Capítulo 46
2029palabras
2023-05-02 10:13
‘‘Nos vemos más tarde’’, me produjo risa un mensaje de texto que me había llegado al teléfono en la mañana. –Ese hombre no sabe que hoy voy a faltar, dije mientras trotaba llegando a la pista de atletismo.
Suspiré, me incliné mi cuerpo hacia adelante y toque mis rodillas con mis manos. Ya estaba cansada y no habíamos iniciado la carrera.
-Estoy impaciente, quiero quedar clasificada para la competencia –escuché la voz de Tatiana, una muchacha de primer año que igual que yo conformaba el equipo deportivo.

-Sí, hoy es la selección de los mejores –dije con cara de preocupación.
-¡Nathalia! ¿¡Estas preparada!? –Exclamó acercándose mi amigo Raúl.
-Eso creo, tengo tantas ansias de ganar, que estoy preocupada por si pierdo –dije de forma insegura.
-Tranquila, que si vas a poder. Tú y yo seremos los mejores –Dijo para animarme Raúl.
-¿Ustedes creen? Eso lo veremos –Intervino Tatiana y se dio la espalda llena de engreimiento.
La expresión de aquella era de seguridad mientras yo sentía que iba a perder.

-Tienes que tener una mentalidad positiva, decirle a tus piernas que sí ganarás.
El comentario de mi amigo estaba lleno de certeza, si quería ser buena primero debía creérmelo, sentirlo, proyectarlo.
-Acérquense muchachos –dijo el profesor Suarez- Hay diez conformando el equipo deportivo de la escuela, en estos dos meses hemos practicado las diferentes carreras que se competirán en otras instituciones, pero como les he dicho, e equipo de atletismo nunca es tan grande como uno de Futbol por ejemplo. De ustedes solo serán cinco los escogidos, nada más lo que participarán fuera, dos más que seguirán en las prácticas y quedarán como remplazo. Los otros tres estudiantes que lleguen hoy de último a la meta continuarán en los próximos adiestramientos.
-¿Qué? ¿De tanto practicar se irán a casa los que pierdan? ¡Así de simple! –dije al perecerme injusto que el profe tomara esa decisión tan drástica después que nos ha hecho dedicarnos tanto al atletismo.

-Tranquila, que no serás uno de ellos –Raúl me tocó el hombro derecho mientras me animaba.
-Ok, Nathalia tu puedes, vas a ganar –Me dije a mi misma y a la señal del profesor empecé a correr.
La emoción positiva me entró por los huesos cuando iba en segundo lugar empezando la competencia. Raúl iba delante de mí a la vez que me hacía señas para que lo alcanzara. Impulsé todo mi cuerpo hacia adelante a medida que avanzaba al trote, a pasos largos; sintiendo el aire chocar con mi cara, hacía volar el moño largo de mi cabello. Una chica logró avanzar delante de mí, no me afligí correr en el tercer puesto, esta era la competencia que llegar en el quinto lugar también sería un triunfo. Moví la cabeza hacia los lados para dejar de pensar. Mi concentración debía centrarse en cruzar con plenitud la meta de los cien metros planos.
Estaba batallando al lado del chico de segundo año, probablemente él tenía trece, lo reconocí por su baja estatura y por su rostro infantil.
-Adelante Nathalia, eres mayor y más fuerte –dije a mi misma.
Mi vista solo observaba la meta y mis nervios entraron cuando divisé a Raúl llegar de primero. De repente mi rodilla pegó del piso al tropezar, algo había hecho parar mi movimiento y otra chica me pasó. Me levanté y miré hacia abajo para observar que había ocurrido al mismo tiempo que el profesor me señalaba el zapato.
-¡Por Dios! ¡Las trenzas me hicieron caer! –Las amarré rápidamente y me eché a volar sobre la pista, dispuesta a alcanzarlos a todos.
-Te veías tan rápida Nathalia, ¿qué te pasó?
-¡No viste que me tropecé! -Le dije con enojo a Raúl. Observe su comentario como una burla. Lo envidié por haber sido el ganador de la carrera.
*Narración por Nathalia.
-No viste que me Tropecé -le dije con enojo a Raúl, observé su comentario como una burla.
Lo envidié por haber sido el ganador de la carrera.
