Capítulo 53
1659palabras
2023-05-09 16:08
*Narración por Darwin.
-Los muchachos están entrenando duro, la competencia iniciará el mes entrante –Me dijo el Señor Suarez, el profesor de deporte de la escuela.
-Y la estudiante de tercer año, Nathalia también se aplica. ¿Cierto?-Le pregunté.
-Ella no fue seleccionada para competir, la coloqué como reemplazo por su potencial. Igual debe practicar como sus compañeros.
-La veo muy motivada, debería darle la oportunidad de ser una corredora del campeonato –Aconsejé.
-Sí, estoy viendo esa posibilidad. La veo muy integrada, eso me alegra, la vez anterior que le di clases poco asistía, iba a reprobar hasta que dejó de venir definitivamente.
-Ah por la enfermedad de la fractura –Asumí.
-¿Cual fractura?-Me preguntó sin tener idea de yo que yo le hablaba.
-De su pierna, por sus prácticas de gimnasia.
-No sé dónde escuchaste que practicaba gimnasia, pero lo que sea debió ser antes de su embarazo.
-¿Estuvo embarazada? –Pregunté totalmente asombrado.
-Claro Darwin, por esa razón se ausentó más de un año.
-¡No puede ser! ¿Nathalia es madre? –Interrogué con extrañeza.
-Iba a serlo, pero perdió el niño, no se sabe si el aborto fue involuntario.
-¿Cómo? ¡No puede ser! Ella no es la tierna muchacha que pensé que era. –dije con total decepción.
-No es lo que aparenta, un sobrino mío estudió con ella y me decía que estaba en malos pasos, salía frecuentemente con hombres diferentes y al parecer consumía estupefacientes.
Quedé petrificado ante el comentario escuchado. No lo podía creer, lo que más me decepcionaba no era tanto que anda en malos pasos y que quizá jugaba conmigo. Me sentía traicionado por toda la mentira que me había dicho. Me sentía engañado. ¿Por qué me dijo que había estado en gimnasia? Y se quebró una pierna. Por qué me dijo que quería estudiar y por qué me hizo pensar que era una adolescente decente que quería trabajar y graduarse, por qué hizo que me encariñara con ella….
-La enfrentaré, y la odiaré. Con ella no quisiera estar más –dije sintiendo que mi corazón dejó de latir, todas las ilusiones que tenía con ella se esfumaron, toda la imagen que tenía de ella era errónea.
El señor Suarez me habló en tiempo pasado como si ahora ella fuese otra persona, pero yo no confío. Para mí si era, aún lo es. Esa Nathalia no es lo que aparenta y se está aprovechando de mí… Quiere algo de mí. Podría ser mi dinero o quiere estar conmigo por un interés económico, igual que Yoskarly.
****
Eran las 8:30 de la noche cuando llegué y toqué la puerta de la casa de la comadre, pregunté por la niña.
-Buenas noches, vengo buscar a Ashley -Le dije al ver que me abrió la puerta y se acercó a mí con las manos vacías.
-¿Usted no sabe? –Preguntó. Me quedó viendo extrañada como si había algo que yo debía saber.
-¿Saber qué?
-Ella no se encuentra.
-¿Cómo es eso? Yo no la he mandado a buscar con nadie –dije con asombro.
-Se la llevó su esposa, Yoskarly, ella pasó por aquí hace una hora.
-¿Cómo va a ser? Ni siquiera me avisó que llegaría -Me retiré para subir a mi carro y me dirigí velozmente hacia mi casa- ‘‘Ojalá que estuviese allí’’- me dije mentalmente.
Entré en mi mansión y la encontré a ella en su lugar favorito de la casa, en la cocina.
-¿Qué preparas? -Le pregunté.
-Pollo al horno. Tu favorito.
-¿Es para mí? ¿En realidad quieres consentirme? O lo haces por ti.
-Tengo hambre y sabes que detesto la comida rápida. Igual si no has comido puedes probarlo.
-¿Dónde está la niña? Pregunté con vos sería sin darle importancia a su comentario anterior.
-Está en su cuarto, al parecer ya supiste que pasé por ella antes de regresar.
-¿Porque eres así? –Me enfierecí-. ¿Por qué no me dijiste? ¿Por qué no me avisaste qué estabas en camino para acá? ¿Por qué no me comunicaste que la ibas a buscar?
-Le escribí a la comadre para asegurarme de que Ashley estaba con ella, y la fui a buscar para hacerme cargo siendo la madre. Solo te di una sorpresa al regresar. ¿Eso te molesta? –Me preguntó extrañada.
-Así es –Afirmé eufórico-. No te comunicas conmigo, no sé qué lo que haces, no sé con quién andas. Eres como una extraña para mí, al parecer no me quieres como pareja.
-Ya sé que tú no me quieres a mí como tu mujer. Estoy segura de que no te preocupas por mí.
-Sí me preocupo por ti, te pregunto dónde estás, qué haces. Claro que era antes de desconfiar de ti.
-¿Y de qué desconfías de mí?- Me preguntó con cara de inocencia.
-Lo sé todo, tus trampas, te estás aprovechando de mi negocio, vaciaste la cuenta de la peluquería número tres.
-¿Qué trampas Darwin? Claro que soy la administradora de la peluquería tres, y la mayor parte del dinero lo utilizo para invertir -Expresó excusándose.
