Capítulo 50
1969palabras
2023-05-06 02:08
Capítulo 49
*Narración por Darwin.
Salí de darle clase a la última sección del día cuando la vi. Ella tenía el vestuario de todos los días en la mañana, la falda arriba de las rodillas mostraban unas piernas gruesas y tonificadas, la correa apretaba su cintura de avispa, el bulto de sus senos no eran muy grandes aunque pensé que a esa chica le faltaba desarrollarse, su cabello largo bailaba al son de sus caderas cuando caminaba. Su rostro bello demuestra la certeza de ser una mujer hermosa. Pero inalcanzable…

-¿Inalcanzable por qué? –Me pregunté. No podía haber una mujer inalcanzable para mí. Un hombre joven, inteligente y de buena apariencia como yo podría tener la que quisiera. Mi único obstáculo era Yoskarly. Debía alejarla de mi vida para tener el camino libre hacia un buen amor.
-Nathalia –La llamé por su nombre cuando se despidió de su amiga para dirigirse a su casa, o eso pensé.
-¿Dígame Profesor Darwin?
-Si quieres llámame solo Darwin, se escucha como con más confianza.
-No debería de haber tanta confianza entre alumna y profesor –Me dijo ella-. De igual modo ya me iba, ¿necesitaba algo?
-Vas a almorzar, me imagino.

-Sí, tengo que ir rápido para que me dé chance de trabajar. Pero no necesito que me lleve, estamos en la escuela, pensarán mal si me ven montándome en su auto.
Como si me quitara las palabras de la boca adivinó mis intenciones, era cierto. Los rumores corren velozmente y que un profesor salga con una alumna no es bien visto en la institución.
Ahora tendría que insistirle de otra manera para pasar tiempo con ella.
-De acuerdo, me dirigía a almorzar en un restaurante si quieres te invito a comer –Dije rogando que aceptara.

-No sería conveniente, además que tengo ir a mi casa a cambiarme para el trabajo.
-Comes con migo, te llevo a tu casa, te puedo esperar y te llevo más tarde a la peluquería –Insistí.
Ella se quedó pensando por unos segundos. Se lo puse tan fácil, pero igual se negó.
-No quiero quitarte tiempo, ¿no tienes que atender a tu hija?
-Me la están cuidando –Respondí. A mi mente me vino la imagen de la comadre. Le llevaba a Ashley en las mañanas y la iba a buscar caída la tarde.
-Me imagino que se le hace difícil atender a la pequeña, cuándo venga la madre me imagino que se hará más fácil para usted.
-Sí, Yoskarly cuidaba bien de ella, pero esta vez viajó sola, y no pasa ni un mensaje preguntando por la niña -Comenté.
-¿Su mujer es la madre de la niña? –Me preguntó con curiosidad. Ese dato no podía rebelarlo. Pero tampoco podía dejarle a Nathalia esa pregunta al aire.
-Tiene que cuidarla como su propia hija, aunque no sé qué haríamos cuando nos separemos.
-Ah, entiendo. Me está dando hambre, ¿dónde estacionó su auto para ir a almorzar?
-Tienes razón en lo que me dijiste ahorita, que no nos vean juntos. Voy a buscar el auto, espérame a dos cuadras fuera de la escuela.
-De acuerdo –dijo Nathalia y se dirigió hacia la calle cuando yo me di la espalda para aproximarme al estacionamiento.
Espero que verdaderamente me espere allá y no se valla para su casa, tengo intenciones de irle demostrando mis sentimientos.
*Narración por Nathalia.
Me fui a esperarlo dos cuadras adelante como me lo recomendó, me había rehusado a acompañarlo. Había notado que quería salir conmigo, aunque no me pedía una cita normal, llevarme a pasear e invitarme a comer forma parte de una conquista.
-‘‘¿Él quiere conquistarme? ¿En realidad le gusto? O a lo mejor quiere calmar su despecho conmigo, probablemente sea así. Yo no soy una mujer tan cariñosa como para ser la enamorada de un hombre tan profesional y maduro. Dijo que se iba a separar cuando le pregunté por su mujer’’. Dije en mis pensamientos.