-Sí, sí gané, iré a competir fuera -expresó una compañera brincando de la emoción.
-Mis padres están orgullosos gracias Dios -dijo Paola saltando de la felicidad.
Y yo con ganas de golpearlo a todos de la envidia. Estaba en desacuerdo con el puesto que había obtenido.
Se acercó el profesor y empezó a nombrar a unos de mis compañeros…
-Raúl, Paola, Ana, Marcos y Carlos Juan serán los cinco que participarán en el campeonato Estatal. Emmanuel y Catherine serán los de reemplazo por si algún inconveniente, igual estarán presentes con nosotros en las competencias, los demás ya saben, para la próxima.
-¡No es posible que haya quedado de última! ¡Ni siquiera me nombró! -Dije de manera seria y melancólica.
-No profe, no estoy de acuerdo.
-Dígame Catherine –dijo el profesor prestándole atención.
-Yo no quiero el puesto de reemplazo, si no me seleccionaron para competir yo no voy a venir a perder el tiempo.
-Bueno entonces Nathalia, tú serás la reemplazo junto con el Emmanuel.
-¿Qué? ¿Y eso? –Interrogué con extrañeza.
-Nos vemos en la siguiente práctica -El profesor tomó sus cosas y se retiró.
-Catherine ¿por qué te saliste? -En realidad me había alegrado que me tomarán en cuenta pero mi curiosidad quería saber el porqué ella deseaba retirarse. Así que no dudé en preguntarle.
-Porque es un puesto de conejillo de India –respondió golpeando las palabras de su inconformidad-. Siempre es así, tendrás que venir las prácticas sin ningún objetivo, serás la que llevarás el almuerzo, la que le secarás el sudor a los demás, la que tiene el agua fría preparada después de competir.
-Prefiero ir a casa entonces, también debería salirme.
-Tengo muchas materias que estudiar, igual este juego no me califica para pasar de grado –Al decir estas palabras, ella se alejó. Los demás que igualmente se iban retirando, caminé hacia la salida a lado de mi amigo Raúl.
Yo analizaba que quizás era cierto, la razón por la cual quería ganar era para complacer a mis tíos, que me dieran el dinero que necesitaba y ser popular en la escuela, de otro modo ser la reemplazo más bien me haría pasar pena.
-No es tan malo Natalia.
-Tú lo dices porque tú sí vas a correr Raúl.
-Igual estarás en el equipo, puede que en la primera competencia no participes, siempre cambiará a la estrategia para las próximas ronda posiblemente te necesiten.
-Estás seguro de eso. Lo que pienso es me escogieron para que les lleve el refrigerio en las competencias –Asumí.
-Te explico porque el año pasado también me tocó competir, y aunque no ganamos todo valió la pena, me lleve una medalla de plata por el tercer lugar.
-Con razón ganaste –Dije comprendiendo a Raúl-. Eres profesional.
-No siempre lo fui, antes era un novato y constantemente me ejercito. Ese es el consejo. Hacer ejercicios para estar en forma.
-Y yo solo camino de la escuela hasta la parada del bus, y algunas cuadras para llegar al trabajo. Con razón perdí.
-He notado tu rapidez en las carreras. Tienes potencial, Si no fuera por tu leve caída hubieses llegado quizá de tercera.
-Sí, pero quedé de última.
-Yo sí pasé la meta a tiempo, debí haber sido la de reemplazo. -Dijo con enojo una pulguita de primer año que se nos atravesó en el camino.
-El profesor me escogió a mí porque Catherine se salió y soy más grande y más rápida que tú, me atrasé solo por las estúpidas agujetas –Le dije con voz seria.
La niña y se alejó yo solté la risa mientras miraba mi amigo Raúl.
-Casi que llora la envidiosa esa, envidiando mi puesto, tiene que pelear con los que ganaron.
-Así son las competencias deportivas, te encuentras con rivalidades. Disfrutaré mucho este año destacando en el atletismo, puede que el año que viene no esté más en esta escuela.
-Y yo no sé qué haré el año que viene con mi vida… ‘‘¿recupere a mi hija?’’ -Me pregunte mentalmente.
