera, cuando Stacy salió de la cueva, me jaló de la camisa y me dijo lo que había pasado. Tenia el terror dibujado en sus ojos. "No dejes que muera", me pidió. Entonces la llevamos al pueblo, donde estaba Tatiana, la enfermera. Ella me dijo que iba a morir. Es lo que sé-
-¿Usted es soldado?-, insistí.
-Soy mercenario. Llevo mercenarios a todas las guerras. De eso vivo-, me aclaró.

-¿Llevó a Juan a Ucrania?-, le interpelé.
-Sí-
-¿De dónde salió Kike Kroll o Merino o como truenos se llame?-, me extrañó.
-Del infierno-
-Yo no creo en eso-, le subrayé.
Calavera se alzó cuan largo era. Me miró fijamente.
-Yo tampoco creía en esas cosas, pero he visto al demonio en persona-, masculló chirriando los dientes.
-¿Conoce a Silvio Dulanto, Pancho Arnao, Cholo Grueso, Gerónimo Martínez...?-
-Escucha bien, estás bendita. Eres la elegida. Tatiana Slomovic te escogió. Han tratado de aterrarte, volverte loca, que te encierren en un manicomio, buscan poseerte. Has tenido premoniciones, has visto el futuro, has hablado con muertos, es la lucha del bien contra el mal. Y tú estás en medio-, dijo. Luego siguió clavando el mueble.
-¿Por qué crees que me eligió Slomovic? Ella vivía muy lejos de aquí-, intenté saber más.
-La vida es una casualidad, preciosa. Tatiana murió hace 19 años, el mismo día que naciste. Ella estaba aquí, en Lima ¿Lo entiendes?-, raspó su garganta.
¿Tatiana Slomovic, entonces, era mi madre? Me fui a casa cabizbaja, pensativa, meditabunda.
En la noche veía las noticias en la TV abrazada a m papá. Me eché en sus brazotes.
-En Breña, ocurrió una tragedia. Una casa de adobe, ubicada en un callejón, se derrumbó ocasionando la muerte de una persona. Teófilo Maldonado de 56 años, ex mercenario que participó en la guerra de Afganistán y recientemente estuvo en Ucrania, falleció aplastado por las pesadas vigas-. Cuando pusieron la tarjeta de identificación del sujeto fallecido en la pantalla, solo arrugué mi boquita.
Era Calavera.