Lo que me hizo aceptar la cita fue su respuesta misteriosa ‘‘Ella debe cuidarla como su hija, no sé qué haremos cuando nos separemos’’. Se supone que cuando una pareja se separa la madre se queda con el hijo, más aun si es muy pequeño y el padre lo va a visitar cada cierto tiempo. Si la mujer de Darwin no está muy pendiente de la niña podría ser que es más hija de él que de ella, y la mejor manera de descubrir esa situación es aceptando la invitación de mi profesor para ir a almorzar.
Insistí a que me llevara a mi casa para cambiarme primero, cuando había frenado su auto al frente de un restaurante, me daba pena que me vieran en ese lujoso lugar con uniforme de colegiala. Él aceptó mi idea. Y mejor arreglada regresamos al restaurante.
Escogimos el menú e inicié la conversación para llegar al punto de que él me comentara la información importante.
-Me dijo usted que se va a separar.
-Así es, no habrá obstáculos para que puedas estar conmigo.
-¿Tomó esa decisión definitiva? Ella aún sigue de viaje ¿cierto? –Pregunté sin darle importancia a su coqueteo hacia mí.
-Sí, viene estos días. He comprendido que nuestro amor se acabó, a ella lo que le importa de mí son mis negocios; se aprovecha de que soy su marido para quedarse con mi dinero –Comentó Darwin.
-Que interesada –expresé con repulsión-. Me imagino que lo que a usted lo cautivó en un inicio era su figura, tiene un bonito cuerpo.
-Así es, pero… ¿la has visto? Solo te he hablado de ella, no la conoces.
Ante sus palabras me entraron nervios, en realidad él no me la había presentado, la vez que me topé con esa mujer fue cuando fui a su casa por primera vez a espiarlo. Me atendió en la puerta al tocar. Darwin no sabía nada de eso y tampoco se lo iba a contar. Debía encontrar otra manera de darle respuesta a su pregunta y para ello rápidamente le di un barrido a los recuerdos de mi cerebro.
-No la conozco, usted me ha hablado de ella creí que era buena persona. La vi en fotos. Aquel día en su casa sacó su laptop para mostrarme fotos de su hija, había una donde usted me señaló que era la mamá, estaban en la playa, su cuerpo en traje de baño me permitió ver lo hermosa que es.
-Ah sí, ya me acordé. Es físicamente hermosa, de igual modo internamente so es así, es codiciosa y siento que siempre esconde algo, ya no me está gustando.
-Entiendo –dije observando que definitivamente no la quiere.
-Pero no hablemos más de ella, hablemos de ti. ¿Has decidido seguir en las prácticas de atletismo? –Me preguntó.
Darwin quería dejar a un lado la conversación anterior y mi intención era continuarla, necesitaba saber si ella había dado luz a esa niña, por el contrario debía responder la pregunta que él me acababa de formular.
-Aun lo estoy pensando, aunque no pierdo nada, sé que correr es bueno para la salud y formar parte de un equipo deportivo aunque no valla a la competencia no debe ser tan malo después de todo.
-Claro, y como te expliqué la vez anterior, puede que siendo personal de reemplazo te den la oportunidad de participar en alguna carrera –Aconsejó Darwin.
Empezamos a comer cuando el mesonero nos trajo la orden. Yo degustaba el delicioso almuerzo en silencio. En eso me acordé que debía aprovechar el tiempo en saber más de él, más de la niña y como llegó a obtenerla.
-Hace ratico me dijiste que al separarte de tu mujer no tendrías obstáculos para estar conmigo. ¿Cuáles son tus intenciones? ¿Me invitas a almorzar? ¿Me das la cola?
-Te lo dije, estar contigo. Me pareces una chica interesante y divertida –Confesó.
Me paralicé cuando me dijo eso. ‘‘¿En realidad le gusto? ¿Soy divertida?’’
Me lo habían dicho en mi antigua vida loca, pero luego de salir del centro de rehabilitación trataba de aislarme de la sociedad, no creí conservar mi sentido del humor.
