Capítulo 45
1828palabras
2023-05-01 22:13
*Narración por Darwin.
‘‘Te deseo suerte con tu mujer’’ Recordé la expresión en la voz de Nathalia cuando conducía mi auto pasada las diez de la noche.
-¡Qué tonto soy! ¡Por qué tuve que hablarle de Yoskarly! –Exclamé con furia.
Sabía que en una cita no se debía de hablar de otra mujer ni de las experiencias pasadas, en esta vez me había descontrolado emocionalmente. Era obvio que ella evitaría que la besara, la mayoría de las mujeres jóvenes prefieren no relacionarse con hombres casados. Aunque la cena en el restaurante no formaba parte de una salida, solo quise ser cortés e invitar a una amiga a comer.
Pero la había pasado bien, hasta me confirmó que yo le gustaba. Conquistarla no se me haría difícil, pero debía ir muy despacio, ella era mi alumna y entre nosotros hay una diferencia de edad de más de diez años. De igual modo Yoskarly era un obstáculo para mi felicidad, si no me estaba sirviendo debía desecharla de mi vida para siempre.
Introduje el carro en el garaje y cerré el portón por medio del control remoto para entrar a la casa. Aparte de mi familia vivía solo, los jardineros y el ama de llave venían una o dos veces por semana, esta vez sabía que encontraría a mi comadre. Prefería que se quedara unos días para que me ayudara con la niña.
-¿Y Ashley? -Pregunté a mi comadre que se acercó al inicio del pasillo, crucé la puerta de entrada y la vi con una cartera colgando de su hombro.
-Está dormida, en su habitación.
Me dirigí hacia el cuarto de la pequeña, encendí la luz y me acerqué a la cuna. Estaba boca arriba con la sábana cubriéndola del frio hasta su pecho. Observé su hermosa carita, respirando profundo de una vida feliz. Apagué de nuevo la luz y cerré suavemente la puerta con el objetivo de no despertarla.
-Darwin…
Mi comadre tenía rato diciéndome algo; estaba consciente de que no le estaba prestando atención, el cansancio por mi jornada estresante del día me tenía distraído. Dirigí mis pasos hacia mi cuarto cuando la señora se me paró al frente.
-¿Que sucede? –Le pregunté.
-Debo irme.
Ante su respuesta caminé hacia la cocina mientras ella me seguía.
-¿Qué hiciste de cenar? Tengo hambre.
-No hice cena, comí algo sencillo temprano.
-Cocíname algo sabroso para mí mientras me ducho.
-¡Darwin, te dije que ya me voy! –Dijo en tono alto, eso me hizo molestar.
-Bueno anda, no te estoy reteniendo.
-¿Y mi pago?
-¿No te pagué ya? –Pregunté frunciendo el ceño.
-Lo que me has dado fueron para gastos de la niña más la comida; mencionaste que te hiciera el favor de comprar productos para la casa. Desde que la tengo a mi cargo hace más de una semana no me has dado un sueldo por eso.
-¿Quieres un sueldo por cuidar a mi hija? Somos compadres, nos ayudamos –Insistí, no la contraté como niñera.
-Lo sé, A veces se sobrepasan las confianzas. Yo bauticé a Ashley, la amo, pero aparte de cuidarla las veinticuatro horas quieres que limpie tu casa y cocine para ti.
-Tampoco te lo exigí, solo lo normal, que limpiaras la habitación, el baño que usaras y la cocina al ensuciarla. Te dejo toda la alacena full, además de que te doy dinero para que compres lo que quieras preparar ¿y te parece abuso de confianza?
-También debo coletear el piso por donde paso -dijo ella con cara seria- lo que digo es que me debes algo por gastar mi tiempo completo cuidando a tu hija por la semana que pasó y si deseas que sea tu niñera requiero un sueldo.
-Ok, te pagaré, no hay necesidad de que te vayas –Me convenció, de igual modo, ser tacaño no era una característica de mi personalidad.
-El taxi me espera afuera. Mi esposo llegó de trabajar por guardia así que debo atenderlo. Me voy, mañana temprano me llevas la niña a la casa, desde ahora la cuidaré allá.
Coloqué una expresión complicada en mi rostro, la señora no me estaba dando opción, debía aceptarlo.
-Anda, mañana temprano te cancelo.
-¿No me puedes dar algo de efectivo? –Insistió.
-No acostumbro a usar efectivo, me hace perder tiempo sacarlo del banco o cajero, además de que no me gusta andar con mi billetera repleta de dinero de bajo valor. Le diré a mi administradora que te los pase a tu cuenta en el transcurso de la mañana.
-Está bien –Con una cara poco convencida salió mi comadre, fui detrás de ella con las llaves para cerrar la reja del frente.
Levanté la mano para despedirme mientras ella se montó en un carro blanco que poseía una franja superior en el vidrio del parabrisas con la palabra impresa taxi. Entré de nuevo a la casa.
Mi mente había olvidado que acababa de cenar en un restaurante y mi estómago no se lo había recordado. –Mejor así, solo tengo que ducharme y prepararme para descansar. Me disponía a entrar a mi habitación cuando un lloriqueo me hizo dirigirme al otro cuarto.
-¿Qué sucede Ashley? -Le dije al cargar a mi hija- ¿Quieres dormir con papá? Ven a dormir con papá.
Sus ojitos abiertos me miraban mientras bostezaba, me contagió su bostezo. Eso es lo que me preocupa de dejar a Yoskarly convertirme en un padre soltero. Se me haría muy difícil para mí.
