Capítulo 63
2086palabras
2023-07-06 16:56
*Narración por Nathalia.
-Tengo que decirte esto Valeria, eres mi mejor amiga –dije en tono lloroso.
-Cuéntame ¿qué sucede? Te escucho. –Me dijo mi amiga a través de la línea telefónica. Si no me desahogaba con alguien no iba a poder dormir, me sentía confundida y requería un consejo.
-Salí con Darwin hoy, lo hice para ver a mi hija y averiguar sobre él y su relación con la pequeña.
-Qué bien, y ¿qué averiguaste? ¿Le contaste?
-No le comenté pero averigüé que él no es el padre de la niña –dije con voz nerviosa.
-¿Cómo va a ser? –Dijo con asombro- Bueno, tú lo intuías, dijiste que no lo recordabas de antes.
Sí, aunque me sorprendió. ¿Pero sabes qué fue lo peor?
-Muero por saber –expresó Valeria.
-Que las personas que se la dieron les dijeron que la madre de la niña era una loca, que tenía problemas psicológicos y que no la quería, por eso él tuvo que criarla.
-¡Dios mío! Pero ¿hablaban de ti? ¿No era de otra?
-Yo soy la madre Valeria. No sé quien estuvo detrás de todo eso.
-Probablemente fueron tus tíos, personas cercanas a ti –opinó.
-Vivo con ellos, si me entero que Carlotas y Bryan fueron los responsables de alejar a la niña de mí dándome la terrible noticia de que la niña había fallecido. No sé qué haría con mi vida.
-Sería peor que no saberlo Nathalia, te iba a sugerir que le preguntaras a nuestro profesor quienes fueron los que dejaron a la niña a su cargo, pero mejor déjalo así.
-Tienes razón Valeria, hay cosas que es preferible no saber… ¿Solo voy y le digo que su hija es mi hija también? Sería raro.
-Llevas tiempo saliendo con él, deberías conocerlo bien como para saber la mejor manera de decírselo.
-Sí Valeria, pero tengo miedo, amo a ese hombre.
-¿En serio Nathalia? ¿Estas enamorada?
-No puedo negarlo, a su lado soy feliz. Hoy tuvimos una agradable cita, quiero repetir mis encuentros con él para toda la vida.
-Bueno Nathalia, si yo tuviese una hija, y alguien quisiera quitármela yo me pondría muy molesta.
-Tienes razón Valeria, por eso no pienso traérmela a casa de una vez. Podríamos cuidarla entre los dos. Yo en las tardes, él en las noches, y así hasta que llegue a vivir con él.
-Tienes que tener en cuenta que no sabes si la relación funcionará entre los dos, pero podrías intentarlo, puede que él no pueda hacerse más cargo de la niña y te de la custodia completa.
-La ama, dudo que haga eso, y me gusta verlo feliz.
-Pues, si te quiere a ti también se pondrá muy feliz de que la madre de su hija seas tú.
-Eso si es posible Valeria- expresé con una sonrisa, en realidad mi tristeza se había esfumado, podría tener a los dos, a mi hija y a el hombre más guapo e inteligente del mundo, Darwin.
****
Un mensaje de confirmación dio el paso para que saliera un domingo en la mañana, solo le había colocado en el teléfono ‘‘¿qué haces? ¿Descansando en casita?’’ Y él me lo afirmó. Yo llegaría sin avisar, pero tenía todo planeado, llevaba el sobre con el resultado positivo de la prueba de ADN en la cartera.
-Espero que él me reciba con bien -dije al tocar el timbre de su casa y en efecto, él salió contento a abrirme la puerta de entrada.
-¡Hola Nathalia! ¡¿Cómo estás?! ¡Me alegro de verte!
-¿Cómo estás Darwin? -Me acerqué para saludarlo con un beso en el cachete- Espero que no te moleste que haya venido a visitarte hoy, estabas libre y pensé que podríamos compartir un rato.
-No hay problema pasa. Aunque la próxima vez puedes avisar, así tendría preparado algo para brindarte.
-De acuerdo, aquí traje galletas -Le entregué una caja de galletas que había comprado en la panadería.
-¡Excelente! Puedo hacer algo de beber para acompañarlas.
Entramos a la casa y se dirigió a la cocina ¿Qué quieres? ¿Leche? ¿Jugó? -Me preguntó abriendo la nevera.
-Me gustaría un café con leche -respondí.
-Puedes prepararlo tu si quieres, adelante, lo haremos juntos, me enseñas como a ti te guste.
-Con un poco de chocolate -agregué sonriendo.