****
Salí de mi casa hacia el salón de belleza número tres, fue de emergencia, le estaba dando el tetero a la nena y tuve que desocuparme de inmediato. Había hecho una llamada telefónica con el objetivo de mandar a realizar el pago a la comadre y me dijeron que no había dinero en la cuenta… -despediré a la administradora si no tiene control sobre esto -dije mientras conducía.
Frené mi auto a la orilla de la acera, abrí la puerta trasera para desabrochar el porta bebé. Tomé a la niña en los brazo y cerré seguro al presionar el botón del pequeño control.
-Hola, señor Darwin, ¿ella quién es? ¿Su hija o su hermana?
-Es preciosa, debe ser su sobrina, porque él no tiene hijos ¿o sí?
-Buenas tardes. Sigan trabajando -le dije a las peluqueras que se distrajeron con la presencia de mi hija.
-Se parece a él -Escuché a otra voz femenina mientras caminaba hacia el interior del lugar.
-¿Cómo que no hay dinero? -Hice una pregunta insistente a la encargada de la peluquería número tres, Roberta. Me senté frente a la computadora con la niña sobre las piernas. Mientras revisaba una cuenta y esperaba una explicación.
-Si hay dinero, lo que ha entrado en el mes.
-¿y por qué me hiciste venir hasta aquí tan apresurado?
-Yo no te dije que vinieras, el detalle es que me estabas mandando hacer una transferencia a alguien que no está registrada, eso descontrolaría todo el sistema monetario de la peluquería.
-No era una cantidad grande ¿y dónde está lo que me queda a mí de ingresos de este negocio? No me has depositado nada desde hace tres semanas.
-La administradora solo me pasa el dinero que le toca a los distribuidores y al personal, las ganancias la maneja ella.
-¿A qué administradora han contratado que yo no sé Roberta?
-Su esposa.
- ¿Yoskarly? Ella me dijo que invertía todo en material ¿no les ha llegado nada nuevo de Estados Unidos?
-No, ella no ha mandado nada innovador, la mercancía que tenemos yo misma los he pedido de los distribuidores nacionales.
Me coloqué la mano derecha sobre la cabeza.
-¿Qué hará Yoskarly con todas las ganancias del mes? Y los materiales para las peluqueras, manicuristas y depiladoras ¿tú te encargas de ello?
-No, las muchachas traen sus recursos; se les cobra solo el 30% de su trabajo el 70 lo ganan ellas.
-Mejor que atiendan a las clientas en su casa ¡eso no puede ser! Aumenta.
-Pero señor Darwin ¿y cuál será sus ganancia? Ellas compran los materiales en nuestra distribuidora, nos consta sus gastos mensuales.
-Es su problema si les genera poca ganancia, que suban el precio de la mano de obre. Desde ahora trabajaremos cincuenta y cincuenta por ciento, hágaselo saber, si el personal se opone, que busquen otro lugar donde trabajar.
-La jefa no estará acuerdo, sin su autorización no voy a proceder a lo que usted me está indicando –Expresó Roberta con seriedad como si yo no mandara en el lugar.
-¡Yo soy el jefe! Si Yoskarly si no hace bien el trabajo la voy a sacar de aquí -Exclamé fuerte y la niña empezó a llorar. Produjo que me contuviera de amenazar también a esa señora.
Tomé a la niña cargada y tratando de calmarla salí de salón de belleza de la Peluquería número Tres.
‘‘Dicen que tiene problemas con su esposa’’ vino a mi mente la frase junto con la voz de Nathalia. Me di cuenta que de esa manera empezaban a crear rumores sobre mí. -‘‘Tengo que tener más cuidado de hablar mal de Yoskarly en las peluquerías’’.
Al parecer Roberta la creía su jefa, prácticamente me quitó esa sucursal, no tenía ni la cuenta, ni podía mandar en ese lugar. De igual forma no debía preocuparme tanto, en mis manos seguía la responsabilidad de los otros salones de belleza que me brindaban suficiente recursos monetarios. Mi molestia se afincaba es que se había desviado de lo que acordamos siendo socios. Y cada vez sospechaba algo extraño de mi mujer.
-Yoskarly no ha traído nada innovador, ¿Dónde está la mercancía que trajo supuestamente de los Estados Unidos el mes pasado? Podía estarme mintiendo y todo lo iba a averiguar.