Sus palabras no fueron suficientes para convencerme, me prometí que cuando llegara le ‘‘sacaría los trapitos’’.
-Dices que las ganancias son para comprar material en Estados Unidos y resulta que aquí las peluquerías están vacías, las mismas encargadas tienen que adquirir productos dentro de los distribuidores nacionales. ¿Dónde está la mercancía Yoskarly? ¿Dónde está todo lo que supuestamente compraste con las ganancias de las tiendas?
-Las encargué Darwin, ya te dije que aún no me las han traído –me respondió con enojo por mi reclamo.
-¡¿Desde hace un mes?! No lo creo. ¿Por qué se tardan tanto? ¿Las están fabricando aun? ¡Las cosas no son así Yoskarly!
-¿Tu que sabes de compra y distribución de mercancías, si todo ese trabajo lo he hecho yo? –Preguntó ella.
-Pero por eso no me debes ver la cara de tonto. ¡No me mientas más! ¡No me sigas mintiendo que se lo que haces!
-¿A qué te refieres? –Preguntó como asustada.
-Averigüe todo sobre ti, sé que estás trasladando una tienda para Estados Unidos. Vas a abrir una sucursal allá.
-Eso ya te lo había mencionado Darwin, no es ninguna mentira –Yoskarly colocó una expresión complicada como si yo le estuviese diciendo tonterías.
-Sí, pero yo no lo he aprobado. Para hacer cualquier movimiento tienes que solicitar mi permiso. Soy el jefe y dueño de todas las peluquerías, debo saber todo lo que se maneja allí. Es injusto que hagas cosas a mis espaldas.
-¡¿El jefe?! ¡Somos socio Darwin! Yo hago mi parte y tú te encargas de lo demás.
-¿Tu parte qué es?
-Administrar el dinero.
-Te coloqué como administradora pensando que serías honrada, en cambio. Lo que haces es gastar todo en tus caprichos.
-¿Y qué es lo te parecen caprichos?
-Irte de tiendas frecuentemente a comprarte ropas, de irte de viaje para Estados Unidos para ver a otro hombre por allá.
-¡Jajaja!- Me dijo a carcajadas- ¿crees que lo que hago es pasear? He estado trabajando, ¡Cuándo lo vas a entender!
-Muéstrame fotos de registros y documentos que certifique que has estado haciendo trámites correctos para bien del negocio –Insistí.
-¿Y para qué necesitas todo eso? ¿Ahora desconfías de mí y quieres que te cuente hasta cuántas veces al día voy al baño? –dijo en tono repugnante.
-Somos pareja y socios de una empresa; tú deberías pasarme el registro de todo, del negocio, de las ganancias.
-Pues yo no tengo nada que mostrarte –Dijo con cara seria cruzándose de brazos.
-Sé que no me los darías y por eso ya lo conseguí –Dije, y saqué mi celular mientras ella
Quedó mirando mi movimiento con extrañeza.
-¿Qué conseguiste? –Preguntó y frunció el ceño.
Abrí la galería de imágenes. Empecé mostrarle una por una las fotografías que me habían enviado por correo.
-Tengo pruebas de todo –dije.
-¿Has estado espiándome? -Preguntó muy enojada.
-No fui yo. Soy un gran empresario y tengo hombres a los cuales le pedí ese favor, Mira ya no puedes mentirme –Aseguré.
Una de las imágenes era en la playa, otra, en un lujoso restaurante con varias personas. Otras comprando ropa y otras en la fabricación de un nuevo salón de belleza.
-¿Y eso qué? Ya te confirmé que sí estoy realizando un salón grande de belleza, una sucursal nueva de Ashley, deberías estar contento –Me dijo como si fuese algo grandioso para mí.
-¡Te dije que no aprobaba ese proyecto! ¡Y tú solo haces lo que te de la gana!
-¡Por bien de mejorar la economía! Esas cosas de pasear, comprar ropa ¿cuál es el problema? si trabajo me puedo comprar lo que yo quiera y puedo pasar hacia donde yo quiera.
-¿Y gastar el dinero que tú quieras? ¿El dinero de inversión?
-¡Te dije que todo lo invertí!
-Mejor quiero pensar que lo agarraste prestado y no lo has conseguido pagar. Si compraste algo ¿dónde está la factura? ¿Dónde está el registro? ¿Dónde están las páginas que indican que ese monto se utilizó para bienes materiales del negocio? ¿Dónde está?... No existe, no existe Yoskarly, así que no me mientas, no existe.
Ella se quedó mirándome con ojos punzantes de ira, en silencio. Supuse que probablemente yo había ganado esa discusión. Si quería alejar a Yoskarly de mi vida y mis negocios era el momento. Debía seguir la discusión hasta molestarla lo suficiente para que decidiera irse o confesarle que lo nuestro se había acabado.
Antes de que pudiera decir otra palabra escuché a la niña llorar. Enseguida Yoskarly se movió hacia a habitación de la niña. Yo la seguí, abrí la puerta del cuarto y divisé a Yoskarly sentada en la cama dándole el tetero a la bebé.
Me quedé en el pasillo a reflexionar, en realidad mi mujer trataba a mi hija como una madre verdadera, probablemente yo cometa un grave error al dejarla, yo solo no puedo criar a la niña. Y Nathalia, a quien tenía en mente para formar a una nueva familia ya me decepcionó con sus mentiras más grandes. A Yoskarly debería darle una oportunidad.