Capítulo 41
1550palabras
2023-04-15 08:00
-¡Nathalia! Espera.
-¿Qué? -Me pareció extraño que Valeria quisiera hablarme, habíamos discutido esta mañana.
-Felicidades por tu exposición y tu recurso de apoyo fue bastante creativo.

-Viste que si pude –dije de manera seria. Creíste que no me grabaría todos los puntos. Todos pensaron que pasaría pena frente a la clase, y hasta el profesor me felicito al terminar.
-Sí, me equivoqué yo…
-¿Te acercaste para felicitarme? Bueno gracias –Agradecí de manera sarcástica y arrogante –Me volteé y di pasos para seguir mi camino- Tenía días tratando de que volviera nuestra amistad y solo al verme sacar buena nota sin su ayuda la hizo darse cuenta de que puedo lograr las cosas por mí misma. Eso me molestó, pensaría primero antes de volver a ser su amiga.
-Hola Raúl –Me topé con mi amigo antes de entrar al cafetín le di mi saludo.
-¿Qué tal Nathalia?
-Bien, nos vemos –le dije sin detenerme a conversar, andaba apurada.

Pedí un jugo de botella y al mirar la hora en mi celular decidí llevarlo y tomarlo en el camino, se aproximaba la hora para entrar a la siguiente materia.
Al dar pasos hacia el interior de la escuela observé a Raúl acercándose a Valeria, sentí curiosidad por su conversación y me escondí detrás de la escalera mientras mis oídos sintonizaban las voces de mis compañeros.
-Qué raro que no estás con Nathalia –le dijo Raúl.
-¿La buscas? Ella estaba por ahí –dijo Valeria señalando al frente y a los lados con el dedo índice.