-Perfecto, aquí tengo un poco de cacao -Se dirigió a la despensa. Sacó una bolsita transparente con cacao en su interior, un empaque de café y una bolsa de leche en polvo.
-Excelente, con eso será suficiente –dije destapando el empaque de café.
-Normalmente acostumbro a hacer café sencillo o comprarlo en las panaderías, preferiblemente. Estoy ansioso por probar el tuyo –Sonrió.
-No soy muy experta pero lo intentaré.- Dije y usé la cafetera para dicha bebida y luego le agregué el chocolate con leche hervido y removí con una cucharada añadiéndole el azúcar.
-Pruébalo ¿Qué te parece? -Le dije estirando la cuchara con el contenido cerca de su boca, él sí sin usar las manos lo probó.
-¡Sabroso! ¡Haces un excelente café! -Me dio un beso en la mejilla que hizo erizar mi piel.
-¿Las horneaste? –Me preguntó cuándo nos dirigíamos a la sala.
-No, las compré, no soy muy experta cocinando -sonreí con algo de pena.
-Deberías aprender, a los hombres nos gustan que nos conquiste con el estómago –Picó su ojo mientras me miraba.
-¿Crees que quiero conquistarte? -Pregunté con picardía.
-Eso me gustaría –Sonrío- Aunque hablaba de todos los hombres en general.
-Entiendo, tomaré en cuenta tu consejo –Mostré los dientes con una gran sonrisa.
-Vamos mejor arriba, en mis ratos de descanso me gusta pasarlo al aire libre.
-Hacia el balcón, claro, donde veíamos clase en un inicio.
-Ahí mismo es -dijo mientras subíamos las escaleras. Yo llevaba en mis manos la caja de galletas y él poseía la jarra con el capuchino y la bandeja con las tazas vacías.
-No te sorprendas si ves a mi hermano por aquí, está de visita, anda con la niña.
-Ok, ya te iba a preguntar por la nena que no la había visto.
En realidad a eso había ido, a ver a mi hija. Desde que me enteré que yo era la madre biológica no la había visto. Sentía ganas de cargarla, de besarla y decirle soy tu mamá, pero debía ser paciente primero Se lo iba a revelar al padre. Sabía que quizás se sorprendería mucho. Pero ha sido cariñoso, no parecía que se pudiese molestar.
-Extrañaba verlo, él viene de Estados Unidos -añadió.
-No sabía que tenías un hermano, nunca has hablado de él, solo de tu hermana médico que se fue a Roma.
-Es que nosotros poco convivimos, él es solo medio hermano, hijo de mi madre, pero con otro padre –comentó- Cuando estábamos pequeños mis padres se separaron y mi hermano se fue con mi padrastro. Era el único hijo de aquél y todos estuvieron de acuerdo para qué se criara aparte.
-Ah entiendo, por eso tú fuiste el que se quedó con las peluquerías –asumí.
-Claro, mi mamá me dejó esa herencia a mí. El papá de mi hermano tiene muchas riquezas, aunque está un poco mayor le corresponde dejar la herencia de todo lo que tiene a su único hijo, mi hermano.
-Bueno, que tu hermano comparta contigo la riqueza cuando la herede –dije entre bromas.
-¡Ja,ja,ja! -Rió a carcajadas- dudo que él lo haga, es más avaro.
-¡Jajaja! Solo era un chiste, sé que por más hermano que sea, casi nadie así haría eso -Con mi expresión cerramos esa conversación.
-Mmmm ¡estás galletas están sabrosas! ¿Dónde las compraste?
-En una panadería cerca de mi casa -respondí.
-Me vas a indicar dónde, para comprarlas de nuevo. ¡Y este café te quedó muy sabroso!
-Nos quedó –Corregí sus palabras-. También me ayudaste a prepararlo.
-Solo le agregué la leche.
-Ese toque final es el más importante -añadí.
-Este lugar es muy agradable tiene una buena vista aunque se vean solo casas -Jeje bromee mirando hacia abajo del balcón.
-¿Te imaginas tomando algo caliente o frío en una terraza como esta, pero con la vista a la playa? –Preguntó Darwin.
-Sería muy romántico –opiné.
-¿Te parecería romántico? - Preguntó.
-Sí, para una pareja que se quiere sería lindo pasar un buen rato tomando algo sabroso frente a un hermoso paisaje, sintiendo el aire playero que entrar por los poros de la piel.
-Bueno imagínate que abajó está ese ambiente y puede ser romántica conmigo.
-¿Qué? -Pregunté extrañada con media sonrisa.
-Dame un besito, sé que en el fondo me amas.