****
*Narración por Nathalia.
No entendía el significado de la sensación nerviosa en mi cuerpo cuando iba a la escuela un día normal en la mañana.
-‘‘No salí con él. No fue una cita y no nos gustamos –me decía mentalmente cuando el recuerdo de la noche anterior paseaba por mi cabeza y hacía que analizara aquella situación…
…Cuando habíamos llegado a mi edificio él hubiese podido retirar el seguro de niño sin necesidad de bajarse. Asumí entonces que su movimiento fue a propósito, quiso ser caballeroso al abrirme la puerta e intentó despedirse de mí ¿con un beso?... Aún no podía ni creerlo, un hombre que lo tiene todo, al cual todas las mujeres les atraen y tiene una esposa, es imposible que se enamore de alguien como yo; una colegiala menor de edad, la que aparentemente fue un estorbo para él por algunos meses, él mismo lo mencionó en una oportunidad.
-Entonces ¿qué quiere conmigo? –Al formular la interrogante no pensé en nada bueno- Lo más seguro es que me dio la cola a la vez que pagó la cena en el restaurante por lástima. Y me preguntó si me gustaba e intentó darme un beso para más adelante burlarse de mí.
Ingresé al aula de clase con enojo e inmediatamente se disiparon los nervios -Ya conozco esa clase de hombres que juegan con las mujeres. Dije al divisarlo entrar.
-Hola Nathalia.
Volteé y vi a Valeria que me saludaba. Su gesto había dejado de ser frecuente, de igual modo no le negué mí…
-Hola Valeria.
Medio la miré para saludarla y levanté la cabeza en alto sacando mi cuaderno con el objetivo no volver a sentirme humillada. Había demostrado que puedo obtener buena calificación si lo deseo, así que ni una amiga, ni ninguna sifrina, ni ningún profesor podía ya hacerme sentir inferior.
Empecé a escuchar atentamente el contenido que daba el profesor Darwin a medida que copiaba en el cuaderno.
Al terminar la clase me escabullí entre el bululú de mis compañeros evitando que Darwin llamara mi atención. No era de mi interés saber si en realidad le atraía o lo hacía simplemente para molestarme, de igual modo no quería que me vieran hablando sola con él, de esta manera se acabaría cualquier rumor mentiroso que pudiera haber quedado flotando en el ambiente.
Las nueve y media marcaba la hora en mi celular cuando masticaba el desayuno mientras miraba las redes sociales, había comprado dos pasteles de carne y un jugo de naranja, aún tenía minutos libres antes de entrar a la clase de la próxima materia. Me la pasaba sola, así era. Valeria tenía un mes disgustada conmigo, asumía que nuestra distancia sería permanente; mi complejo de inferioridad impedía que hiciera nuevas amistades y eso no me importaba.
Mi vista se situaba fija en mi celular y mi boca succionaba el líquido por el pitillo cuando sentí la presencia de alguien que se sentó a mi lado. Volteé.
-¿Qué quieres Valeria? –Dije de manera seria –La miré y volví a bajar la vista.
-¿Te pondrás con Sofía y conmigo en el trabajo investigativo de historia?
-¿Con ustedes? -Me extrañé que ella me hiciera esa pregunta, si llevaba tiempo evitándome porque decía que yo solo me ponía con ellas para sacar buenas notas.
-Si es de tres personas –insistió.
-No, ya me puse en grupo con Ana –Y era verdad, Ana era amiga de Rachel. Eran poco estudiosas, aunque de vez en cuando respondían por sus trabajos.
-Ah entiendo –Me dijo, bajo la vista. Seguía a mi lado sin decir más nada, intuí que quería formular otra cosa. Así que yo intervine.
-Me extraña que quieres que haga equipo contigo, creí que me odiabas.
-No, no te odio, más bien quiero disculparme, todo lo que pensé mal de ti no fue lógico, me molesté contigo por tonterías y me arrepiento de mi conducta exagerada.
-¿Cómo? –No podía creer lo que escuchaban mis oídos, más bien yo me creía de lo peor y había pensado que era justo que ella se alejara de mí.
-Enserio, no vi las cosas desde otro punto de vista. Sé que has pasado por situaciones difíciles, y te entiendo. Que te hallan criado tus tíos y tu embarazo siendo muy joven no es fácil de superar.
-¿Qué? ¿Quién te dijo? –Interrogué y antes de escuchar una respuesta me acordé. Mi amigo le había comentado algo de mí. Y yo no estaba de acuerdo con eso. Le expresé un poco eufórica- Escucha, lo que sea que te haya contado Raúl puede que sea cierto, pero eso no significa que quiera que me tengan lástima.
-No es por lástima, solo que entiendo tu situación y me gustaría que volvamos a ser amiga y a apoyarnos –Dijo Valeria con expresión melancólica.
-¡No sabes mi situación! Lo que él te dijo no fue ni la mitad de los problemas por lo que estoy pasando, si supieras mas no querrías ni saludarme.
Me levanté del asiento y salí del cafetín dejándola atrás con su compasión.
Había sido un error mío seleccionar de amiga a una niña como ella, probablemente Valeria tenga catorce años, sea virgen y no sepa ni a que sabe una cerveza.
-Yo soy muy diferente, una mujer que le faltan menos de dos años para cumplir la mayoría de edad, fui mala conducta y por ese error ahora sufro la pérdida de una hija que por alguna razón la alejaron de mí. Ojalá sea la niña que está criando Darwin porque si no… me resignaría a hacerle la misa de defunción.