Me agaché un poco para que no pudieran ver mi cara y seguí escuchando.
-No –dijo Raúl- Ya la saludé ahorita, la sentí un poco seria.
-‘‘Claro’’ –dije para mis adentros- En aquel momento acababa de hablar con Valeria y me fui enojada. Seguí poniendo atención.
-Ella es así, desde que la conocí me pareció muy cerrada y ahora me entero de sus cosas personales por bocas otros. Y eso no me parece adecuado.
-Hay que entenderla Valeria, desde que le paso todo eso le cuesta ser ella misma y confiar en lo demás.
-¿Y qué es lo que le pasó? Ah, la enfermedad, por cierto ¿cuál es esa enfermedad que le llevó a perder dos años de clase? ¿Tú lo sabes? Ella no me lo ha mencionado.
-‘‘¡Oh no!’’ –Exclamé mentalmente, quería interrumpirlos. Raúl estaba a punto de contarle a Valeria sobre mi vida pasada. ¿Será conveniente? Me comía las uñas de la intriga. Quería dar un paso para que notaran mi presencia, pero la intervención de mi amigo me hizo frenar el paso, era tarde.
-No fue por enfermedad, ella estaba embarazada, por eso reprobó un año en esta escuela no permiten llegar en ese estado.
-En serió, eso no lo sabía, ¿ella es madre? ¿Por qué lo oculta? –Valeria preguntó con asombro y mi curiosidad era saber que le iría a responder Raúl.
-Al parecer perdió la niña. Eso la afectó.
-¿Fue un aborto involuntario?
-No, había nacido, pero se le murió a los pocos días.
-¡Ay dios! –Exclamó Valeria.
No observé la seña que hizo. Yo estaba llena de tristeza, mis pupilas se mojaron al recordar la vez que me lo habían hecho saber.
-‘‘Cálmate Nathalia’’ –Me dije a mi misma- ‘‘eso no es verdad, sabes que tu hija está viva’’.
Di un paso para retirarme, pensé que había escuchado suficiente.
-Eso no fue lo que la traumó tanto.
Paré mi caminar al escuchar nuevamente la voz de Raúl.
-¿Y que más sucedió? –Preguntó Valeria con voz casi apagada.
-El encierro la afectó bastante.
-¿Estuvo encerrada? ¿En dónde y por qué?
-En el hospital… por problemas… ella misma.
Yo escuchaba el balbuceo de Raúl. E intuía que probablemente sentía que no debía decirlo. Ella se quedó en silencio tratando de entenderlo.
-¡Valeria, la profesora está en el salón, va a comenzar la clase! –Escuché la voz de Sofía que hablaba alto en el piso de arriba, lanzó la voz por las escaleras para que la amiga pudiera captarla.
-¡Ay! Me distraje, no he visto la hora –dijo Valeria con énfasis.
-Anda, hablamos después –habló Raúl.
-Hasta luego Raúl –Dijo ella entes de escuchar sus pasos sobre mí.
Esperé un poco hasta que Raúl se alejara y subí. Al estar en la misma sección nuestro horario era el mismo. Yo también andaba retrasada para la clase de lenguaje.
Aunque sabía que sería la última en entrar al aula, mis piernas iban muy despacio de la decepción, no estaba agradecida con Raúl por haberle soltado todo eso a Valeria. Y de inmediato me vino la imagen de Darwin, apareciendo en mí una empatía. No era para nada agradable que hablen de ti a tus espaldas. Con razón mi profesor se había molestado fuertemente conmigo. Hay detalles de tu vida que no quieres que nadie lo sepa y por confianza se lo dices a una persona. Y es imprudente que ese individuo se lo riegue a todo el mundo sin permiso.
Aunque me ponga en los zapatos de mi profesor de matemáticas, no aplaudo que me haya tratado con desprecio, total no podemos ser un libro cerrado para siempre.
****
*Narración por Darwin.
-¿La peluquera más joven no ha venido más? –Le pregunté a la encargada del salón de belleza de la calle veintidós.
-¿Nathalia? No, desde la semana pasada no ha llegado ¿Qué hago? ¿Le prohíbo el trabajo si llega a solicitarlo de nuevo? Pasó una vez cuando era manicurista y el desorden de impuntualidad es algo que no perdonamos.
-Si llega para trabajar déjala entrar, es una estudiante y puede que eso sea algún justificativo para faltar.
Me retiré y me introduje en el auto para seguir con otras diligencias de mis negocios.
-¿Por qué dejó de ir? –Me pregunté con las manos en el volante y la vista a travesando el parabrisas- ¿Será que consiguió algún dinero que necesitaba? Quizá se conformó con el pago que le entregué en la fiesta por su participación. De igual forma ella mencionó que reunía para la universidad, un poco raro, aún le faltan dos años.
De inmediato me llegó el recuerdo de la adolescente en el aula. Nathalia se había destacado en la exposición, al parecer las explicaciones particulares que le di en un inicio le sirvieron como un entendimiento base para los demás temas; su material de apoyo fue sorprendente, jamás me hubiese ocurrido elaborar algo tan creativo para dar una clase.
-Pudiera seguir enseñándole si lo desea… aunque.
Me vino la imagen de Yoskarly, tenía días esperándola, si llegaba a encontrar a Nathalia conmigo pensaría que su suposición de que la estaba engañando era correcta. De igual forma dudaba si mi corazón aún quería estar con mi mujer, se la pasaba viajando mucho y ya no me hacía falta, tenía una niñera a cargo de mi hija y eso era suficiente.
En ese momento surgió la incógnita…
-¿Dónde anda y por qué se ausenta tanto tiempo?
Al terminar la supervisión en los salones de belleza me dirigí hacia mi casa y esperé a que callera la noche para realizar una llamada importante.
-¿Aló mi amor?
-Hola Darwin ¿por qué llamas a esta hora? –Dijo Yoskarly a través de la línea telefónica.
-¿Te desperté? ¿Por qué no activas la pantalla para el video llamada?
-Estoy destruida y acostada. Mejor hablamos mañana.
-¿En qué parte estás?
-En Estados Unidos, en un hotel.
-¿Qué hiciste hoy? ¿Te divertiste en Canadá?
-¿Canadá? ¿Qué haría yo en Canadá?
-Usaste una de mis tarjetas de crédito ¿cierto?
-Me llegó una notificación de un establecimiento comercial en Canadá.
-Sí, Fue una compra virtual, ¿crees que estoy paseando alrededor del mundo?
-Si es así, deberías invitar a tu familia –dije en modo jocoso.
-Muy gracioso, me movilizo es por trabajo.
-Pero la próxima vez llevas a tu hija a Disney Landia. Ella te extraña, que no estuviste en su fiesta.
-Ashley ni siquiera sabe hablar. Quizá quien me extrañe es su padre, en estos días vuelvo, necesito tu autorización para montar una sucursal de belleza aquí en Norte América –Ante el comentario de Yoskarly expresé.
-Deja los inventos que no estoy de acuerdo con eso, vivimos bien con las grandes distribuidoras y peluquerías aquí en la ciudad.
Terminó la conversación al colgar el teléfono.
Yo era el que vivía bien, pero Yoskarly era ambiciosa, tanto que mi desconfianza era aún mayor. Probablemente no esté en estados unidos sino en Canadá. Lo supe por la notificación sobre mi tarjeta de crédito.
Me sentía como un tonto al sentir que me engañaba de una u otra manera y yo no hacía nada para averiguarlo. Pero desde ahora me iba a mover en eso.
Otra llamada telefónica tenía que hacer a las doce de la noche. Contrataría a los que fuera necesario para que la espiaran. Ella se había encargado de todo el dinero que me sobraba, tenía el control de mi contabilidad y solo ella la manejaba ¿Estará haciendo crecer las empresas para mí o pensará en ella misma? ¿Viajaría constantemente del país por trabajo o lo hará para estar en compañía de otro hombre? Una ensalada de incógnitas tenía en mi cabeza y estaba dispuesto a darle respuesta una a una.
-Aló, ¿estas actualmente en tu oficina? Rastrea este número telefónico que te envié. Quiero saber dónde mi mujer se encuentra en estos momentos.