-¿Cómo estas tan seguro? -Sonreí con los cachetes sonrojados.
-Viniste a pasar un domingo mañanero conmigo.
-Por amistad -dije sin quitarme la sonrisa del rostro. A pesar de que intentaba rechazarlo me agradaba.
-Una amistad amorosa. Me tomó de las manos y me dio un beso de piquito.
¿Qué iba a hacer si adoraba a ese hombre? Pero no podía seguir engañándole mis intenciones, debía contarle la verdad sobre mi hija
-Darwin, hay algo que quiero decirte –Hablé seriamente.
-¿Qué quieres decirme mi amor? ¿Qué me quieres? -Me dio un beso en la mejilla y la sentí sonrojarse.
–Ya sabes que tuve una hija y decían que había fallecido –Dije.
-No te preocupes, que conmigo puedes tener todos los hijos que quieras –dijo mientras acariciaba mi espalda y me daba besos en el cuello, eso me agradaba, pero al parecer no me estaba prestando atención a lo que le decía.
Me eché para atrás y lo miré de frente.
-Mi hija está viva y la conseguí –Confesé. Destapé el sobre y saqué el papel.
-Me alegro por ti Nathalia, te amo -Empezó a besarme y le seguí el ritmo. Aunque él me estaba distrayendo de mis intenciones.
-Darwin, estás aquí -Escuché una voz masculina que interrumpió nuestra escena de besos.
Al apartarme de Darwin miré el papel en mi mano.
-Debes decirlo ya Nathalia -Me dije a mí misma con la cabeza abajo.
-Ella es la chica de la que te hablé… Nathalia quiero que conozcas a mi hermano menor.
Al escuchar la voz de Darwin levanté la mirada y vi...
Esos ojos, ese rostro y ese cuerpo conocido… Se me erizó el cuerpo y mi cara se puso pálida a medida que mi corazón empezó a latir rápidamente.
-¿¿¿¡¡¡William!!!??? -Pronuncié el nombre del sujeto… Un odio recorrió toda mi sangre al verlo parado con Ashley en los brazos.
-¡Nathalia! ¿Qué haces aquí? -Dijo que el personaje.
Al escucharlo me levanté y solté lo que tenía en mi mano.
-¿Ustedes se conocen? -Preguntó Darwin con asombro.
-¿Él es tu hermano? -Mi cara se volvió pálida cuando lo vi retirarse hacia el interior de la casa. Se me salieron las lágrimas del asombro - Darwin.
- Sí -afirmó-… Nathalia ¿qué sucede? -Preguntó Darwin sin entender la situación.
Ya él no era de mi interés, mi atención y mi curiosidad ahora estaba centrada en su hermano. Entré a la casa y me asomé hacia el interior de las habitaciones visualizando donde se encontraba. Bajé por las escaleras. Cuando lo vi salir con la niña los brazos…
-¡William detente!
Ese hombre frenó su pasó y si dirigió a mí con cara molesta.
-¿Sales con mi hermano? ¡Eres una tonta! ¡¿No te bastó con embarazarte de mí?! -Dijo en forma arrogante.
-¿Tú sabías? Y ¿Cómo? ¿Cuándo? Y ¿Por qué? –Miles de interrogantes sobre mi relación con ese personaje llegaron a mi cabeza- ¿¡Tú me la secuestraste!? -Exclamé con ira.
-Solo tomé lo que era mío –Afirmó sin dudarlo.
-¡Eres un Bandido! ¡Delincuente! ¡Suelta a la niña! -Me acerqué para arrebatársela, pero él se alejó… Le levantó la mano a Ashley para que me saludara.
-Dile adiós a mami, porque es la última vez que la verás. Nos vamos del país.
Sentí que mi corazón se paralizaba por lo que acaba de escuchar. No podía aceptar que alejaran a mi hija para siempre. La adrenalina recorrió todo mi cuerpo y me hizo correr detrás de él.
-¡Maldito! ¡Entrégame a mi hija! ¡Te voy a demandar!
Él salió afuera y se montó apresuradamente un auto negro que estaba estacionado en la calle y arrancó sin decir una palabra más.
Mis piernas se debilitaron por completo y mis rodillas frenaron contra el pavimento rompiendo un poco mi pantalón, mis lágrimas parecían la catarata del Salto Ángel; abundante llanto sin parar. Me sentía traicionada, robada y humillada. Me acaban de quitar lo que tanto luché por varios meses. Me arrebataron para siempre lo que más iba amar en toda la vida.
Al menos ya sabía quién era el verdadero padre de mi hija.