-¿Estar conmigo? Eres mi profesor de matemáticas, soy muy joven para ti –Expresé.
-La edad no importa cuando se trata del amor.
-No hay ningún amor entre nosotros –dije con enojo.
-¿No crees que hay esa chispa? Pienso que podríamos llegar a enamorarnos locamente –dijo tomando de mi mano y mirándome a los ojos.
Solté su mano y tomé lo último que quedaba en mi vaso de jugo para pasar la emoción que se produjo en mi estómago al escuchar esas palabras. No podía, no debía aceptar su cariño.
-Tu solo me quieres para matar el despecho que tienes por tu mujer. Sé que estas decepcionado de ella y quieres utilizarme para olvidarla. ¡Pues yo no seré tu juguete! –Dije eufórica y me levanté de la mesa, y tomé mi bolso de mano.
-Espera por favor, siéntate, lo que piensas no es cierto –Darwin se levantó y tocó mi espalda.
-¿Cómo puedo estar segura? –Pregunté. Analizando en mi mente que estaba echando todo a perder, mi plan era acercarme lo suficiente para que la confianza me ayudara a descubrir todo lo que pudiera sobre la niña y lograr arrebatársela sin dificultad. En cambio, estaba a punto de cortar nuestra amistad.
-Ella y yo hemos tenido problemas desde hace meses, había intentado dejarla y lo que me limitaba era que la necesitaba para los negocios y por la niña, no quería que creciera sin el cariño de una madre. Hacía ti sentí algo especial desde el inicio. Sé que aun eres adolescente, pero no tengo apuros, podemos llevar la relación tan lenta como quieras.
-Yo no puedo darte una respuesta ahorita de eso. Me sorprende y no estoy segura si te pueda querer –Hablé desde mi interior, dejando a un lado mis planes con la niña, estábamos tratando un teme muy serio. En realidad mi corazón no estaba preparado para querer a nadie.
-No exijo una respuesta, si aún no aceptas mi cariño esperaré, pero no me rechaces, seamos amigos –dijo con rostro preocupado, sus ojos brillaban indicándome que sus palabras eran verdaderas.
-Llévame al trabajo por favor, ya debo entrar -Dije tratando de dar unos pasos para salir del restaurante.
-Soy el jefe, puedes llegar un poco tarde si quieres –dijo siguiéndome.
-No quiero, la encargada no lo aprobará, y mis compañeras me lo chillarán; están envidiosas porque yo soy la única que salgo media hora antes.
-De acuerdo, vamos.
Llegamos al auto y arrancó por la avenida.
‘‘¿Nathalia que haces?’’ -Me preguntaba internamente, no entendía mi comportamiento molesto. Que él quisiera tener una relación conmigo era perfecto. No era correcto cortar nuestra amistad, interferiría con mi espionaje.
-Dijiste que estabas con Yoskarly por la niña. Si la dejas ¿te alejarás de tu hija? –Le pregunté volteé a mirarlo cuando él conducía el auto.
-No, pienso sacarla de mi hogar y de mis negocios a ella sola, la niña se queda conmigo.
-¿Ya lo decidiste? ¿Te quedarás con su custodia? –Interrogué con mucha curiosidad.
-La decisión es mía porque ella no es la mamá. –Confesó.
Un escalofrío me entró por el cuerpo llenándolo de nervios. Quise saber más.
-¿Ella no es la que dio a luz a Ashley? ¿Entonces quién fue? –Pregunté con una inquietud desesperante.
-Otra mujer. Yo me hice cargo de la niña al nacer. La madre no la quiso. Cuando conocí a Yoskarly me dijo que criaría a la niña como si fuera de su sangre. Pero nunca la adoptó porque no llegamos a casarnos.
Me quedé pensativa ante su respuesta, en realidad parecía coherente lo que él estaba diciendo, pero mi mente se llenó de confusión. -‘‘¿Quién será la madre de su hija? ¿La que le dio a luz no la quiso? ¿Será verdad? O a lo mejor yo me he equivocado y Ashley no es mi hija. ’’